RUMORES de embarazo
RUMORES de embarazo
No ha pasado ni un mes desde que Nicolás de Grecia y Chrysi Vardinogiannis desvelaran su noviazgo (el pasado 16 de enero) y su boda en San Nicolás de Rangava, la iglesia más antigua de Atenas. Todo ha ido deprisa, muy deprisa, en la relación entre el 'royal' griego y la heredera. Y, lo peor, no se han dado motivos para justificar tanta prisa en casarse con una amiga 'de toda la vida'. Ella llevó la misma tiara Antique Corsage propiedad de la reina Ana María que en su momento lució Tatiana Blatnik, primera esposa y aún princesa. No se sabe si Pablo, jefe de la familia, mantendrá su título.
Las prisas del príncipe Nicolás por casarse destaparon el principal argumento de los titulares acerca de esta pequeña gran boda: la evidencia de un romance que se solapó con las dos últimas relaciones de los enamorados. La del hijo de Constantino y Ana con la millonaria Blatnik ya en crisis. La de Vardinogiannis, con el director y actor griego Konstantinos Markoulakisun. Antes había estado casada con el cantante sueco de origen griego Stefanos Xypolitas, con el que tuvo dos hijos, de 11 y 12 años. Ambos asistieron a la ceremonia.
Las prisas por formalizar el matrimonio pueden tener que ver con esta circunstancia: una boda neutraliza cualquier escándalo al respecto de infidelidad, mentiras o traiciones. Con el agravante de que la novia es toda una celebridad en Grecia, como hija del multimillonario armador Giorgos Vardinogiannis (que para acompañar a su hija al altar vistió zapatillas de deporte), antiguo presidente del club de futbol Panathinaikos. La otra teoría sospecha de un deseado embarazo: Nicolás de Grecia no tuvo hijos en su primer matrimonio con la venezolana Blatnik.
En las estrechas calles del viejo barrio de Plaka, unas 200 personas esperaban para ver a la novia y a los insignes invitados a la ceremonia, muchos de ellos pertenecientes a familias reales. Fueron no muchos más de medio centenar, como corresponde a unas segundas nupcias que, además, pillan al novio en la cincuentena y a la novia en edad indeterminada. Las ausencias más notables en la familia real griega fueron las del príncipe Felipe y Nina Flohr, multimillonaria suiza. Tampoco acudieron todos los hijos de Marie-Chantal Miller y Pablo de Grecia: faltaron Olympia y Aquiles y Odiseo.
Marie-Chantal Miller y Pablo de Grecia acudieron a la noda del príncipe Nicolás con dos de sus hijos. /
Aunque en un primer momento se barajó que Federico y Mary de Dinamarca acudirían a Atenas para asistir a la boda del príncipe Nicolás, finalmente no aparecieron. Tampoco los platos fuertes de la familia Borbón: los reyes Felipe y Letizia adujeron razones de agenda para no viajar a la capital griega. Elena de Borbón, habitual en las reuniones familiares, tampoco lo hizo. Según Pilar Eyre, jamás celebra segundas nupcias por su profunda religiosidad.
Lo cierto es que no se echó de menos una comparecencia más nutrida desde España, pues sí acudieron Alexia de Grecia y Carlos Morales, con sus hijas Amelia y Ana María, verdadera sensación de la reunión. Además, los vítores a la llegada de la reina Sofía a la iglesia de San Nicolás de Rangava demostraron lo queridísima que es en su tierra y lo mucho que disfruta entre sus paisanos. Le gritaban, en perfecto castellano, «¡viva la reina!', mientras avanzaba junto a su hermana Irene, con muy buen aspecto en su silla de ruedas, y la infanta Cristina, guapísima.
Una vez más, comprobamos lo bien que le sientan las bodas, banquetes y bautizos a la infanta, quien además se mostró de lo más sonriente y feliz, al igual que la reina Sofía. También derrochó sonrisas Marie-Chantal Miller, arropada por parte de su familia.
La infanta Cristina viajó a Atenas con la reina Sofía e Irene de Grecia. /
No estaba prevista una gran fiesta tras la ceremonia religiosa, aunque trascendió que los recién casados y sus invitados se trasladaron al puerto ateniense de El Pireo, para celebrar su felicidad en Castor Place, un histórico almacén de piedra construido en 1900, donde se sirvió la gran cena y, suponemos, el baile. Tampoco fue una extravagancia la preboda, festejada con bastante sobriedad en el restaurante Voulkanizate de Atenas.
Quizá en el ambiente íntimo del banquete de bodas se haya visto a la novia más relajada que en estos últimos días. Los fotógrafos han levantado acta de los esfuerzos de Chrysi Vardinogiannis por ocultar su rostro tras su melena durante la preboda o la timidez con la que posó a la salida de la iglesia, tras su boda. Quizá por ella, Nicolás de Grecia, en su día conocido como el príncipe playboy por sus fiestas con Jemima Khan o la top Elle Macpherson, decía: «Pido discreción: este es un acontecimiento privado».