UNA FECHA HISTÓRICA

Así fue la extraña reunión en la que el príncipe Felipe comunicó a la prensa su ruptura con Eva Sannum: un café con sabor amargo

La Casa del Rey había convocado a la prensa para una pequeña celebración navideña y para hablar de la agenda de los reyes Juan Carlos y Sofía.

Eva Sannum y el príncipe Felipe en la boda de Haakon y Mette-Marit. / GETTY

Juanra López
Juanra López

Siempre que hablamos de cualquier familia real surge inevitablemente una retórica propia de una novela romántica o si lo prefieren de cuento de hadas. En estos códigos gustan mucho los amores imposibles, lo que pudo haber sido y no fue, las heridas que no cierran… Sin embargo, en la vida real, una vez nos apeamos de nuestras ensoñaciones, se impone el pragmatismo. El príncipe de Asturias, ahora Felipe VI , y Eva Sannum rompieron porque su relación no podía ser. Lo demás, seguramente, será buscarle tres pies al gato.

Nos tenemos que remontar al 14 de diciembre de 2001 para entender cómo sucedió y clarificar algunos flecos que tantos años después siguen coleando, una vez que ambos protagonistas rehicieron sobradamente sus vidas con una distancia física que frisa los 3.000 kilómetros. Felipe VI llegó al trono antes de lo previsto por los escándalos cada vez más difíciles de asumir de su padre, el rey Juan Carlos, y Eva Sannum tiene su propia agencia de publicidad y un enorme predicamento en su profesión.

El día de autos, la prensa que habitualmente seguía a los reyes Juan Carlos y Sofía habían sido convocados a Zarzuela por Fernando Almansa, en aquel entonces jefe de la Casa del Rey, so pretexto de tomar un café como anticipo de la Navidad, comentar la agenda de los reyes con motivo de la inminente presidencia de la Unión Europea el siguiente semestre y también la de su hijo, en su pujante papel de príncipe heredero .

El momento dramático, en términos narrativos, se produjo cuando Felipe de Borbón y Grecia hizo su entrada en el saloncito de Zarzuela donde estaban reunidos. Una entrada en apariencia espontánea, para que le invitasen a tomar un café y charlar distendidamente. Sin embargo, detrás de esa sonrisa que esgrimía se apreciaba cierta pesadumbre, según fuentes a las que ha tenido acceso Mujerhoy.

Un vestido escotado y una copa, dos elementos incómodos

Lo que el príncipe Felipe iba a comunicar no era fácil para él. Unos meses antes, el 25 de agosto de 2001 había acudido a la boda de Haakon y Mette-Marit de Noruega . Entre las invitadas se encontraba Eva Sannum, con quien al parecer la publicista tenía una relación de amistad de la que en todos estos años no hemos tenido noticias, y convenientemente se realizaron unas fotografías en las que el aspirante al trono español y la exmodelo aparecían en animada charla.

Los exégetas de esa portada de ¡Hola! achacan la ruptura a dos errores supuestamente de bulto en términos de protocolo y buen gusto por parte de ella, cómo no. A saber, el escotado vestido azul que completaba con un chal en un azul casi klein, y que saliera en las fotos tomándose una copa. Confundir la anécdota con la categoría es un error en el que incurrimos habitualmente.

Esta no fue una excepción, pero la verdad del cuento es que Eva Sannum no pasó la prueba de la opinión pública española, signifique esto lo que signifique… Porque, hasta donde sabemos, no se hicieron estudios para sondear o testear el pulso de la calle.

Eva Sannum, en su etapa de modelo. / GTRES

Eva Sannum no parecía la opción idónea para llegar al trono de España, como tampoco les pareció a algunos la elección de Letizia Ortiz, por ser una mujer divorciada a la que se le atribuían convicciones de izquierdas e incluso republicanas. Los más clasistas esgrimían incluso el argumento de « la hija de una sindicalista y la nieta de un taxista«.

Sea como fuere, en esa sorpresiva reunión con los periodistas, el príncipe Felipe abordó la cuestión de su ruptura sin eufemismos: «Quiero comunicaros la decisión que hemos tomado Eva y yo. Por razones personales y particulares, cada uno seguirá su camino en la vida. Hemos decidido acabar nuestra relación personal».

En las Casas Reales existe un protocolo casi metafísico, si no se comunica no existe un noviazgo aunque haya millones de evidencias que lo corroboren. Y siempre va vinculado a un compromiso matrimonial. O como diría Juan Gabriel, «lo que se ve no se pregunta».

Fue algo insólito que el príncipe de Asturias anunciara informalmente la ruptura de una relación que nunca se había comunicado, pese a que había durado cuatro años, y que diera tantas explicaciones. Que la decisión se había tomado de mutuo acuerdo, que no habían recibido presiones, que no había primado lo institucional frente a lo personal…

Los testigos presenciales nos cuentan que el lenguaje corporal del príncipe Felipe delataba cierta tristeza y agobio y encontraban algunas discrepancias entre lo que decían sus palabras y lo que realmente significaban. Quizás para corroborar esta hipótesis no haya más que evaluar lo sigiloso que fue en su relación con Letizia Ortiz y cómo después de que Terelu Campos tuviera conocimiento de este noviazgo y amagara con decir el nombre de la periodista anunciaron su compromiso matrimonial en un día tan insólito como el 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos.