Cómo empezar a leer las cartas del Tarot cuando no lo has hecho nunca: preguntas, respuestas e intuición

El Tarot, en su esencia, es un juego de cartas con sus reglas, su desarrollo y su objetivo. A ello ha de unírsele la pericia de cada jugador y la experiencia que da la práctica. Debe suponernos un divertimento y un aprendizaje y, como resultado, nunca una obsesión o un condicionante para la verdadera partida: la propia vida.

Dicho esto, la magia del Tarot está en cada uno de nosotros. Prueba a tumbarte a observar las nubes. Verás quizá un caballito de mar y allá a lo lejos un perro. Prueba ahora a hojear una revista de viajes: el frescor de esa cumbre nevada te aliviará en esta tórrida tarde de Agosto. O quizá te evoque todo el esfuerzo por acabar ese proyecto que aún tienes entre manos.

Deja que, desde lo más profundo de tu inconsciente, tu alma te hable. Desde esta apertura de mente y con esta disposción de corazón, ya estás preparado para empezar a leer el Tarot. Ya tenemos al jugador.

Vayamos a por las cartas. Para empezar a ver, a leer, busca un mazo de cartas sencillo, sin artificios: evita la baraja española, las barajas de animales (Tarot de gatos o perros) o los símbolos (por ejemplo, el Tarot de Marsella). Evita los fondos dorados o negros, y las cartas de culturas que te sean ajenas (el Tarot Egipcio o el Tarot Vikingo).

Como en cualquier lectura, comienza por las vocales y las consonantes de tu propio idioma. Ya tendrás ocasión de leer en chino o escribir en latín. Para ello será de inestimable ayuda elegir como principiante el mazo de A.E. Waite. En esta baraja la figura humana es el eje principal. Si es una figura poderosa, si está triste o avergonzada, si está viajando o si está meditando: rápidamente vas a identificar con claridad qué está sucediendo.

Describe lo que ves sin mayor pretensión.Por ejemplo: una mujer sentada en un trono, mirando al frente, con un vestido rojo. En una mano lleva una espada y en la otra mano, una balanza. Su nombre es la Justicia. Su número, el XI.

El objetivo es utilizar las imagenes representadas en las cartas para jugar a recibir mensajes. Cada carta, además de ser un naipe con un valor numérico, tiene un mensaje representado en su dibujo. Y a cada uno de nosotros nos llevará a un lugar diferente. Porque la realidad depende de cómo nos encontremos nosotros.

Al mirar con detenimiento la carta de la Justicia sabrás que alude a la verdad, a la ley, al juez, a la firmeza y al equilibrio: a la Justicia per se. Pero, como en las nubes del cielo, quizá también veas, por fin, la salida a un conflicto. O puedes que sientas tu salud se estabiliza. O caigas en la cuenta de que en tu relación de pareja debe primar la verdad y el equilibrio. Prueba a sacar cada día una carta. Recibiras cada vez un mensaje distinto.

Cuando te acostumbres a escuchar, comienza a preguntar. El tarot no te va a adivinar, el tarot te va a sugerir o te va indicar una tendencia que puede dar a la larga un resultado. Y te avisa para continuar o no con la misma actitud, para dirigirte hacia ello o para modificarlo. Dentro de ti está la respuesta.

Si no terminas de entender qué es lo que ves, o comienza a resultarte insuficiente la respuesta, añade una carta más, hasta un total de tres. Con eso es suficiente para empezar a interiorizar el Tarot.

Las reglas esencial no puede ser más simple: aquello que más te llama la atención de la carta cada día es el comienzo de la interpretación. Si me fijo en la espada, seguramente me hable de un conflicto en el que se acaba una situación. Si me fijo primero en la balanza, seguramente me esté hablando de llegar a un acuerdo equitativo.

Arcanos Mayores: 22 cartas que representan arquetipos de personalidad o situación vital. Si sale un arcano mayor, la situación tiene su enjundia

Arcanos Menores: 56 cartas divididas en cuatro palos: Oros, Copas, Espadas y Bastos. La situación está dentro de lo cotidiano de la vida, sin mayor trascendencia.

Si sale un oro, resonará con lo más terrenal, con nuestros recursos económicos y con nuestro tiempo.

Si es una copa, resonará con tus emociones, desde el amor a la vergüenza.

Si sale un basto, resonará con tu creatividad, con todo lo que te mueva: tus acciones, tu trabajo, tu relación con el otro.

Si es una espada, resonará con tu mente, con tu palabra y con el empleo de la misma, con tus conflictos, tu fuerza, como miedo o como valor.

Si la carta saliera invertida, es exactamente la misma interpretación, pero con la energía constreñida: falta de Justicia, falta de equilibrio. Deshonestidad.

Comienza por aquí: vocales y consonantes. Cuando cobren sentido entenderás las palabras. Si te siente seguro, construye una oración y sepárala en tres cartas: ¿Cómo debo comportarme ante estos cambios?

Cómo debo / Cómo hago: una carta

Comportarme: otra carta

Cambios: otra carta... Junta las piezas y ya tienes tu mensaje y tu respuesta. Hasta aquí lo más básico. ¿El truco del juego? Práctica, práctica y práctica.