Paloma O'Shea durante la boda de Sofia Palazuelo y Fernando Fitz-James Stuart. /
La entrega anual de los diplomas de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, fundada hace más de 30 años, es una de las actividades de su agenda que doña Sofía más disfruta. En ella coincide con la fundadora del proyecto, Paloma O'Shea , y disfruta de la pasión que las une a ambas: la música. El legado de O'Shea, que lleva el nombre de la reina, es una de las más importantes labores de mecenazgo de España.
Gracias a este proyecto, se han formado en los últimos 30 años músicos excelentes. La idea de esta escuela surgió cuando Paloma estaba dedicada plenamente a su familia y había dejado a un lado su carrera como concertista. Fue tomando forma en su cabeza y cuando pudo reanudar su profesión, O'Shea se consagró al mecenazgo.
Paloma O'Shea y Artiñano nació en Guecho, en Vizcaya, el 19 de febrero de 1936. Es una de los siete hijos que tuvieron José O'Shea Sebastián de Erice, ingeniero de minas, descendiente de irlandeses y de familia de diplomáticos, y su esposa, María Asunción Artiñano Luzarraga. Los O'Shea han sido una de las familias más influyentes de la alta sociedad vasca y su origen se remonta a más de dos siglos. Paloma sintió, desde muy niña, una fuerte pasión por la música, una pasión que luego transmitió a sus seis hijos, nacidos de su matrimonio con el banquero Emilio Botín . Todos estudiaron piano hasta los 15 años.
Paloma fue una niña seria y responsable y comenzó a estudiar piano a los cinco años. En plena posguerra, sus padres la enviaron a Francia para que continuase sus estudios. Ganó el primer premio de su promoción en el conservatorio de Bilbao. Y comenzó una carrera de concertista. Fue solista con la Sinfónica de Bilbao. Sin embargo, esta carrera se interrumpió al casarse, con tan solo 23 años, con Emilio Botín Sanz de Sautuola, que pertenecía a la aristocracia financiera de Santander.
Era 1959 y el joven Botín acababa de iniciar la ascensión hacia la cúpula del Banco de Santander. Paloma dejó a un lado su carrera y se consagró a su familia. Pero, al igual que durante sus años de estudiante, en los primeros tiempos de su matrimonio, no dejó de acudir a conciertos. Ahora, tampoco.
Paloma O'Shea, junto a su difunto marido, Emilio Botín. /
Cuando sus hijos ya habían crecido, Paloma decidió regresar a su gran pasión, aunque esta vez no como concertista. Se convirtió en la mecenas más importante de la música en España y colocó a nuestro país en la élite mundial de la educación musical. Tenía dinero y amigos influyentes para ayudarla.
El primer proyecto que puso en marcha llegó en 1972: un certamen pianístico que se celebraba en Santander, cada tres años y que era de ámbito nacional. Pero, en 1974, el certamen se convirtió en internacional y su prestigio no hizo más que aumentar. Hoy es el Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O'Shea.
Más tarde, en 1987 nació la Fundación Albéniz, que al principio tuvo su sede en Pozuelo de Alarcón, en Madrid, y, en 2008, pasó a ocupar un edificio en la plaza de Oriente, cerca del Palacio Real y del Teatro Real. Esta Fundación alberga, desde sus inicios, y entre otros proyectos, la Escuela Superior de Música Reina Sofía, uno de los centros de enseñanza musical más importantes del mundo.
En ella se forman los músicos de mayor excelencia, tras pasar unas pruebas muy rigurosas. Por la Escuela Reina Sofía han pasado más de mil alumnos entre los que están Aquiles Machado, Asier Polo, Edar Nebolsin, Juan Pérez Floristán o Wen Xiao Zheng.
Paloma O'Shea, en una imagen de archivo. /
Entre sus profesores figuran Dimitri Bashkirov, Alfredo Kraus o Teresa Berganza y directores como Zubin Mehta, Lorin Maazel o András Schiff. Paloma pudo contar con la ayuda de grandes músicos como Rostropóvich o Larrocha. La reina Sofía apoyó, desde el principio, con entusiasmo el proyecto de Paloma O'Shea. Aceptó dar su nombre a la Escuela y ser su Presidenta de Honor. Desde entonces, doña Sofía ha presidido todos los patronatos y las clausuras de curso, entregando personalmente los diplomas a los alumnos.
La escuela empezó su andadura en cuatro garajes de Pozuelo, en Madrid, en 1991. Paloma O'Shea convenció a Dimitri Bashkírov, pianista; a Zakhar Bron, violinista; a Iván Monighetti, chelista, y Daniel Benyamini, intérprete de viola, para iniciar la enseñanza. Ese primer año, se matricularon 27 alumnos, que pudieron beneficiarse de un método de enseñanza musical rompedor. Para todos sus proyectos, O'Shea pidió créditos al banco de la familia. Y los devolvió.
Viajó por todo el mundo para encontrar el método de enseñanza adecuado. Actualmente, la escuela, que se financia con fondos públicos y privados, cuenta con 154 alumnos de 34 nacionalidades diversas. De todos ellos, un tercio son españoles; otro tanto, latinoamericanos, y el resto, de otros países. El 100% de la matrícula es gratis. El coste de cada alumno al año asciende a 45.000 euros.
Paloma O'Shea y la reina Sofía. /
La Reina Sofía ha impreso al proyecto su compromiso a favor de la música y del papel de los músicos en la sociedad. La música es una de las grandes pasiones de la madre de Felipe VI , junto con la naturaleza y los animales. La Reina Sofía mantiene una estrecha amistad con Paloma O'Shea.
La Escuela Superior de Música Reina Sofía es uno de los proyectos con los que más implicada está la madre de Felipe VI. A la reunión de la Junta de Patronos acuden numerosas instituciones, empresas y organizaciones que apoyan a la entidad y, a título personal, nombres propios como el de Ana Botín .
Antes del inicio de la reunión del patronato, O'Shea y la reina Sofía se muestran cómplices y comparten confidencias y risas. Las dos son buenas amigas unidas por su pasión por la música. El legado de O'Shea son sus seis hijos, 20 nietos, 4 bisnietas… y 800 descendientes espirituales, que son los alumnos de la escuela. «Es mi descendencia…», aseguraba en una entrevista hace unos años.