una colección singular

La extraña obsesión del príncipe Andrés de Inglaterra por los peluches y lo que exigía al personal de servicio

Varios ex trabajadores han hablado sobre cómo era su relación con el príncipe Andrés y dejan al descubierto una de sus pasiones más íntimas.

El príncipe Andrés, con su hermano, el rey Carlos III. / GTRES

Bruno Mulero
Bruno Mulero

A consecuencial del caso Epstein, que vuelve a estar de actualidad tras la desclasificación de documentos judiciales vinculados al proceso, el príncipe Andrés fue desterrado de la familia real británica. Su refugio es la mansión Royal Lodge, una residencia perteneciente a la corona que tiene en alquiler durante 75 años. No está solo, también vive allí su ex-mujer Sarah Ferguson , con quien mantiene una excelente relación y que incluso asistió al funeral de la reina Isabel II.

En los últimos meses, Royal Lodge ha sido disputada entre el rey Carlos III y Andrés. El pasado mes de septiembre, se reveló que el duque de York podría continuar viviendo allí mientras invirtiera en la renovación y mantenimiento de la propiedad, como había hecho anteriormente. Consta de 30 habitaciones, piscina y hasta capilla privada.

Su colección al descubierto

Tras atrincherarse y ganar la pelea con su hermano, ahora una mujer de su servicio ha dado más detalles a propósito de la residencia en litigio. Charlotte Briggs trabajó para el entonces matrimonio a mediados de los años 90 y ha asegurado al periódico The Sun que el príncipe tenía 72 peluches en su habitación. Tenían que estar ordenados por tamaños, estando los más grandes atrás del todo y los más pequeños adelante.

«Tan pronto como conseguí el trabajo me hablaron de los ositos y explicaron cómo los quería. Incluso tuve un día de entrenamiento. Todo tenía que estar perfecto. Era tan peculiar, pero a él le encantaban los ositos y fue muy claro sobre cómo quería que estuvieran dispuestos», ha manifestado. Según su testimonio, los dos ositos favoritos tenían que estar sentados en tronos de caoba. Por otro lado, según una persona que trabajó en su equipo de seguridad, Paul Page, tiene tres cojines que se llaman 'Daddy' (Papi), 'Duck' (Pato) y 'Prince' (Príncipe). Además, posee dos hipopótamos de juguete que son imprescindibles en su habitación.

Un palacio que acabó en manos de Andrés

El príncipe Andrés se mudó a su actual residencia en 2004 con sus dos hijas, Beatrice y Eugenia de York. En 2008, fue cuando se trasladó Ferguson a la vivienda. Desde que saltó el escándalo de su vinculación con el caso Jeffrey Epstein , el duque se ha encerrado a cal y canto Royal Lodge y apenas se ha dejado ver en público.

Su última aparición fue este verano cuando saltó la imagen de Andrés, Kate y Guillermo en el mismo coche hacía Balmoral para asistir a un servicio religioso. Muchas fueron las críticas hacía los príncipes de Gales por esta controvertida fotografía y es que, cualquier ápice de acercamiento al que fuera el hijo favorito de la reina Isabel II está muy mal visto, por lo que sigue habiendo un severo cordón sanitario en torno a su figura.

Mientras tanto, sus hijas, Eugenia y Beatriz de York siguen siendo los grandes apoyos, no solo de sus padres sino del resto de la familia. Por un lado, Eugenia está volcada en la crianza de sus dos hijos, Ernest y August. Junto a su marido, Jack Brooksbank, divide su tiempo entre Reino Unido y Portugal. Por otro lado, Beatriz es la más mediática de las dos a sus 35 años cumplidos el pasado mes de agosto.

Pese a mantenerse al margen del distanciamiento entre Guillermo y Harry , ambas hermanas sí que mantienen una gran amistad con el pequeño. En la coronación de Carlos III, el marido de Meghan Markle se sentó al lado de sus primas e incluso en alguna ocasión se le ha podido ver cenar en Santa Bárbara con Beatriz de York y su marido.

No obstante, no es el único litigio en el que han tenido que mantenerse al margen. No se han pronunciado sobre la disputa de la actual residencia del duque de York, que sigue teniendo sus peluches como a él le gusta. Siempre y cuando, claro, demos credibilidad a lo que dice la que fuera una de sus trabajadoras.