La crisis, separación, distanciamiento, perdón y reactivación de la pareja formada por Tamara Falcó e Íñigo Onieva tiene todos los elementos para fascinar. Sobre este compromiso se proyectan los miedos, fantasmas y esperanzas del romanticismo: ¿Se puede recuperar la confianza cuando se ha roto tan públicamente? ¿Debe haber perdón para los infieles? ¿Será este el amor verdadero que merece la marquesa de Griñón? ¿Quién tiene esta sartén por su mango, Íñigo o Tamara?
Adivinar lo que sucede en el corazón de cada cual es complicado, aunque la forma en la que Tamara Falcó mira a Íñigo Onieva no deja lugar a dudas: la adoración salta a la vista aún más que en Lourdes. Lo que la marquesa de Griñón expresa con un mirada requiere en Íñigo Onieva una declaración por escrito y kilométrica: «Estoy completamente enamorado de ti. Eres un ángel que Dios ha puesto en mi camino», dice. Evidentemente, una mirada vale más que mil palabras.
Sería un error, sin embargo, pensar que una mujer enamorada hasta las cejas pierde su capacidad racional. Que el corazón te vaya a mil y las mariposas revoloteen en el estómago cada vez que te llama, te mira o te toca no espanta a la mosca detrás de la oreja. Obviamente Tamara Falcó ha puesto condiciones para volver y, por lo que vemos, Onieva las ha aceptado sin rechistar. Una pista: desde que se anunció su vuelta no se separan. Parecen siameses.
El mundo continúa girando para la marquesa de Griñón, acaso enfrascada ya en las negociaciones para la segunda temporada de su docurreality para Netflix. No logró el éxito que tuvo Giorgina Rodríguez, por lo que la segunda temporada estaba un poco en el aire. El drama en el metaverso con Onieva podría haber disparado de nuevo el interés, lo que obligaría a una renegociación de caché y condiciones con Tamara e Íñigo.
Ambos lo tiene claro: juntos son más fuertes y más caros. La boda, sí o sí, se mantiene para junio. «Yo tengo esperanza y estoy enamorada. Allá que voy, allá que voy… Me veo pasando por el altar en 2023 y he estado pensando que solo tengo seis meses para el vestido de novia», confesó Tamara Falcó en su última entrevista para Harper's Baazar».
Aunque los reencontrados novios guardan ahora silencio, las imágenes de sus idas y venidas hablan más alto que las declaraciones. Su viaje de reconciliación a Laponia ya era toda una declaración de intenciones: dónde buscar aislamiento e intimidad sino en el Polo Norte. Esa sensación de estar fuera del mundo que embarga gratis total a los enamorados, Tamara e Íñigo la convirtieron en una promoción literal.
Luego han venido comidas, paseos y cenas captados por los paparazzi en el que los protagonistas han seguido siendo dos: Tamara e Íñigo, Íñigo y Tamara. Cualquiera diría que la marquesa de Griñón no quiere perder de vista a su novio, cuyo reconocido talento para las relaciones públicas ha sufrido un 'stand by'. No acude a la discoteca que tanto le vio bailar y besar. Tampoco sale por la noche.
«Espero que Íñigo no me falle», ha deseado Tamara frente a un mundo incrédulo ante el sorprendente desarrollo de los acontecimientos sentimentales. Sea cual sea el final de este drama reconciliado, lo que la marquesa de Griñón sí ha logrado es hacerse con el control y recuperar el poder, tanto frente a Onieva como al respecto de su madre.
«A mí me sacaban muchos novios en la prensa», confesó en 'Harper's Baazar'. «A mis padres había quienes les gustaban muchísimo, pero lo que tú sientes por alguien no te lo puede decir nadie, ni tu madre ni nadie». La marquesa de Griñón tiene la sartén (y el resto de la batería de cocina) por el mango.
«Me doy cuenta que no hay nada que se puede anteponer a ti. Mi absoluta prioridad eres tú, tu felicidad y nuestro proyecto conjunto de pareja y de familia», promete Íñigo Onieva en su perfil de Instagram. Claramente, Tamara busca reciprocidad para su sentimiento de adoración y, como vemos, ha logrado un compromiso en el proyecto. «¡Tú eres mi familia!», grita Onieva, quien por fin menciona la palabra mágica.
El gran objetivo vital de Tamara no es ser famosa, millonaria o heredar la influencia social de su madre, metas que consiguió automáticamente ya al nacer. Su lucha real es fundar una familia tradicional en la que triunfe el amor en todas sus vertientes. Sin mentiras, infidelidad, separaciones ni divorcios. ¿Estará Íñigo Onieva a la altura de tan grandes esperanzas? Lo promete, pero en inglés: «I won't let you down!», dice.
20 de enero-18 de febrero
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