La reina Letizia, en la Academia de España en Roma. /
No está siendo un final de año fácil para la reina Letizia , aunque esté más que acostumbrada a vivir en el centro de la polémica. Víctima colateral de la furia de Paiporta tras la tragedia provocada por la DANA, su fotografía con la cara y el pelo lleno de barro dio la vuelta al mundo y volvió a desmarcarla de la ortodoxia del resto de reinas europeas, siempre parapetadas tras cierta distancia.
Lo comprobamos durante la misa funeral celebrada ayer en Valencia : la cercanía de la reina Letizia no es una exageración ni un eufemismo, sino una literalidad. No en vano dio decenas de besos y abrazos a los familiares de las víctimas que la esperaban en la catedral y escuchó sus quejas y lamentos.
La accesibilidad de la reina es, insistimos, excepcional. Y 'rara avis' en las monarquías existentes, donde la distancia es condición de esa excepcionalidad que se cifra en un apellido. Letizia ha sabido darle la vuelta y convertir lo que para algunos pudo ser una falla en un triunfo, pero sus éxitos no solo tienen que ver con su cercanía. No lo olvidemos: el crédito de la Reina se ha afianzado y multiplicado en sus apariciones internacionales y como anfitriona de mandatarios foráneos. Sus viajes oficiales y de Estado tienen una importancia central.
El último viaje de 2024 para los reyes Felipe y Letizia, el viaje de Estado a Italia que nos ocupa , subraya una polémica silenciosa que no tiene visos de solventarse en 2025. Se trata de la mecánica con la que se diseña la agenda internacional de los monarcas, fruto de un acuerdo con el Gobierno de turno y, también, sujeta a las invitaciones que puedan recibir directamente en Casa Real, como titulares de la Corona. Hay quien desearía que los Reyes tuvieran más presencia fuera de nuestras fronteras, pero las particularidades de dicha mecánica no trascienden.
Muchos echaron en falta a los reyes Felipe y Letizia en la fastuosa reapertura de la Catedral de Notre Dame en París, a la que sí asistieron 40 jefes de Estado y Gobierno, también 'royals' de Bélgica, Mónaco y Luxemburgo, además del príncipe de Gales. La invitación de Enmanuel Macron llegó a Zarzuela, pero se rechazó por problemas de agenda. Lo mismo hizo el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, invitado por su homóloga francesa.
Al final, España no tuvo representación en este importante evento, algo llamativo pues la relacion diplomática entre ambos países es excelente. Sobre el papel, la responsabilidad recae en el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, quien preguntado sobre este asunto desveló que no había tenido conocimiento de que tales invitaciones, a Felipe VI y a Urtasun, se había cursado.
Albares viajó con los reyes Felipe y Letizia a Italia, pero no está claro que el ministro continúe acompañando a los monarcas: varios medios de comunicación españoles informan de que se habría producido un desencuentro en el avión, debido precisamente a la falta de información del ministro sobre la invitación que Macron cursó a los Reyes. Muy pocas veces trascienden estos tiras y aflojas entre Gobierno y Zarzuela al respecto de la agenda de los monarcas, que como vemos requiere un celo en la coordinación considerable.
Los reyes Felipe y Letizia a su llegada a la Academia de España en Roma /
Este viaje de Estado a Italia, el primero que realizan los Reyes al país mediterráneo, permite a la reina Letizia mostrar su dominio de la situación en una clave en la que hacia tiempo que no la veíamos: como consorte en un viaje al más alto nivel. Son desplazamientos que prepara concienzudamente con su equipo para aparecer irreprochable en cada acto, y como prueba ese 'total look' blanco con el que deslumbró en su aterrizaje en el aeropuerto de Roma-Fiumicino.
El preparadísimo golpe de efecto de Letizia, orquestado por su maquilladora (Natalia Belda), su estilista (Eva Fernández) y su peluquera (María Luz Valero), ocupó la mayor parte del viaje Madrid-Roma. Gracias al lujoso diseño de uno de los aviones VIP de la Fuerza Aérea Española, el A-310 que más llama la atención por una enorme inscripción que reza «Reino de España», la reina pudo vestirse, maquillarse y peinarse a sus anchas. La nave, enmoquetada y con las paredes recubiertas de madera, está equipada con sala de reuniones, cocina, duchas y dos dormitorios.
Con un sencillo abrigo blanco y un traje del mismo color, Letizia recuperó parte del glamour que la ha hecho famosa y que también la lleva a circular en la viralidad global. Deslumbrante, acudió al Trastevere para visitar la Real Academia de España en Roma, que celebra 50 años de actividad, y luego a la residencia del embajador de España, Miguel Ángel Fernández-Palacios.
La reina Letizia charlando con los españoles invitados a la fiesta del embajador en Roma. /
Allí los Reyes se reunieron con 500 ciudadanos españoles, entre ellos empresarios, docentes, artistas, deportistas, científicos, religiosos, estudiantes, militares, y trabajadores españoles de la Embajada.
Los vídeos que nos llegan de la fiesta no dejan lugar a dudas: la reina Letizia arrasó en la reunión, pues a su alrededor se arremolinaron decenas de personas embrujadas por su carisma. También el rey Felipe estaba exultante, feliz de poder agradecer a la comunidad de españoles en Roma su labor. «Teníamos muchas ganas de comenzar esta visita», dijo en el soberano en el pequeño discurso que ofreció. Hasta hizo alguna que otra broma futbolera.