Los secretos del vestido de Felipe Varela que Letizia se puso en la Proclamación de Felipe VI: mensaje oculto y look impecable

Doña Letizia recurrió al que había sido durante años su diseñador de cabecera, Felipe Varela , para el vestido que luciría en la ceremonia de Proclamación de Felipe VI. El diseño del modisto fue un conjunto de vestido y abrigo, de corte recto, de crepé de verano, en color blanco roto, con largo a la altura de la rodilla, y con bordado de pedrería multicolor en el cuello redondo. La pedrería formaba un degradado de cristales en color rubí, amatista, ambar y rosa pálido y llevaba micro perlas por encima. En su conjunto, las piedras formaban una cenefa floral.

El color blanco en la familia real se ha llenado de significado en estos años. Es el del traje de chaqueta de Armani por el que optó doña Letizia en su pedida de mano, en 2003, en el Palacio de El Pardo, y el que escogió también la princesa Leonor –con traje de chaqueta , de la sastrería Serna–, el día de la jura de la Constitución.

Los elogios fueron unánimes: el conjunto era elegante y digno del momento, aunque doña Letizia escogió ir de corto y no de largo, como hizo l a reina Sofía en la proclamación del rey Juan Carlos , en 1976. El vestido de doña Sofía, realizado por las hermanas Molinero, era, sin embargo, también un conjunto de vestido y abrigo, en color fucsia.

La reina emérita, eso sí, lució perlas. Pero no es difícil ver un guiño a aquel diseño en el corte del que llevó doña Letizia. Doña Sofía también rompió con la tradición, porque no llevó peineta con mantilla, ni tiara.

En el caso de la proclamación de don Felipe, la solemnidad del acto, que se quiso austero, no reclamaba un clásico vestido de ceremonia. El momento fue mucho más sobrio que la proclamación del rey emérito o la coronación de Carlos III de Inglaterra o Guillermo de Países Bajos. El encargo a Varela fue sin duda un regalo a su lealtad. Le brindó el protagonismo en el acto más importante de la reina Letizia, aquel 19 de junio de 2014.

Prendido de su abrigo con cuello-joya, que se cerraba a la altura del diafragma, doña Letizia lució el lazo de la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, de la se convirtió en Dama tras su boda con don Felipe en 2004. Destacaron también sus pendientes, una joya con gran valor sentimental para doña Letizia.

Con forma de estrella, eran las piezas de oro y diamantes de la colección «Comète» de Chanel que la casa francesa le regaló con motivo del nacimiento de la princesa Leonor en 2005. Su bolso también era de Felipe Varela, una cartera en ante de color arena. Sus zapatos fueron unos salones de altísimo tacón, de Magrit, de piel en tono nude.

En general, todo el look de la reina fue de gran sobriedad. Sostuvo su melena con dos trenzas, de forma que despejaba su cara, y optó por un maquillaje muy natural, nada recargado. La expresión de doña Letizia reflejaba una gran felicidad y la ausencia de joyas, aparte del bordado del cuello, hacía brillar todavía más su tez. Don Felipe inauguraba «una monarquía renovada para un tiempo nuevo» y, sin duda, aquel vestido blanco de la reina simbolizaba ese comienzo.

También han quedado para la historia su cariñoso beso al rey, tras su discurso, y su actitud serena, pero pendiente en todo momento de la princesa Leonor y la infanta Sofía , que lucieron vestidos iguales, pero en colores distintos (rosa, Leonor; verde agua, Sofía), en brocado, confeccionados por las modistas asturianas Nieves García Torres y Teresa Fernández Castro y calzaban manoletinas de Eli.