Por qué la vida real de Tamara Falcó no sale en el reality La Marquesa: dónde están sus amigas herederas, los empresarios y la gente de su círculo íntimo

La Marquesa, el nuevo docureality de Netflix que protagoniza Tamara Falcó, nos muestra a la marquesa de Griñón que ya conocemos. ¿Dónde están los amigos de los que presume en Instagram?

Pincha en la foto para repasar la vida de Tamara Falcó en imágenes./INSTAGRAM

Pincha en la foto para repasar la vida de Tamara Falcó en imágenes. / INSTAGRAM

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Los 40 son los nuevos 20 en La Marquesa, el docureality que Netflix ha erigido para que conozcamos más y mejor a Tamara Falcó . La crítica ya ha expresado sus parabienes con la boca pequeña a una trama que, al menos, existe (recordemos el fiasco narrativo de 'Soy Georgina', producido por el mismo equipo). Se trata de ver cómo la marquesa de Griñón, empoderada por su novio Íñigo Onieva y bajo la mirada crítica de Isabel Preysler , inaugura un restaurante pop up (duración: una semana) en una vieja y señorial finca heredada a la muerte de su padre. Al menos aquí nuestra heroína tiene un propósito.

Esta es la máxima novedad de La Marquesa, un docureality que no va a levantar las mismas pasiones que el de Georgina porque no se mueve, no se nota y no traspasa (por muchos besos que Tamara se dé con su Íñigo Onieva). En palabras de la muy observadora Pilar Eyre, «Su misma fama juega en contra del reality: todo ya lo hemos visto en las revistas. Todo es déjà vu». La apisonadora estética del couché arrolla cada imagen, que resulta exótica y familiar a la vez: lo único que maravilla es escuchar a los Preysler y sus adoradores, aunque los seguidores de El Hormiguero ya conocen de sobra contenido y forma.

Más que mostrarnos a Tamara Falcó después de los 40 años, lo que vemos en La Marquesa es un destilado en movimiento de la Tamara de siempre, rodeada por los personajes de siempre y haciendo más o menos lo de siempre. Nada se aparta ni un milímetro del contenido que en cualquier momento podría saltar a cualquier revista de la crónica social de la jet de ayer y de hoy. Se ha extractado convenientemente un determinado trozo del mundo de Tamara: el que encaja en la ficción de una vida de portada.

Sin duda, a Tamara Falcó le interesa perpetuar ese personaje que, sin duda, también es ella misma: la de la eterna niña que encara la vida a los 40 como si tuviera 20, con una vocación recién descubierta, su primer novio oficial y el primer negocio que levanta por sí sola, chispas. Sin embargo, la Tamara que se asoma en las redes sociales tiene otro cariz, otro círculo, otra vida que, por alguna razón, no sale en La Marquesa.

Al final va a ser que La Marquesa, la marquesa de Griñón, es el personaje que Tamara ha construido para el gran público, mientras en Instagram desvela con cuentagotas otra Tamara Falcó que poco tiene que ver con aquella. Excepto el omnipresente Íñigo Onieva, no parece que en La Marquesa vayan a aparecer las herederas, empresarios y otros personajes de su círculo social que sí expone en IG. Hay otros mundos de Tamy, pero no están en La Marquesa.

Parece que en La Marquesa no veremos a Tamara de concierto, bailando a todo lo que da a ritmo, por ejemplo, de Camilo. Así se muestra en su perfil de Instagram acompañada de la que llama su «tribu»: la pareja formada por Cristian Flórez y Luisa Bergel, inseparables, y Hussi Istambuli, relaciones públicas del mundo de la restauración, buen amigo de los Onieva e íntimo de María Pombo. Dicen que posee la agenda de nuevos vips más codiciada de Madrid.

Luisa es hija de uno de los inversores más importantes de nuestro país, Jaime Bergel (ex director general para España del departamento de banca de inversión de Goldman&Sachs y ex presidente de Merrill Lynch para España y Portuga), y ha trabajado en Hoss Intropia, Spcalpers, eBay y Uber. Florez, su inseparable novio, es Executive Managing Director en Be Mate, la empresa de alquiler de apartamentos de Kike Sarasola.

Esa Tamara que baila con el dedito en alto junto a Luisa, Hussi y Cristian y con la típica expresión beatífica de estar «tan agustito», ¿estará en La Marquesa? Difícil. Tamara ya dejó bien claro en su momento que solo aceptó la invitación de Netflix y la productora Komodo Studios porque le garantizaron que buscarían un enfoque «distinto» y «nada maligno». En otras palabras: que veríamos al personaje ya conocido por todos. Sorpresas, las mínimas.

En La Marquesa no veremos esa 'tribu' con la que Tamara comparte cada vez más planes íntimos, y hasta algún emprendimiento de negocio (la marca Miniplanta, por ejemplo), y se reúne para fiestas temáticas o viajes gourmet. Por ejemplo, al Celler de Can Roca, el exquisito restaurante de los hermanos Roca en Girona. Allí posaron Tamara, Íñigo y parte de su círculo de ocio, agrupados en The Gourmen Club.

El su particular club de 'foodies' se encuentran, además de Istambuli, Hugo Arévalo, fundador y presidente de The Power MBA además de inversor; la mejor amiga de Onieva, la mexicana Mimi Monzón; Guillermo Garcia-Muchacho, emprendedor en textil y en el sector gastro; o Wassin Berro, fundador de Hangry, fundador de una startup apoyada por Juan Roig.

Este particular mundo de Tamara, a rebosar de jóvenes pero sobradamente preparados inversores en el negocio digital, ejecutivas globales y emprendedores en todo tipo de startups y negocios innovadores, no parece que vaya a tener hueco en La Marquesa, donde se respira un ambiente mucho más siglo XX. Como de otra era.