Así fue la primera boda aristocrática de Letizia, la de Laura Ponte y Beltrán Gómez-Acebo: tímida, guapísima y enamorada

Solo cuatro meses después de su boda con el entonces príncipe Felipe en la catedral de la Almudena, Letizia tuvo que hacer frente a su primera boda familiar aristocrática. También al primera a la que asistió como princesa de Asturias . Se casaban la modelo Laura Ponte y Beltrán Gómez-Acebo , el cuarto de los hijos de la infanta Pilar de Borbón, duquesa de Badajoz, y sobrino del rey Juan Carlos.

Era septiembre de 2004 y fue uno de los enlaces del año, en La Granja de San Ildefonso, en la Insigne Real Iglesia Colegiata, antigua capilla del palacio, la asistencia de 500 invitados, entre los que se encontraban las modelos Nieves Álvarez y Martina Klein, la princesa Beatrice de Orléans o Carmen Cervera.

También se pudo ver al príncipe Haakon de Noruega, que acudió sin su esposa, la princesa Mette-Marit, a Ana de Francia, duquesa de Calabria y esposa del infante don Carlos, a María Gabriela de Saboya, hija del rey Umberto II, y antiguo amor de juventud de don Juan Carlos, o a Cristina de Borbón-Dos Sicilias, hija de Ana de Francia, y su marido, Pedro López Quesada.

También asistieron varios miembros de la familia real búlgara: Kardam y su esposa, Miriam Ungría , príncipes de Tirnovo; Kubrat y Carla Royo-Villanova, príncipes de Panagiúristhe, y Konstantin junto a María García de la Rasilla, príncipes de Vidin. También asistió la gran duquesa María de Rusia, muy amiga de la familia.

Desde primera hora de la tarde, centenares de vecinos de La Granja se habían colocado en los alrededores del palacio para ver a los novios y a sus invitados. Cuando faltaban diez minutos para las seis de la tarde, la hora prevista para el enlace, el novio, Beltrán Gómez-Acebo llegó del brazo de su madre y madrina, la infanta Pilar, hermana mayor de don Juan Carlos.

Él vestía chaqué y ella un traje amarillo con blusa en tonos malva y mantilla española. Poco antes, había llegado la familia de la novia. Su madre, Marcela Martínez Zapico y su hermana Rosa, que fue testigo de la boda. Jacobo Ponte, el único hermano de Laura, llegó con su mujer Isabel de Peñalosa, hija de los vizcondes de Altamira.

Don Juan Carlos y doña Sofía llegaron a La Granja acompañados de los duques de Lugo, la infanta Elena y Jaime de Marichalar , y los duques de Palma, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. Su llegada coincidió con la de la novia. Los reyes entraban en el mientras Laura Ponte y su padre y padrino, José Manuel Ponte, descendían del coche. El día anterior, los novios habían ofrecido una fiesta para 200 invitados, entre los que estaban don Felipe de Borbón y doña Letizia, que fueron los primeros miembros de la Familia Real en llegar a la Iglesia.

Los reyes don Juan Carlos y doña Sofía posaron a la salida de la ceremonia con los novios y los padres de él, la infanta doña Pilar , hermana del rey, y su marido. Los (entonces) Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, actuaron como testigos de los novios. Les unía una gran amistad con los novios, Laura y Beltrán. Fue en unas vacaciones con don Felipe y doña Letizia cuando Laura y Beltrán se comprometieron. Los reyes asistieron también a la fiesta que se celebró en junio con motivo de la petición de mano, en casa de la infanta doña Pilar.

Don Felipe actuó como testigo por parte del novio, su primo Beltrán, mientras que doña Letizia fue testigo de la novia. Beltrán fue uno de los miembros de la familia que realizó una de las lecturas de la boda del atual rey y entonces príncipe, a la que asistió con Laura. Se decía en esa época que Laura daba algún que otro consejo a doña Letizia, aunque la modelo, siempre muy discreta, lo negó. Doña Letizia y Laura se sentían unidas también por su apego a Asturias. Laura es gallega de nacimiento, pero siempre se ha sentido asturiana de adopción, porque allí pasó sus primeros años de vida.

En esta ocasión, Letizia confió de nuevo en el modisto Lorenzo Caprile , como ya había hecho en la cena previa a su boda y en el enlace de los príncipes de Dinamarca, Federico y Mary. Lució un conjunto de dos piezas compuesto por un top tipo corpiño en color negro con un pronunciado escote corazón y una falda roja con bordados en negro, de estilo goyesco. Se recogió el pelo y lució los pendientes de brillantes en forma de flor regalo de boda de sus suegros. Doña Letizia estaba radiante y, en ningún momento, pudo apreciarse en ella un gesto de incomodidad. Parecía totalmente integrada en su familia política.

Laura Ponte confió en Miguel Palacio, uno de sus amigos más íntimos. Era un sencillo vestido de talle bajo decorado con un cordón de paillettes a modo de cinturón bajo. Era de inspiración años veinte y Art Decó, en color nácar, de manga larga y cuello caja y realizado en muselina de seda. La modelo completó el diseño con un velo de encaje de Bruselas que sujetó con una diadema de brillantes y zafiros cedida por la infanta Pilar, al estilo de los años veinte, sobre la frente. Llevaba también un abanico diseñado por ella misma junto a la firma Loewe y unos pendientes que le prestó su tía materna, Laura Zapico.

Tras la ceremonia, los novios y sus invitados se trasladaron a una casa esquileo del siglo XVIII de Cabanillas del Monte, a unos diez kilómetros de La Granja. La finca era propiedad de los vizcondes de Altamira del Vivero, padres de Isabel de Peñalosa, esposa de Jacobo Ponte, y cuñada de Laura y Beltrán. Laura supervisó todos los detalles de la decoración, con manteles de hilo blanco y muchas velas, con ayuda de Jorge Varela y Luis Gallussi.

Sin embargo, el matrimonio de Laura y Beltrán duró poco . La pareja anunció su separación, en 2010 y se divorció en 2011. Cinco años después, Beltrán dio de nuevo el sí, quiero a la relaciones públicas Andrea Pascual, en una ceremonia civil, muy íntima, y celebrada en casa de la infanta Pilar. estuvieron invitados tanto los reyes Don Felipe como Doña Letizia, así como la reina Sofía y el rey Don Juan Carlos, al que se le pudo fotografiar llegando en su coche oficial. Por su parte, Laura no se ha vuelto a casar, aunque se le han conocido varias parejas, entre ellas, Mario Conde Jr. y Beltrán Cavero de Carondelet, hijo del Marqués de Portugalete y sobrino de Esperanza Aguirre, hoy marido de Alejandra de Rojas, hija de los difuntos condes de Montarco.