TRIUNFO DEL AMOR
TRIUNFO DEL AMOR
No ha sido tanto una sorpresa como la confirmación de que su amor iba, ahora lo vemos, en serio. Tamara Falcó ha perdonado a Íñigo Onieva y la pareja ha retomado su relación en unos términos que, seguramente, iremos conociendo por la vía de la exclusiva. Se trata de un 'milagro de Navidad' que pudo confirmarse el pasado 24 de diciembre, cuando varios testigos confirmaron que los enamorados enfadados asistieron juntos a la misa del Gallo en una iglesia de Puerta de Hierro.
Fuentes cercanas a la pareja han confirmado a la revista 'Hola', el espacio mediático de confianza de la familia Preysler, que la marquesa de Griñón va a darle una segunda oportunidad a Íñigo Onieva, el hombre que echó por tierra la oportunidad de llevarla ante el altar por un beso festivalero en un desierto lejano. Poca cosa, sobre todo para estos tiempos, y fácilmente subsanable. Además, él ha hecho más que méritos para ganarse su fe.
Tras el espectáculo viral en el que se convirtió la infidelidad y posterior ruptura de Tamara e Íñigo, un show casi televisado que obligó a la influencer a dar explicaciones en una rueda de prensa masiva, las aguas tenían que volver a su cauce. Ambos han puesto de su parte para que la historia de amor tuviera una segunda parte. Sobre todo él, refugiándose en su familia, pidiendo perdón y haciendo acto de contricción con un acercamiento a la espiritualidad que tanto demanda ella.
Ya desde la misma ruptura de la pareja, la reacción de ambas familias dio bastantes pistas que apuntaban a una posible reconciliación. Obviamente, el proyecto sentimental y familiar de Tamara Falcó e Íñigo Onieva era lo suficientemente fuerte y maduro como para anunciar boda, con lo que el perdón siempre entró en las quinielas. Pero, además, ambas familias se mantuvieron en un silencio muy expresivo. Aunque se publicara que Íñigo no era del agrado de Isabel Preysler y hasta Tamara bromeara con ello.
Lo cierto es que Íñigo Onieva sí acertó a la hora de manejar una situación difícil, probablemente la más difícil a la que se ha tenido que enfrentar a lo largo de su vida. No solo por el concienzudo examen de su comportamiento y credenciales a la hora de emparentar con los Presyler Falcó, sino por las continuas filtraciones de amigos y conocidos, la persecución mediática y la 'memeficación' de toda la historia, un efecto colateral que, en su ironía, puede dañar muchísimo las perspectivas laborales y familiares de cualquiera.
A los pocos días de anunciarse la ruptura entre Tamara e Íñigo, los medios de comunicación confirmaron la intención de Onieva de recuperar el amor y la confianza de la marquesa de Griñón, ya huida a tierras mexicanas. Se habló de reconquista, y con razón. Porque el dolido novio recurrió precisamente a la fe, el talón de Aquiles y la gran fortaleza de Tamy, para demostrarle su deseo sincero de recuperar su compromiso.
En las semanas que siguieron al terremoto de su infidelidad (levísima) y las noticias de sus juergas (continuadas), Íñigo Onieva decidió abandonar su trabajo como relaciones públicas en una conocida discoteca madrileña. Además, narró en sus redes sociales un comentado peregrinar por el camino de Santiago, que terminó viralmente en la Catedral consagrada al santo.
Tamara Falcó tampoco optó por la pasividad en este lapso de enfado y frialdad entre ambos. Sus escapadas a Lourdes y Catar contaron con un nuevo acompañante, su amigo de la infancia Hugo Arévalo, el que estaba llamado a ser padrino de su primer hijo. Arévalo se postuló como nuevo novio de la marquesa de Griñón, uno que además cumplía los requerimientos de Isabel Preysler. Onieva no escondió su opinión: le llamó «arribista» y «rata».
La indignación de Íñigo Onieva ante una posible ilusión sentimental para Tamara fue una maniobra de celos previsible (pero no por ello menos efectiva). Quedó claro que ella estaba deseando volver y que él estaba dispuesto a entrar por el aro que le tendía ella. De ahí este 'milagro de Navidad' que, seguramente, dará paso a una segunda luna de miel. Dentro y fuera del metaverso.