La joven princesa Amalia, que cumplió 18 años en diciembre de 2021 , y es la heredera al trono de Holanda, ya ha lucido tiara. Una de esas ocasiones fue la boda del príncipe Ferdinand zu Schwarzenberg y Marie Friling, en 2023. Poco antes también había exhibido diadema en la boda de los príncipes Hussein y Rajwa de Jordania, a la que acudió con sus padres. En ambas ocasiones, Amalia escogió la tiara del Pavo Real , que recibe su nombre de su forma parecida a la cola desplegada de este animal.
Esta tiara incluye también un collar y un broche. Fue un regalo para la reina Guillermina, realizado por el joyero Schürmannn, en 1897, un año antes de su coronación. Está confeccionada por rubíes heredados de la reina Sofía de Holanda. La princesa también lució una tiara en la celebración de la mayoría de edad de la princesa Ingrid de Noruega . En esta ocasión, escogió la misma que lució su madre el día de su boda. En breve la princesa podría tener un nuevo «momento tiara», con la visita de Estado de los reyes Felipe y Letizia a Holanda, programada para los días 17 y 18 de abril .
Parece que asistirá a su primer banquete oficial, junto a sus padres, los reyes Guillermo y Máxima. Las tiaras que ha lucido hasta hora han sido bastante discretas. Este puede ser el momento en que escoja una de las importantes piezas históricas del joyero holandés, uno de los más espectaculares de Europa.
Amalia revelaba en un libro escrito con motivo de su mayoría de edad, «Amalia», que le gustan mucho las tiaras y que solía probárselas de niña cuando presenciaba cómo se vestía y arreglaba su madre para un acto de gala. Amalia también confesaba que es capaz de reconocer todas las tiaras de las familias reales europeas. En la actualidad está estudiando en la Universidad de Amsterdam su segundo año de Ciencias Políticas, Psicología Jurídica y Economía.
Máxima de Holanda ha lucido esta fastuosa colección desde que era princesa. Algunas de las piezas que ha escogido a lo largo de estos años no se veían desde hacia décadas y otras las ha mandado rehacer para adaptarlas al gusto del siglo XXI. Repasamos algunas de las piezas más fastuosas del «trousseau» holandés, desde las más «sencillas» a las más barrocas, entre las que podría escoger Amalia en su primera cena de Estado.
Fue un regalo para la reina Juliana de su madre, la reina Guillermina, al cumplir 18 años. Es de platino y lleva siete aguamarinas. Es una pieza de gran sencillez, a pesar de la espectacularidad de las piedras. Fue la segunda diadema que lució Máxima cuatro meses antes de su boda, con ocasión de la visita de los reyes eméritos a Holanda.
Está considerada la más valiosa de las tiaras de la familia Orange, porque está coronada por un diamante de casi 40 quilates, de color azulado. La reina Beatriz nunca lució esta pieza, pero Máxima sí lo ha hecho en varias ocasiones, por ejemplo, en su visita de Estado al Reino Unido. La tiara se puede utilizar en una versión más o menos reducida, retirándole algunos diamantes.
Es una de las preferidas de Máxima, porque es una pieza de diseño sencillo, pero con importantes piedras, 27 grandes diamantes de talla antigua. Por esta razón es conocida también como la tiara de los 100 quilates. Los diamantes parece que datan del siglo XVIII. Perteneció a la princesa Anna de Hannover y fueron un regalo de boda de la reina Emma, en 1879, como collar. Fue la reina Juliana quien lo convirtió en diadema.
Puede llevarse con las perlas -siete perlas naturales, montadas en una base de flores de lis– o sin ellas. Fue la primera tiara que utilizó, sin las perlas, Máxima, tras convertirse en novia de Guillermo. Perteneció a la Gran Duquesa Anna Pavlovna de Rusia. Se la hizo el joyero de la corte para la coronación de su esposo, el rey Guillermo II, en 1840. Se dice que la original fue robada y que la actual es una réplica encargada por la reina Guillermina.
Es la escogió Máxima para el día de su boda, en 2002. Parece que se remonta a principios del siglo XIX. La lució en su boda Sofía de Wurtemberg con Guillermo III. Está formada por una base en forma de hojas de diamantes. Se puede utilizar con botones de perlas y con las cinco estrellas que pertenecieron a la reina Emma, muy de moda en el siglo XIX desde que las popularizara la emperatriz Isabel de Austria, que son por las que optó Máxima en su boda.
Realizada en 1888 por la famosa joyería parisina, fue un encargo del rey Guillermo III de Holanda para regalar en navidad a su esposa, la reina Emma. Es una impresionante pieza que combina diamantes y rubíes y tiene pendientes, broche y pulseras a juego. Su diseño combina volutas y racimos. Es de las que más utiliza Máxima por sus colores.
Es una de las favoritas de Máxima. Elaborada por el joyero Schürman, por el 18 cumpleaños de la reina Guillermina, bisabuela de Guillermo. Está diseñada en forma de cintas de diamantes enrolladas y coronadas por las esmeraldas, que se pueden cambiar por perlas.
Los diamantes son también los protagonistas de la tiara de la reina Emma, un encargo de su esposo Guillermo como regalo para ella. El joyero que la elaboró fue Royal Begeer, en 1890. Cuenta con tres grupos principales de diamantes, con una pieza central rodeada cada una por ocho diamantes pequeños, en forma de tulipanes. Parece que es la favorita de la princesa Beatriz.
Combina perlas y diamantes y fue creada en 1890 por Royal Begeer para la reina Emma. Su nombre se debe a su primera propietaria, la reina Sofía, primera esposa de Guillermo III, nacida princesa de Württenberg. Fue un regalo de bodas de su padre, en 1839. Está compuesta por diamantes antiguos dispuestos en volutas y flores de lis, con cinco perlas en forma de lágrima.
No suelen utilizarlas las damas principales de la familia real holandesa, pero, por su sencillez, podría ser una de las utilizadas por Amalia. Es una corona de laurel de diamantes y la hemos visto, en varias ocasiones, lucida por la princesa Laurentien de Holanda. Fue el regalo que recibió la reina Beatriz por su 18 cumpleaños.
20 de enero-18 de febrero
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