El rey Carlos III parece tener heredero, su hijo el príncipe Guillermo. Los ataques de ira del rey del Reino Unido podrían indicar una demencia senil, pero todas las manías hacen deducir a los psicólogos otra cosa: un Transtorno Obsesivo Compulsivo. Entonces, ¿el caso de su hijo es genético o es parte de su carácter?
Los giros inesperados Guillermo, príncipe de Gales , los ha expuesto Robert Lacey, colaborador de la serie The Crown. El autor ha investigado la relación íntima de los príncipes Guillermo y Harry en su libro Batalla de hermanos y ha mostrado que el conocido como duque de Cambridge tampoco sabe controlarse.
La psicóloga clínica y profesora en la Universidad Francisco de Vitoria Inés Bárcenas señala que esta actitud es el resultado de una violencia intrafamiliar repetida. El hijo aprende de su padre a no saber lidiar con el sufrimiento: «No se le ha mostrado cómo tratar los traumas. ive en represión, incapaz de hablar y comunicarse, como le ocurre a muchos británicos». En definitiva, la sensación de estar abrumado saca a borbotones las emociones al rey de Inglaterra y a su primogénito.
Su temperamento se agrava por las responsabilidades que tiene, el hecho de ser el hermano mayor. Según Lacey, le pareció que Harry se estaba precipitando en su historia de amor con Meghan Markle. Su hermano pequeño le preguntó si estaba preocupado por él o por la «firma», si la institución estaba por encima de sus lazos.
Pero Guillermo ha convivido con la desilusión familiar. Comenzó cuando era muy pequeño y quizás algunas particularidades son las que explican por qué tiene comportamientos tan polémicos. El príncipe mayor ha sentido una cámara que lo ha apuntado y perseguido durante todo su crecimiento. En su adolescencia, el internado en el que estaba entregaba los periódicos nacionales a diario, menos cuando los padres del príncipe eran la noticia: Para evitarle un disgusto no repartían el diario a ninguno de los alumnos.
La relación de idas y venidas de Carlos y Diana de Gales le perturbaba, y lo empeoraba la amante de su padre, Camilla Parker. Fue como una presencia que estuvo latente toda su vida y que se materializó en 1998, cuando la conoció por primera vez. Tras ese encuentro, la actual reina consorte estaba agotada. «Necesito un gin-tonic», confesó.
Si Carlos III tiene unas maneras bruscas, Guillermo se excede. Tras uno de estos encontronazos, Camila Parker no pudo evitar confesar a sus amigos la tensión entre ellos. Fue después de 2005, año en el que se casaron el actual Carlos III y ella, duquesa de Cornualles.
«Las disputas habían sido estremecedoras, con Guillermo gritando y Carlos sometiéndose dócilmente. En el reino de Guillermo, todo tenía que ser perfecto. Si su padre no lograba estar a la altura de la visión de su hijo, soltaba su rabia», describió el autor en el diario Daily Mail.
Guillermo también se enfureció con madre 10 años atrás, en 1995. Ocurrió justo después de que Lady Di concediera al periodista de la BBC Martin Bashir la famosa y polémica entrevista en la que dijo que en su relación eran tres.
Lacey tilda lo que sucedió de « infierno desatado». El hijo estaba fuera de sí porque la princesa de Gales había hablado mal de su padre. «Comenzó a gritar y a llorar, y cuando ella trató de abrazarlo, él la empujó», recuerda. Al día siguiente, el heredero se disculpó con su madre por su mal genio y le regaló un ramo de flores. «Pero ella sintió que se había hecho un daño irreparable», asegura el escritor
Madre e hijo tenían una relación complicada. Lo refleja la anécdota que surgió en una cena de un grupo de periodistas con Carlos III y el príncipe Guillermo, quien estaba en plena adolescencia. La periodista Bel Mooney llevó a su hija y esta estuvo hablando con el heredero, quien le dijo: «Papá no me avergüenza; mamá, sí«.
A Guillermo es muy difícil pararle los pies. Según el libro William At 40: The Making Of A Modern Monarch, escrito por Robert Jobson (experto en la monarquía de los Windsor), tiene un temperamento feroz. «[Guillermo] Puede estallar en cualquier momento, normalmente cuando está frustrado o cuando son problemas relacionados con su familia», cuenta el escritor.
La mejor y única solución es su mujer, a quien Jobson describe como «tranquilizadora». Kate Middleton es la que tiene los pies en la tierra.
20 de enero-18 de febrero
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