La reina emérita Sofía (84 años) demuestra estar en un estado de forma inmejorable, tanto que continúa cumpliendo con su agenda oficial, evidentemente aligerada. Puntual a la hora de apoyar a las instituciones con las que lleva toda la vida trabajando y siempre elegante , la monarca presidió y entregó los Premios Sociales de la Fundación Mapfre, en compañía con la infanta Elena.
Fue precisamente en este acto, en el que llamó la atención la cantidad de pulseras, collares y baratijas que lleva la reina emérita Sofía. Siempre ha lucido bastantes piezas de bisutería, especialmente en el verano de Palma , cuando da rienda suelta a su pasión por los mercadillos. Sin embargo, pocas veces la habíamos visto tan cargada de adornos. Era muchos. Muchísimos.
La reina Sofía quiso ponérselo todo o casi todo para este evento, pues además de llevar ambas muñecas profusamente adornadas con pulseras de todo tipo, se sumaban unas buenas ristras de collares y cadenitas, hasta nueve contamos, y dos dedos de cada mano adornados con anillos, también con esta curiosa estrategia de acumulación.
Es un truco habitual en las señoras de determinada edad recurrir en cantidad a los abalorios para distraer la atención en las zonas que, precisamente, se adornan. Si no queremos que se fijen en el cuello, se colocan collares que reclamen la mirada. Si no nos gustan las manos, qué mejor que la vista se vaya a las pulseras, acumuladas en cantidad.
¿Es esta la razón por la que la reina Sofía recurre a tantísimas baratijas, pura coquetería? Podría ser, aunque existen otras explicaciones que justifican su pasión por este tipo de piezas, nada ostentosas en lo económico pero muy vistosas. Una de las piezas que pudo identificarse ofrece alguna pista acerca de la significación de algunas de las piezas que luce: son amuletos.
La reina Sofía eligió, entre otros ocho o nueve colgantes, un maxi collar con ojos turcos de diferentes colores, que ya pudimos ver decorando su cuello el pasado mes de agosto en Mallorca. De un tiempo a esta parte, el ojo turco y sus famosos 'poderes' parecen haberse convertido en uno de sus amuletos de la suerte inseparables.
De origen antiquísimo, el ojo turco es popular tanto en Turquía como en Grecia, país natal de la reina Sofía. Cuenta la leyenda que protege contra el mal de ojo, las malas vibraciones e influencias negativas como la envidia. Tanto es así, que la emérita luce en su muñeca varias pulseras también adornadas con el ojo turco. No se separa de ellas desde hace años.
La primera vez que descubrimos la afición de la reina Sofía por la bisutería fue a través de las dos biografías oficiales que escribió la periodista Pilar Urbano, 'La reina' (Plaza & Janés) y 'La reina muy de cerca' (Planeta). Allí, la emérita confesó preferir «las pulseritas de piedras duras» a las joyas reales . La misma monarca emérita las llama por su nombre popular: baratijas.
Sabemos, además, que la reina Sofía heredó de su madre, la reina Federica, y comparte con su hermana, Irene de Grecia, la creencia en la superstición. De hecho, esta prevención acerca de las jugarretas del destino forma parte del particular legado de Federica de Grecia , ella misma muy creyente en el mundo espiritual y, por extensión, en los espíritus.
Tanto Federica de Grecia como el rey Pablo practicaban el esoterismo o, al menos, así lo escribió la monarca en sus diarios. Ambos se había prometido contactar después de muertos y, de hecho, tras fallecer Pablo, Federica aseguró que su espíritu le daba consejos sobre el gobierno de su país para que se los transmitiera a su hijo Constantino. Posiblemente, la reina Sofía no es tan excéntrica como su madre, pero sí le ha quedado el pavor a la superstición.
20 de enero-18 de febrero
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