No aprende La última polémica del príncipe Laurent, el «segundón» de la corte belga, que podría llevarle de nuevo ante los tribunales

El hijo menor de Paola de Bélgica, el príncipe Laurent, siempre se ha metido en problemas, pero quizá su próxima visita a los juzgados sea la gota que colme el vaso de la paciencia del rey Felipe.

El príncipe Laurent de Bélgica junto a la princesa Claire. / Gtres

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Si todas las familias reales tienen una oveja negra en la belga no es difícil detectar al elemento discordante: es el controvertido hermano menor del rey Felipe de Bélgica, el príncipe Laurent . Un «segundón» más de las cabezas coronadas europeas que no zanja una polémica y ya está empezando otra nueva, sólo que, esta vez, podría acabar ante los tribunales.

El hermano más controvertido del rey belga se encuentra en una situación, cuanto menos, delicada. En 2008, con muy mal ojo o bastante mala suerte invirtió a través de la fundación Global Sustainable Development Trust en un proyecto de reforestación en Libia, iniciativa que llegó a bautizar como «el proyecto de mi vida» y que le llevó a hacer que sus hijos estudiaran árabe para instalarse en Trípoli. Pero en 2010 el gobierno libio dio por terminada dicha colaboración con la fundación y la empresa del príncipe quebró.

La segunda parte de este negocio ruinoso llegó cuando en 2014 el royal reclama al gobierno libio una indemnización de 50 millones de euros por incumplimiento de contrato. El tribunal de Bruselas le da la razón, pero Libia no paga, por lo que el príncipe se dedica a perseguir a políticos de su país para que le apoyen y presionen al país africano. Ese apoyo nunca se produjo, ni siquiera cuando el Ministerio de Finanzas tiene potestad para «descongelar» 14.000 millones de euros libios depositados en Bruselas y congelados por una sanción de la ONU.

El tercer acto del drama se ha convertido en el plot twist del verano: el royal está siendo sometido a una investigación judicial porque la Autoridad Libia de Inversiones (LIA), propietaria del dinero «congelado», le acusa de extorsión, fraude e influencia ilegal. Básicamente afirman que el príncipe ha usado su poder palaciego para influir en los jueces e intentar que le devuelvan su inversión.

¿Y cuál ha sido la reacción del hijo menor de la reina Paola de Bélgica ? Básicamente reírse públicamente de la denuncia a la que ha calificado a través del medio Het Laatste Nieuws de «tontería», «ataque personal» y «ridiculez». Ninguna novedad en cuanto al tono de su defensa ya que el príncipe Laurent acostumbra más a salir en la prensa para mal que para bien.

El príncipe Laurent: el reverso escandaloso del rey Felipe de Bélgica

Mientras el rey Felipe de los belgas, criado bajo el ala de los muy grises Balduino y Fabiola de Mora y Aragón , se ha convertido en uno de los monarcas menos llamativos de toda Europa, su hermano pequeño ha sido, desde siempre, todo lo contrario.

Apuntaba maneras cuando de joven se atrevió a llamar a su madre, Paola de Bélgica, «la puta italiana». También cuando se enamoró hasta el infinito y más allá de una cantante que, obviamente, no tenía madera de princesa. Su pasión por los coches que pueden ir a 300 km/h (y conducirlos a esa velocidad) también ha llenado páginas de sucesos y cotilleos, así como sus desplantes públicos: como cuando no le dejaron que un amigo musulmán fuera padrino en el bautizo católico de su hja y se negó a que la niña tuviera padrinos(de hecho tiene dos madrinas), se marchó sin saludar a los políticos en el desfile del Día Nacional de 2019 o dejó plantada a su madre octogenaria el día de su cumpleaños.

El príncipe Laurent en el Día Nacional de su país en 2023. / / GETTY

Su ojo para los negocios tampoco es el mejor y suele acabar en los periódicos. En 2006 vendió la exclusiva de las imágenes de sus gemelos a través de la agencia Isopix, y el Primer Ministro belga se vio en la obligación de recordarle que la familia real cedía los retratos de sus hijos gratis. Entonces afirmó que no había cobrado nada, pero la realidad es que sólo un medio consiguió la exclusiva de las imágenes.

Ese mismo año recibió su primer susto judicial cuando fue acusado de malversación de fondos de la Marina para la reforma y decoración de la Villa Clémentine, en Bruselas, en la que vive de forma gratuita. Al final, el príncipe no fue acusado, porque la constitución belga le otorga inmunidad, pero los contratistas y su asesor sí y le tocó asistir al juicio y declarar durante 16 largos minutos. El asunto, para él, se resolvió haciendo que la entidad que gestiona la villa devolviera los 185.000 euros que había recibido indebidamente.

Sus finanzas quedaron recortadas debido a este escándalo, ya que todos los gobiernos regionales que colaboraban aportando fondos a la ONG del príncipe redujeron esa colaboración al mínimo posible. Una reducción de ingresos que no sería la última que viviría el hermano del rey. En 2017 decidió por su cuenta y riesgo presentarse en uniforme en un acto oficial en la embajada china, algo para lo que no pidió permiso ni al gobierno ni a su hermano. La respuesta del Ejecutivo belga fue rebajar su asignación anual de 300.000 euros a 262.000. Laurent demandó al gobierno de su propio país por ello.