MALOS RECUERDOS
MALOS RECUERDOS
El 15 de agosto la princesa Ana de Inglaterra, hermana del rey Carlos III, ha cumplido 73 años. Son muchos los capítulos de su vida, especialmente la amorosa, que han recibido atención a lo largo de los años de su vida, pero quizás hay un capítulo del que se tiene menos constancia y que para ella supuso un susto enorme. Hablamos de un intento de secuestro, que, afortunadamente, se pudo solventar de una manera favorable para la hija de Isabel II.
El 20 de marzo de 2024 se cumplirán 40 años de este suceso en el que también se vio salpicado su ahora exmarido, Mark Philips. Por fortuna, un boxeador que pasaba por allí intervino y logró abortar el secuestro que, además, se saldó sin víctimas mortales. Esto sucedió cuando el matrimonio regresaba en su coche al palacio de Buckingham. Como si de una película de acción se tratase, un Ford Escort se interpuso en su camino. Su conductor, Ian Ball, esgrimió una pistola como mayor argumento para que los ocupantes del vehículo siguieran sus órdenes.
Fueron unos segundos que se hicieron eternos. Ian Ball apuntó a la princesa Ana, de solo 23 años, tras haber disparado a su chófer, Jim Beaton, que no logró devolver el tiro porque se le había encasquillado el arma, a un policía y a un periodista, Brian McConnell, que pasaba por allí y que pudo narrar de primera mano todo lo que había sucedido.
Ahora, a hechos consumados y constatado que no hubo víctimas que lamentar, podemos decir con humor que el secuestrador no se había preparado a conciencia su ataque, como lo hubieran hecho los protagonistas de La casa de papel, por poner un ejemplo contemporáneo de ficción.
El héroe de esta situación fue, sin embargo, el boxeador Ronnie Russell, quien a primera vista pensaba que se encontraba ante un accidente de tráfico. Sin embargo, muy pronto se dio cuenta de que lo que ocurría era muy distinto. Logró reducir al agresor con un golpe en la cabeza y abortaba el secuestro. Según relató después, la princesa Ana, pese a su juventud, se mantuvo muy serena, y le recomendó al secuestrador que se marchara, pero Russell le volvió a golpear lo más fuerte que pudo y le dejó tendido en el suelo.
La princesa Ana en los años 70, cuando sucedió el intento de secuestro.
Su buena acción no pasó inadvertida y la propia Casa Real tomó cartas en el asunto, según el propio Russell desvelaría a Daily Mirror. La soberana ordenó que se le pagara la hipoteca de su casa, lo que para él fue trascendental, porque se encontraba en un momento económico muy delicado. El boxeador asegura que estaban a punto de desahuciarle y de esta manera fortuita logró salir del atolladero.
Más allá de la compensación económica, hubo una recompensa simbólica, porque se le otorgó la Medalla de Jorge (George Medal). Estamos hablando de una condecoración civil que creó el rey Jorge VI destinada al reconocimiento de actos de gran valentía. Y este caso fue paradigmático en este sentido.
Son muchas las personas que han recibido este reconocimiento, pero queremos recordar uno muy especial, el del español Ignacio Echevarría. Un español que se recuerda con el sobrenombre del héroe del monopatín, que se enfrentó a los terroristas que perpetraron el atentado de Londres el 3 de junio de 2017 y cuyo valeroso arrojo le costó la vida.
Volviendo al boxeador que nos ocupa, hay que destacar que años más tarde subastó la medalla, que obtuvo en la puja 50.000 euros. Una cantidad nada desdeñable que le sirvió para sufragar algunos gastos derivados de los problemas de salud que venía arrastrando, pues, según parece, le habían dado varios infartos.
La princesa real Ana, en una fotografía reciente. / /
Ahora lleva una vida mucho más plácida en Bristol y en su memoria resuenan todavía las palabras que le dijo la reina Isabel II al hacerle la entrega de la medalla en el Palacio de Buckingham: «Quiero darte las gracias, no como Isabel II sino como madre de Anne».
En cuanto al frustrado secuestrador, no hay que olvidar que en el momento del intento de secuestro tenía 26 años y estaba desempleado. Según parece, quería pedir un rescate de tres millones de libras esterlinas. Después de pedir disculpas y declararse culpable en el juicio, su sentencia determinó que debería pasar 41 años en Broadmoor, un hospital psiquiátrico de alta seguridad en Berkshire. Padece de esquizofrenia y, según comentó, había descubierto los planes de la princesa Ana para ese día llamando a la oficina de prensa. Aunque hace unos años protagonizó una huelga de hambre y se definió como «prisionero político», todo parece indicar que no ha vuelto a protagonizar ningún incidente relevante.