El príncipe Andrés junto a Carlos III. /
Los tira y afloja de Carlos III con su díscolo hijo Harry no son ni mucho menos su único quebradero de cabeza con su familia. El monarca lleva mucho tiempo, con nulo éxito de momento, tratando de desahuciar a su hermano Andrés de Royal Lodge , la propiedad de 30 habitaciones en Windsor que comparte con la que fuera su esposa, Sarah Ferguson.
Ahora, en nuevo intento de forzar su desalojo de la mansión valorada en 35 millones de euros, el rey ha despedido a los diez hombres del equipo de seguridad privada de su hermano. Según informan varios medios británicos citando fuentes cercanas a la familia real, Carlos III había estado financiando a este grupo de guardias privados en Royal Lodge desde que los agentes de policías que custodiaban la casa fueran retirados en 2022 tras el escándalo de Jeffrey Epstein .
Pero ahora el Palacio de Buckingham ha informado al equipo de seguridad privada del duque de York que su presencia ya no será necesaria a partir de otoño. Según publica de forma reveladora 'The Sun' citando a una fuente anónima, «todo el mundo está especulando, esto significa que el duque tendrá que salir de la casa porque, ¿qué otra razón podría haber para prescindir de su seguridad?». Esta persona añadía a continuación que «no es ningún secreto que el rey quiere que se vaya».
A principios de este año, se supo que el príncipe Andrés había rechazado la oportunidad de mudarse a la cercana y más modesta propiedad de Frogmore Cottage . Este fue recientemente el hogar en el Reino Unido de Harry y Meghan. En su momento se especuló con que la mansión estaba destinada a los príncipes de Gales, pero la pareja ha declarado que está muy contenta en Adelaide Cottage.
Pese al empeño que está poniendo el rey en la tarea, echar de su casa a su hermano no le está resultando nada fácil. El príncipe Andrés firmó un contrato de arrendamiento de 75 años cuando se mudó a Royal Lodge en 2003, haciendo un pago inicial de poco más de un millón de euros.
Harry y Andrés, dos piedras en el zapato de Carlos III.
El royal, que sigue apartado de la familia real por las consecuencias de su relación con el fallecido pederasta Jeffrey Epstein , ya ha gastado casi ocho millones de euros en renovaciones y reparaciones de la propiedad, mientras sigue rechazando todas las peticiones de su hermano para mudarse a Frogmore Cottage.
Este mes de junio salió a la luz un documento en el que se estipula que Andrés tiene que volver a pintar su residencia de Windsor con dos capas de pintura cada cinco años, y ya va un año por detrás en esta tarea que debería haber sido completada en 2023. El total de los gastos de mantenimiento de Royal Lodge asciende a unos 450.000 euros anuales, una cantidad que se supone inasumible para el royal.
Carlos y Camilla están a punto de llegar al castillo escocés de Balmoral para reunirse con su familia tras haber pasado las últimas semanas en la cercana Birkhall. Andrés y sus hijas podrían unirse a ellos en los próximos días, preparando el terreno para un encuentro potencialmente muy incómodo.
Situada en el Gran Parque de Windsor, la propiedad fue conocida en su día como King's Lodge, pero el duque de Cumberland le cambió el nombre cuando se convirtió en rey Jorge IV en 1820. Otro monarca, Guillermo IV, demolió parte de Royal Lodge y, durante sesenta años, los altos miembros de la casa real la utilizaron principalmente como 'residencia de gracia y favor'.
La boda en Royal Lodge de la princesa Beatriz y Edo Mapelli Mozzi. /
En 1931, el rey Jorge V dio permiso a su hijo, el príncipe Alberto, duque de York, y a su esposa para que se hicieran cargo de la propiedad. A partir de entonces la usaron como casa de campo privada, incluso después de subir al trono en 1936. La princesa Isabel y su hermana Margarita pasaron muchos días felices jugando en sus jardines y en Y Bwthyn Bach, la cabaña en miniatura que el pueblo de Gales regaló a la futura reina con motivo de su sexto cumpleaños en 1932.
Los extensos terrenos de Royal Lodge incluyen una casita para el jardinero y la Capilla Real de Todos los Santos, donde la princesa Beatriz y Edo Mapelli Mozzi se casaron en 2020 en una ceremonia a la que asistieron Isabel II y el duque de Edimburgo. Andrés y su ex también pueden disfrutar (por el momento) de una gran piscina y de una pista de tenis.