Kitín Muñoz, Kalina de Bulgaria y su hijo Simeón, cuando vivían en Marruecos. /
«Estamos muy orgullosos de él y está siendo un verano fabuloso», nos decía Kitín de Bulgaria a propósito de su único hijo, Simeón, fruto de su matrimonio con la princesa Kalina de Bulgaria hace algo más de un año. El joven, que ahora cumple 18 años, vivía un verano muy especial en ese momento. «Tanto en Seúl como ahora en este campamento en España está divirtiéndose, pero también aprendiendo mucho y apreciando grandes valores como la responsabilidad y el compañerismo», comentaba el aventurero y Embajador de Buena Voluntad de la Unesco en conversación telefónica.
«Simeón es un chico muy deportista. Ya comenzó en Marruecos con el king fu, la vela, y en Bulgaria se hizo especialista en esquí y snowboard. Casi desde que tiene uso de razón hace deporte. Del colegio sale a las cuatro de la tarde y enfrente hay un gimnasio, al que, con nuestro permiso, se apuntó el solo. Practica la halterofilia, que en Bulgaria es el deporte nacional», nos comentaba Kitín Muñoz ..
Posteriormente, Kitín Muñoz y la princesa Kalina acompañaron a su hijo a Seúl, donde el joven de 16 años tuvo la oportunidad de perfeccionar un deporte que ya practica desde que tenía 12 años. Es más, durante esta estancia de dos semanas mejoró considerablemente su destreza en este deporte que practican 150 millones de personas en el mundo y que nació precisamente en Corea en 1948, antes de la división que los mantiene completamente apartados.
Pues bien, el taekwondo es un lazo que une a este país dividido en dos y por este motivo, Kitín y Kalina desvelaban a la publicación francesa Point de Vue que querrían que fuera reconocido como patrimonio inmaterial de la Unesco. Una causa en la que van a colaborar con las autoridades pertinentes para poder llevarlo a cabo. En este sentido, debemos destacar que la princesa Kalina fue nombrada durante una ceremonia celebrada en Seúl embajadora mundial del taekwondo para la juventud.
Posteriormente, el príncipe Simeón Hassan recaló en España, donde disfrutó del Campamento de Orientación Militar don Pelayo, en Miraflores de la Sierra, Madrid. Fueron dos semanas que, según nos desveló Kitín Muñoz, su hijo había disfrutado mucho y a su conclusión tanto su madre, la princesa Kalina, como él, pasaron a recogerlo.
Recordemos que Kitín de Bulgaria es boina verde y siempre ha defendido sus valores, como también aparece publicado en su libro Boinas Verdes Españoles. En este campamento militar su hijo Simeón, coincidió con niños, adolescentes y jóvenes de entre 7 y 21 años, pudo conocer de cerca cómo funcionan las fuerzas y cuerpos de seguridad del estados. O, como reza en los estatutos de la organización, «vivir su propia aventura».
Kalina de Bulgaria y Kitín Muñoz, con su hijo, Simeón Hassan,a quien han dado una educaicón muy cosmopolita.. / /
«Como te puedes imaginar, se me cae la baba con mi hijo porque vengo de una familia militar. Mi abuelo lo era, mi padre, mi tío abuelo era ayudante de campo de Alfonso XIII…», nos comentaba Kitín, a quien le planteamos si tanta actividad extraescolar no desvía al príncipe Simeón de sus objetos académicos, pero nada más lejos.
« Estudia en el British School de Sofía y va un curso por delante de su edad», nos explicaba. «Además, habla seis idiomas, el búlgaro como cualquier otro búlgaro, el otro día nos lo dijo un taxista, a propósito de su acento y sintaxis, el español, el árabe clásico y el árabe dialectal, dariya, que se habla en el norte del Magreb, y el inglés, su idioma académico, y el francés».
Simeón Hassan, que ha tenido una vida muy cosmopolita entre Madrid, Marruecos y ahora Bulgaria, lo que permtie estar mucho más cerca de sus abuelos, Simeón de Bulgaria y la siempre elegante Margarita Gómez-Acebo . Y sobre todo estar más apegado a la historia famliar y de sus ancestros. De momenot, no ha trascendido a qué se dedicará en los próximos años, pero sus aficiones y actividades de los últimos años nos dan algunos indicios.
Volviendo al campamento, las actividades que desempeñó estaban encaminadas a promover la autonomía personal y el trabajo el equipo, así como otros valores que promulga la vida castrense, «el compañerismo, la camaradería, la ejemplaridad, la honorabilidad, la lealtad y la humildad», como ya nos había adelantado su padre, Kitín Muñoz en conversación telefónica.
«Me parece especialmente destacable que estos cursos los imparten Mandos de Operaciones Especiales, militares en activo que están en misiones como Iraq y que aprovechan sus vacaciones no para descansar sino para compartir con estos niños y jóvenes toda su experiencia», nos dijo.
La manera de que estos valores se hagan visibles en su día a día redunda en que cada uno de los participantes se tiene que hacer responsable de su higiene personal y de equipo, tienen que lavar su ropa, hacer su cama y limpiar, también en equipo, las zonas comunes ayudándose mutuamente. También se realizan actividades, mediante juegos en algunos casos, para fomentar el reconocimiento propio y ajeno así como la mejora de la autoestima personal.
Durante este campamento, Simeón participó en actividades teóricas y prácticas como ejercicio, orden cerrado, primeros auxilios, topografía, actividades acuáticas, Airsoft (porque es mayor de 14 años), orientación nocturna, marcha por el entorno natural…Pero no solo esto, también tirolinas, defensa personal, escalada, rapel, circuito de cuerdas aéreas, refugios, fabricación de pan y hornos. Ahora llega el momento de tomar decisiones con todo lo aprendido y apostar por su futuro.