Eugenia Martínez de Irujo con su marido, Narcís Rebollo, en la inauguración de la exposición Flamboyant, en el Palacio de Liria. /
Algunas experimentamos un deja vu importante al contemplar ayer la coreografía de la recepción al rey Felipe en el Palacio de Liria . La arquitectura señorial al fondo; la entrada de piedra y arena, típica para la llegada de coches de caballos; la formación de personalidades (varios caballeros y solo una dama) a ambos lados de la puerta; y, sobre todo, el ceremonioso saludo del extremadamente solemne duque de Alba. ¿Esto es el Madrid de 2025 o una escena de Downton Abbey?
Como un caballero de otro tiempo, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo; actual duque de Alba, realizó la reverencia más perfecta ante el rey que hemos visto hasta la fecha. Contemplándole se entiende mucho mejor el estilo y tono que ha adquirido la Casa Alba desde el fallecimiento de su madre, la duquesa Cayetana. La inolvidable aristócrata lideró con alegría femenina y desde una sensibilidad muy popular. Su hijo, mucho más sobrio y circunspecto, imprime ahora su propia personalidad.
Lo que hemos perdido en luz y dulzura, la Casa Alba lo gana en solemnidad institucional, calado histórico y un aristocratismo nostálgico que se cotiza más alto que nunca. Reconozcamos que esta nueva era de la familia noble más importante de España es profundamente masculinay eso, para quien crecimos con la imagen de la duquesa Cayetana tan presente, es un shock. El gesto adusto del duque, el que heredan sus hijos Fernando y Carlos, añaden un plus de trascendencia donde antes hubo ligereza.
Posado del rey Felipe VI, el duque de Alba, la artista Joana Vasconcelos y autoridades, en la entrada del Palacio de Liria. /
Alguien dirá: '¿Pero acaso no hay mujeres importantes en los alrededores del Palacio de Liria que aporten un contraste a tanta sobriedad? Pues claro que sí: nada menos que dos duquesas y una condesa. Sofía Palazuelo, duquesa de Huéscar y próxima duquesa de Alba; Belén Corsini, condesa de Osorno; y Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro. Otra cosa es que pretendan o deseen continuar con el legado de Cayetana Fitz-James Stuart y de qué forma. Por lo que vimos en la inauguración de Flamboyant, la exposición-intervención de Joana de Vasconcelos en Liria, hay matices.
La proliferación de impecables trajes oscuros, junto con el imponente vestido negro de Vasconcelos, confirió un tono circunspecto a la reunión. La artista portuguesa es dueña de un estilo híper femenino, que plasma su genio en enormes y coloristas piezas textiles, bordadas y de ganchillo, muchas veces tentaculares; otras, relacionadas con el universo de las mujeres, como zapatos gigantes o lazos XXXL. Fue la primera mujer artista que expuso en el Palacio de Versalles, en 2012.
La presencia de Joana Vasconcelos no fue suficiente, desafortunadamente, para reclamar a la reina Letizia al Palacio de Liria. Ella habría puesto el contrapunto liviano y burbujeante a la inauguración, aunque tuvo en la figura de Alicia Koplowitz un clon inesperado. La millonaria empresaria, pareja intermitente del duque de Alba, se presentó a la cita con un traje de chaqueta y pantalón burdeos que podría estar en el armario de la reina. Fue una de las escasas notas de color del desapacible día.
Hay que decir que no es habitual que Sofía Palazuelo y Belén Corsini se dejen ver. A diferencia de otras aristócratas que cultivan un perfil público, la duquesa de Huéscar y la condesa de Osorno se adscriben al estilo de vida de los ultrarricos del siglo XXI y rehúyen los focos. Solo en fechas clave podemos observar su estilo y maneras: en celebraciones familiares tipo bodas y bautizos, en algún enclave veraniego mientras embarcan o desembarcan, en la Feria de Abril, donde ambas lucen faralaes para no perder la tradición familiar, en mínimas ocasiones en el Teatro Real y en la Semana Santa.
Las inauguraciones de exposiciones temporales en el Palacio de Liria se han sumado a las escasas fechas en las que podemos contemplar a Palazuelo y Corsini, más bien ausentes del devenir en la influencia de la Casa de Alba. Una invisibilidad que, en el caso de la duquesa de Huéscar, llama muchísimo la atención, pues Sofía trabaja en la empresa especializada en crear eventos exclusivos en lugares singulares vinculados con el patrimonio y arte que dirige su madre, Sofía Barroso Fernández de Araoz . Si ha tenido algo que ver en el proyecto desarrollado por Vasconcelos, como parece lógico, de ello no se ha informado.
Si las duquesas no ejercen de cerebros en estas operaciones artísticas en la Palacio de Liria, sí se las convoca en calidad de influencers. Digámoslo así, ya que ambas acudieron a la inauguración de 'Flamboyant' sorprendentemente vestidas de Dior, patrocinador de la exposición. También lo hizo Carmen Lomana, la tercera 'lady Dior' de la reunión, quien coincidió además con el tono de los looks de sus anfitrionas: siluetas vintage, colores grises y negros y la misma solemnidad que defiende el duque de Alba.
Por suerte, Eugenia Martínez de Irujo se mantiene, irredenta, como depositaria de la luz y la alegría que heredó de su madre, la duquesa Cayetana . Con su melena rubio platino, un elegante vestido blanco y negro de Teresa Helbig y unas divertidísimas sandalias de plataforma fue el contrapunto de color en la reunión. La duquesa de Montoro concedió un bolso de Dior, pero en todo lo demás fue cien por cien ella. Cien por cien Alba. Fue la única que posó para los fotógrafos que aguardaban en el exterior.
20 de enero-18 de febrero
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