La historia de Rosario Bermudo, la hija secreta del marido de la duquesa roja que peleó en los juzgados con los herederos de Medina Sidonia

A Rosario Bermudo la llamaban «la condesita» en su pueblo natal, Écija, porque siempre tuvo claro que era la primogénita de Leoncio González de Gregorio, el marido de la «duquesa roja» de Medina Sidonia . Pero hasta que no llevó a los juzgados su caso, con la ayuda del abogado Fernando Osuna , nadie le dio la razón.

«Yo sabía que mi madre no me iba a engañar. Si no hubiera sido verdad, ella no me hubiera llevado a casa de mi abuela, la madre de Leoncio, que nos echó por las escaleras abajo y casi nos mata», explicaba Rosario Bermudo en una entrevista que concedió al ABC después de que las pruebas de ADN confirmaron que su herencia genética coincidía en un 99% con la del primer marido de la difunta duquesa de Medina Sidonia .

La ciencia confirmaba así, en 2017, que la historia de Rosario Muñoz Centeno, madre de Rosario Bermudo, era cierta y, de paso, que era bastante similar a la que se escondía tras otras demandas de filiación de la época: una joven entra «a servir» en una casa acomodada en los años 50, en este caso en la finca que la familia González de Gregorio poseía en Valencia de las Torres, y es despedida cuando se descubre que está embarazada del hijo de los dueños.

Este relato de los hechos realizado desde los medios de comunicación por la propia Rosario no sentó bien a los otros hijos de Leoncio González, los que sí habían sido reconocidos por el aristócrata cuando este aún vivía. «Mi padre no era un hombre clasista», explicaba Javier González de Gregorio Molina, hijo que Leoncio González tuvo en una relación extramatrimonial Marta de Molina von Stranz, en las páginas de El Mundo. Y para dar fuerza a sus palabras citaba que el ex marido de la duquesa de Medina Sidonia se casó a los 74 años con la mujer que fue su ama de llaves durante décadas, Maravillas Almarza.

Pero quizá en el caso de Rosario más que la voluntad de Leoncio, que en el momento del embarazo era menor de edad, la que se cumplió fue la voluntad de la matriarca de la familia, Leticia Martí, una mujer descrita por su propio nieto Gabriel como «el verdadero cerebro de la casa: compasiva con los chuchos; despectiva con los humanos».

Pasara lo que pasara antes de aquella prueba de ADN de 2017, la realidad es que la ciencia confirmó los orígenes de Rosario Bermudo, pero los pleitos con la familia paterna no pararon allí. Los hijos de Leoncio González de Gregorio y Luisa Isabel Álvarez de Toledo, Leoncio Alonso, Pilar y Gabriel se mostraron reacios a incluir a la primogénita de la familia en la herencia.

Una herencia que, además, estaba lejos de estar al alcance de nadie. El pleito por el rico legado de la Casa de Medina Sidonia llenaba en aquel momento páginas y páginas de los periódicos y continuó así durante años. Hasta marzo de 2022, ocho años después de haber comenzado este viaje judicial, la Audiencia Provincial de Madrid no ha confirmado lo que ya se supo en 2017, que Rosario Bermudo era quién decía ser y tenía derecho a su parte de la herencia paterna.

Esta sentencia abre otro melón judicial: si se demuestra que Leoncio no conocía la existencia de Rosario, esta podría acceder a una quinta parte de la fortuna del padre que incluye tierras y un palacio, el de Quintana Redonda. Pero si se demuestra que Leoncio sí sabía de la existencia de Rosario y decidió no dejarle nada en su testamento, Rosario solo tendría acceso a un tercio de la fortuna paterna a repartir entre los cinco hijos de Leoncio.

Está por ver qué sucederá ahora con Rosario Bermudo y sus hermanos biológicos después de que el juez instructor del caso remarcara en esta última sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid la falta de colaboración de los hijos de la duquesa y les condenara a pagar las costas del juicio. Tal y como están las cosas, ¿decidirán los hijos de Leoncio González de Gregorio recurrir al Tribunal Supremo o preferirán negociar con la primogénita de la familia?