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Gregoris Pyrpylis, director creativo de Hermès Beautè.
belleza
Gregoris Pyrpylis, director creativo de Hermès Beautè.
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La cita es en la sede de la división de perfumería y belleza de Hermès en París. Gregoris Pyrpylis, nacido en la península del Peloponeso (Grecia), entra en la sala sonriente y tendiendo la mano. Nos conocimos hace un año en Madrid, en una presentación. Es empático y buen conversador. Ama la luz y el azul de la isla mediterránea de Folégandros, donde pasa sus vacaciones, aunque reside en París desde hace 12 años. Antes de su nombramiento, fue embajador de otras firmas de belleza y había trabajado con celebridades como Cindy Crawford o Carla Bruni.
Mujerhoy. ¿Cómo fue el proceso hasta que lo nombraron director creativo de la firma, en 2022?
Gregoris Pyrpylis. Recibí una llamada inesperada de la CEO de Belleza y Perfumes, Agnès de Villers, que quería charlar conmigo.
¿No sabía la razón cuando tuvo ese encuentro?
No tenía ni idea. No esperaba que me ofrecieran ese puesto. Estaba en Grecia de vacaciones, en agosto, y recibí el mensaje; llamé y me preguntó si quería reunirme con ella. Cuando regresé a París, en septiembre, tuvimos esa cita. Si soy sincero, fue como si ya la conociera; hablé con Agnès y con Corinne Perez, la directora de comunicación, y luego me reuní rápidamente con Pierre-Alexis Dumas, el director artístico de Hermès. Nunca sentí que me hicieran una entrevista profesional; solo éramos personas con cosas en común de las que hablar: cómo percibía la belleza de Hermès, cómo la veía en el futuro... No sentí ningún tipo de ansiedad o estrés por intentar mostrar lo mejor de mí. Fue muy natural y unos meses después decidimos que yo encajaba. Hubo algo mágico que solo ocurre una vez en la vida. Y me sentí muy afortunado.
¿No sintió presión? Era la primera vez que Hermès iba a integrar a un creativo en la división de maquillaje.
Cierto, suponía una gran responsabilidad, podríamos llamarla ansiedad productiva. Al principio, me dije: «Esto es demasiado grande, no sé qué hacer». Pero todo era tan normal... Me incorporé cuando ya estaban en el mercado Rouge Hermès, la primera barra de labios, y Rose Hermès The Blush y Les Mains, que se habían lanzado en 2020. El resto tenía que llegar: había que concebir las ideas y crear productos que hicieran historia, porque era un momento histórico para la maison.
Silky Lipstick Shine, Limited Edition, Beige Halo, Silky Lipstick Shine, Limited Edition, Rose Gélatine y Silky Lipstick Shine, Limited Edition, Orange Flash; todos de Hermès Beautè.. /
¿Cómo han transcurrido estos tres primeros años?
Parece que fue ayer. Cuando estás de vacaciones sientes lo mismo: el tiempo vuela. El futuro de Hermès Beauté se está diseñando ahora. No tengo tiempo de darme un respiro, pero sí nos tomamos tiempo para materializar cada novedad. Hermès es una casa muy grande y podríamos haber lanzado todo a la vez: labios, ojos, piel... Pero trabajamos lanzamiento a lanzamiento. Hoy la industria va muy rápido: cada semana tienes un nuevo perfume, un nuevo producto o una nueva marca. Creo que ese ritmo no tiene sentido. Soy un profesional de la belleza pero, cuando voy a las tiendas a buscar algo concreto, encuentro tantas posibilidades para elegir que me resulta complicado decidirme. Así que me pongo en la piel de un hombre o una mujer que buscan algo y tienen la sensación de estar sobrepasados por la oferta. Por eso en Hermès no actuamos con esas prisas.
¿Ha cambiado su idea sobre la belleza o ideas que ya tenía?
He evolucionado y también lo han hecho mis ideas. Y seguirán evolucionando. Si no, no estaría haciendo un trabajo creativo que me permite ser disruptivo. Esto se aplica a nuestros planes de futuro, pero también a esta nueva colección de labiales Rouge Brilliant Silky. A veces, cuando estás desarrollando un color, como el emblemático Rouge H, y lo replicas en una nueva textura, en una nueva fórmula, te encuentras sorpresas que te sacan de tu camino y que pueden ser muy bellas. Esa es la magia de este trabajo: mantener la mente abierta y tener la sensibilidad para encontrar la belleza en cualquier parte. Incluso cuando se produce por pequeños errores. Por eso me siento afortunado: nadie me dice por dónde debo ir ni dónde tengo que encontrar la inspiración; yo lo decido. Y volver a revisar los archivos de Hermès, con casi 200 años de historia, es una inspiración constante.
La casa tiene una paleta de colores inmensa y preciosa.
Sí, más de 75.000 referencias de colores en seda y 900 en piel. No creo que haya un solo color que no haya sido explorado y descubierto aún por Hermès. El ADN de la casa tiene tanto que ofrecer que quedan muchas por cosas por descubrir.
¿Cuál es el proceso de trabajo cuando aborda una colección?
Normalmente, decido con el equipo cuál va a ser nuestro próximo capítulo. En ocasiones es muy natural, como con Les traits d'Hermès, nuestros lápices de ojos y de labios. Trabajamos con Pierre Hardy, que tuvo la bella idea de plasmar los eyeliners como si fueran los lápices de colores de nuestra infancia. Esta colección de labios, Rouge Brilliant Silky, arrancó con objetivos concretos, porque algunas mujeres prefieren un acabado glossy, otras quieren una textura transparente... Tenía sentido darles respuesta después de la primera colección de 2020. Por eso, hemos querido celebrar una especie de cumpleaños. Para mí, ha sido muy interesante ofrecerles una nueva fórmula con 14 colores emblemáticos de la marca y otros tres más de una edición limitada.
¿Por qué una edición limitada?
Son piezas de coleccionista que se pueden adquirir sólo durante tres meses. Con las ediciones limitadas arriesgo más, exploro al límite con colores que funcionan como un accesorio de moda. Un mismo tono puede parecer distinto en función de la textura. Es algo que hacemos de forma deliberada: podríamos obtener el mismo color, pero no me interesa copiar y pegar todo el rato. Ocurre lo mismo con el métier de la piel: en la moda y los accesorios, un mismo color cambia según el tipo de piel. Con una resultará más luminoso, con otra parecerá más profundo... Y eso es muy atractivo, activa mi creatividad. La colección se adapta al color de los labios de cada mujer e interactúa con su tono de piel. Puede probar toda la colección y cada labial le mostrará una faceta distinta de sí misma.
¿Realizan pruebas con diferentes mujeres y tipos de piel?
Sí, y eso supone invertir mucho tiempo. Primero desarrollas la fórmula y la textura; y luego, el color. Cuando llega ese momento, necesitas incluso más tiempo que para crear la fórmula, porque lo que tú percibes como un rosa fluorescente otra persona lo ve como un magenta fluorescente. El matiz, la manera en la que puedes captar el color, cambia. Cada uno hemos crecido en lugares distintos, con una luminosidad, con referencias diversas; y percibimos cada color de diferente manera.
¿Eso complica su trabajo?
Sí, por eso el proceso necesario para obtener el color correcto es muy largo. A veces lo encuentras a la primera, otras no. Llevamos desarrollando estos labiales desde que entré en Hermès.
¿Más de tres años?
Sí. Terminamos la producción hace solo unos meses.
¿Qué ha sido lo más complejo del proceso?
Para mí, lo más duro es elegir los colores cuando sabes que sólo tendrás 14... porque podrías tener cientos. Editamos los tonos para hacer soñar a la gente, para darles algo que esté fuera de su zona de confort. Me gusta hacer eso, porque creo que es así como evolucionamos y encontramos quiénes somos, lo que queremos... y también lo que no queremos. Me gusta que, cuando alguien vea el color, tenga la certeza de que es Hermès. Es una enorme apuesta que tengo conmigo mismo.
Sí que es un reto. ¿Por qué lo hace?
Enfrentándote a los desafíos es como puedes llegar cada vez más lejos. Me gusta estar fuera de mi zona de confort; a través de esos retos evolucionamos y conseguimos estas maravillosas colecciones. De otra manera, podría estar sentado en mi despacho mirando las referencias de seda y marroquinería y decir: «Quiero esto, esto y esto», y ya está. Pero esa no es la manera en la que me acerco a la belleza, lo hago a través de una vía más profunda. Con todos los test que hacemos con público, diseñamos colores para que los lleven miles de personas y se sientan únicas. Para mí, cada uno es diferente y la filosofía de Hermès se basa en celebrar lo que nos hace singulares. No se trata de conseguir algo que cuadre con todo el mundo y te haga sentir igual que el resto. Hermès es todo lo opuesto a eso: se trata de poner en valor quién eres, lo que te hace único.
Debe de ser complicado crear para miles de personas distintas. Por ejemplo, para clientas de Asia, que tienen una piel diferente a las de España, Alemania, Estados Unidos, América del Sur...
Y también tienen referencias culturales, gustos y necesidades diferentes. Y el clima y la luz son distintos. Todo eso hay que tenerlo en cuenta cuando desarrollas un producto; de otro modo, no funcionará en algún sitio. Y es responsabilidad tuya considerarlo y averiguar por qué.
Iba a preguntarle cuál es su ideal de belleza, pero veo que, como director artístico, no es posible tener solamente uno...
Bueno, creo que el ideal de belleza es algo muy ligado a la Antigüedad griega. Los grandes filósofos trataron de explorar qué es la belleza. Algunos dijeron que estaba ligada a la bondad, porque ser una persona bondadosa se refleja en el exterior. Otros hablaron del equilibrio y la simetría desde un punto de vista matemático y físico. Creo que la verdad está en el camino intermedio. La belleza está alineada, sin duda, con el bienestar; no es solo apariencia física. Está ligada a cómo te sientes, a tu estado de ánimo, a tu humor, a tus emociones... No es casualidad que, cuando te sientes estupendo, todo el mundo te dice lo bien que estás, irradias luz y te ves mejor. La belleza está en el interior y el exterior. El maquillaje aporta simetría, pero también seguridad.
Cinturón cartuchera de piel para los labiales Silky Lipstick Shine, de Hermès, y muestras en piel de los mismos. /
Se inspira en sus compatriotas de la Antigüedad.
Sí, en Aristóteles [Risas]. Hay que investigar sobre el color o la textura, pero también explorar la filosofía y entender el mundo y la época en la que estamos. A veces digo que las redes sociales hacen mucho daño a la belleza, porque la han convertido en algo instantáneo, en un hiperconsumo de tendencias que duran apenas dos semanas. Pero, a la vez, en las redes uno puede conectar con unas personas u otras, y determinar qué conservar y qué mandar a la papelera. Son también inteligencia y sensibilidad. Por eso las uso, pero siempre con mi filtro. Y aunque en Hermès no hablamos de tendencias sino de imagen, de belleza atemporal, es posible tomar algunas buenas ideas de las redes; quizá se trate solo de un 5%, pero sigue siendo interesante.
¿Se animará a crear una colección de belleza para hombre?
Nuestras colecciones, incluso sus estuches, no son particularmente femeninas ni masculinas, no tienen género. Mi mejor respuesta es que el bálsamo labial, que va en un estuche de laca blanca, es nuestra referencia más vendida y lo compran, mayoritariamente, los hombres.
Hablaba antes de la belleza holística como un todo, pero aunque uno no tenga su mejor momento la vida exige una cierta estética y la cosmética ayuda a mantener el tipo. ¿Lo cree así?
No solo te ayuda con la imagen, sino que transforma la manera en la que te percibes ti mismo. Interactúa con tu sentir interior y tu imagen.
La presión estética sobre la mujer es mucho mayor que sobre el hombre. ¿La industria tiene algo que decir en favor de la igualdad?
Definitivamente, sí. Por eso no creo que sea necesario crear una colección exclusiva para hombres, al menos en el caso de Hermès. No hay que idear un estuche negro para ser más masculino. En cuanto a imagen, sí incorporaremos hombres para abarcar a más diversidad, incluso en el esmalte de uñas, porque ellos también llevan las uñas pintadas. Es algo que no tiene por qué definir tu sexualidad, puede ser solo otra forma de embellecerte, como cuando te pones un anillo o una pulsera. Creadores y medios de comunicación tenemos que emplearnos a fondo para que las cosas evolucionen, porque queda mucho por hacer. Basta ver los comentarios en redes para darse cuenta de que son bastante decepcionantes. Hay que seguir trabajando por la igualdad, porque cuanto más trabajas en algo, más te acercas al objetivo.