Arranca la Louis Vuitton Cup en Barcelona con el rey Felipe VI como espectador de lujo en la primera regata y una gran fiesta en el Tibidabo

El rey Felipe VI asistió ayer a la primera regata de la Louis Vuitton Cup en Barcelona , competición clasificatoria de la que saldrá el ganador que se enfrente al actual poseedor de la Copa América, el equipo de Nueva Zelanda, a finales de mes y primeros de octubre. Don Felipe, muy aficionado a la vela y a los deportes náuticos, quiso perderse este acontecimiento internacional que se celebra en España por segunda vez, ya que la anterior fue en 2007 en Valencia.

Al primer día de regatas asistieron también algunos personajes de la vida social española, como la propia sobrina del monarca, Victoria Federica , los influencers Gala González y Eric Masip, o el futbolista Xavi Hernández, además de aficionados de todo el mundo, que se concentraron en un nuevo espacio creado en el Port Olimpic, al final de la playa de la Barceloneta, en la carrer de la Marina, para miles de aficionados que asistirán durante más de un mes de competición y en el que se han habilitado miradores al campo de regatas y espacios gastronómicos.

El rey navegó al campo de regatas para ver la primera competición en un VIP Hydrogen Powered Chase (prototipo de barco sostenible), y lo hizo vestido con el polo y la gorra oficial de la competiciónn, vaqueros y zapatillas deportivas deportivas de una firma barcelonesa, Tropicfeel.

Pero el arranque de las mundialmente conocidas regatas tuvo otra fiesta organizada por Louis Vuitton como pistoletazo de salida en el histórico parque barcelonés de Tibidabo, con más de 120 años de vida, y a la que asistieron unos 800 invitados de todo el mundo.

Maria Pedraza, Georgina Amorós, Greta Fernández, Miguel Bernadeau o Eric Masip fueron algunos de los rostros conocidos que se sumaron a este evento al que tampoco faltaron los medallistas olímpicos Pau Echaniz y Léon Marchand, la escritora Leticia Sala o el artista Ignasi Monreal. Las atracciones del parque, una actuación sorpresa de La Fura Dels Baus y puestos de gastronomía gourmet fueron los platos fuertes de la velada con la que la firma francesa ha iniciado este evento mundial que tiene como sede la Ciudad Condal .

La Louis Vuitton Cup es una competición en la que participan los equipos de cinco países, Francia, Italia, Suiza, Estados Unidos y Gran Bretaña, de los que solo uno será el ganador que se enfrente después al defensor del título de la America's Cup, que ostenta el equipo neozelandés, que ha ganados las dos últimas ediciones consecutivas.

En los 172 años de vida de la America 's Cup, España acoge por segunda vez el evento. La primera fue hace 17 años en Valencia y en esta ocasión tendrá una novedad trascendental, ya que se celebrará por primera vez una competición femenina.

«No queríamos forzar una cuota para que alguna mujer formara parte de un equipo de la competición, sino que hemos preferido hacer una competición femenina y quizá el año que viene o más adelante haya mujeres en todos los equipos», adelanta Grant Dalton, CEO de la America's Cup y capitán del equipo neozelandés; y que hizo de anfitrión con el rey Felipe VI en su visita a la competición.

El veterano regatista también anunció que «esta competición en Barcelona será la más reñida y competitiva de toda la historia»; y ello se debe a que la tecnología de los barcos, que sobrepasan las seis toneladas y alcanzan los 100 kilómetros por hora sobre el mar, es la más avanzada de todos los tiempos.

Cada equipo está formado por ocho regatistas, de los que cuatro son ciclistas (grinders), quienes mediante pedales giratorios reman con las manos para dar energía al sistema hidráulico de las embarcaciones y que el timonel y los otros tres puedan tripular y maniobrar las velas y los brazos, ya que son barcos que no llevan motor y que se levantan sobre el mar gracias a la energía aerodinámica, empleando una técnica que se asemeja a la de los aviones para despegar. Además, cada barco tiene dos brazos en cuyos extremos están los «foils» (aletas), con los que se equilibra la embarcación y que se levantan ligeramente sobre el nivel del mar para «volar» con más velocidad y maniobrar con mayor rapidez.

El espectáculo está servido y la emoción se mantendrá en vilo en las próximas semanas hasta que uno de los cinco equipos se proclame campeón de la copa Louis Vuitton y compita después con Nueva Zelanda para ver quién se lleva el 37 trofeo de la Copa América.