Una nueva compañía
Una nueva compañía
Hace ahora justo un año el rey Carlos III anunciaba que padecía cáncer. La noticia caía como un jarro de agua fría en un momento muy delicado para la familia real inglesa que se veía acorralada por los medios de comunicación tras la 'desapareción' informativa de la princesa de Gales. Más tarde sabríamos que Kate Middleton padecía cáncer pero en ese momento las conjeturas eran de los más dispares, incluidas la de la infidelidad del príncipe Guillermo.
En lo que muchos bautizaron como el segundo Annus horribilis de los Windsor (el primero fue 1992, año en el que se produjo la separación del príncipe Andrés, el divorcio de la princesa Ana, la guerra entre Diana de Gales y el príncipe Carlos y un incendio en el castillo de Windsor), todo lo que tenía que ver en 2024 con la familia real inglesa era malo. Incluida la enfermedad del monarca que le tuvo fuera de la agenda oficial durante un tiempo dando protagonismo a su esposa, la reina Camila.
Pero 2025 ha comenzado con nuevos y mejores aires: la princesa Kate ha anunciado que su cáncer está en remisión, él mismo se encuentra mucho mejor del suyo «su tratamiento ha avanzado en una dirección positiva y, como enfermedad controlada, el ciclo de tratamiento continuará el próximo año», explicaban fuentes de palacio) y además, hay un nuevo inquilino en casa y el rey Carlos está encantado.
«Está « completamente enamorado» de este pequeño compañero que ha traído alegría a su vida cotidiana, según han informado fuentes cercanas a la corona. Pero, ¿qué o quién ha logrado que el rey Carlos recupere la ilusión? Pues alguien que comparte una de las pasiones favoritas del monarca: buscar setas.
Se llama Snuff y es un Lagotto Romagnolo, una raza de perro de agua originaria de la región italiana de Romagna que está considerado como perro trufero por excelencia.
Imagen de un Lagotto Romagnolo. /
Se trata de un perro de raza de tamaño medio que suele tener unos grandes ojos redondos en una gama de colores desde amarillo oscuro a marrón oscuro. Su manto lanoso es muy denso y rizado con colores desde blanco, blanco roto a marrón, pudiendo encontrarlo con manchas marrones, naranjas o roan. Siempre tiene marcas blancas que se agrandan con la edad.
Esta es la primera que el rey Carlos III acepta la compañía de un amigo canino en más de dos décadas, después de que en 2002 falleciera Tigga, su amado Jack Russell Terrier. Se da la circunstancia que la propia reina Camila adoptaba un nuevo cachorro hace algo más de una semana después de haber tenido que despedirse de Beth, una perrita con la que compartió los últimos 13 años de su vida. El golpe fue tan fuerte que la noticia se publicó a través de las redes sociales reales con este mensaje: «Triste despedida. Beth, quien trajo tanta alegría y era la compañera de la Reina, se ha marchado».
La reina Camilla paseando con uno de sus perros. /
La importancia de este Jack Russell Terrier, junto con otro de la misma raza llamado Bluebell, es tan relevante que han llegado a protagonizar fotos oficiales de los monarcas y han aparecido en numerosas ocasiones en las fotografías que el palacio de Buckingham publica en su cuenta de Instagram. Así que a nadie le sorprendió que la reina adoptara una nueva compañera proveniente de una casa de acogida y cuidado de animales y de nombre Moley.
Pero ni Carlos ni Camilla son los únicos que sienten esta pasión canina. De hecho, la reina Isabel II contaba con un séquito de corgis a lo largo de su larguísima existencia. El primero que apareció en su vida fue un regalo de su padre, el rey Jorge VI, cuando cumplió 18 años. A partir de ahí la pasión se desató en obsesión y la reina llegó a tener más de una treintena que no solo acompañaban a la monarca sino que tenían libre acceso a todas las estancias de palacio. Incluso contaban con un chef para preparar dietas especiales según consejos veterinarios.