Felipe Juan Forilán de Marichalar y Borbón entrando en su coche. /
La noticia de la semana (con permiso de Isabel Preysler) es que Victoria Federica de Marichalar , sobrina de Felipe VI y la reina Letizia , chocó su coche en el barrio de Salamanca con una cantidad desconocida de vehículos que estaban aparcados. No sabemos más del incidente, pero sí tenemos suficientes archivos en la hemeroteca que indican que los Borbones y los coches no son un buen cóctel.
La propia Victoria Federica y su hermano, Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón, protagonizaron en el pasado una situación al volante que acabó con los hermanos royal en la cuneta siendo resultados por la policía por aparcar mal sus respectivos Audi Q3 en el verano de 2021 en Marbella.
Según El Español aquello culminó con el que parece el lema familiar para los hermanos, soltando a los policías el ya conocido «no sabéis quién soy yo», y una multa de 200 euros para cada hermano. Ese mismo verano Victoria Federica intentó meter su coche en el casco antiguo de Marbella, el mismo que está cerrado al tráfico.
Pero los de Marichalar y Borbón no son, ni mucho menos, los pioneros de la mala relación entre la familia real española y el código de circulación. Ya en 1990 algunos medios (pocos) se hicieron eco de que el rey Juan Carlos había sufrido un accidente de tráfico cuando su Porsche 959 derrapó por culpa del hielo (según la versión oficial) cuando iba camino de comerse las uvas con el resto de la familia en Baqueira Beret. En el coche iba también la infanta Cristina.
El Porsche era el coche más rápido del garaje del monarca, el mismo que le regaló un anónimo benefactor de Emiratos y que costó, en su época, la friolera de 40 millones de pesetas (los mismo millones en los que se valoró el yate Fortuna).
Pero antes que el Porsche otro coche metió en problemas al emérito, el Mercedes con el que fue multado en Mallorca por exceso de velocidad. Pero sin duda el problema más grave que el emérito ha enfrentado al volante le llegó mucho antes que los Porsche y los Mercedes. Jaime Peñafiel apuntó en El Mundo, allá por 2017, que el emérito había atropellado a un ciclista cuando tenía 17 años (y, por supuesto, aún no tenía carnet).
La reina Sofía ha sido siempre más cautelosa al volante, pero eso no le impidió recibir hace décadas una multa en el Palacio de Marivent a su nombre: conducía el Volvo rojo de la familia cuando se saltó el límite de velocidad y fue «pillada» por la policía. La imprudencia se subsanó pagando 12.000 de las antiguas pesetas.
Afirman los entendidos en motores y velocidad que el rey Felipe, en sus años como príncipe, era tan amante de la velocidad como su padre. Tanto que su propia madre prohibió que accediera a los coches más rápidos del garaje real porque más vale prevenir que curar. El propio Felipe admitió en una ocasión que había sido multado por exceso de velocidad en una ocasión, aunque no quiso decir ni cuándo ni dónde ni la cuantía de la multa.
Vídeo. Familia real española: los escándalos que la han destrozado
La rumorología sobre la escasa habilidad de nuestra familia real al volante siempre ha sido ingente. Por ejemplo, se dice que el actual rey sufrió un accidente en la Cruz Verde conduciendo un Lancia. También se ha llegado a afirmar que la infanta Elena sufrió un accidente de tráfico estando embarazada. Ninguna de las dos historias han sido nunca confirmadas por la Casa del Rey.
Lo que sí es cierto es la multa que la Guardia Civil le envió en 2013 a la infanta Elena por conducir un tractor sin carnet y sin seguro. Por supuesto, fue un error a la hora de tomar los datos del infractor, dudamos mucho que la hija de la reina Sofía haya conducido nunca un tractor. Ella prefiere que alguien conduzca su coche, y a poder ser, que le ponga a los espejos retrovisores la bandera de España.