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Cómo usar el método de las tres palabras para vestir bien después de los 50: elegancia, lujo silencioso y compras inteligentes

No pierdas tu precioso tiempo en largas sesiones de compras que te vuelven loca. Con este método conseguirás un armario coherente, un estilo propio y un gran ahorro en tu presupuesto para ropa.

No es ninguna casualidad que, en los últimos meses, hayan surgido métodos varios que ayudan a pensar y ordenar la ropa que guardamos en el armario. Sin duda, esta fiebre por autoimponernos normas para el comprar y el vestir apunta a una escasez de tiempo que antes no sufríamos con esta intensidad. De repente, sentimos que estamos dedicando demasiado tiempo al estilo o notamos que no tenemos suficiente, y vestirnos mal nos crea ansiedad. Sea como fuere, los tiempos imponen la máxima optimización de las tareas. Hasta las más placenteras.

Dos son los métodos que se están haciendo más populares. El más sencillo es el de la regla del 333, que muestra cómo lograr un repertorio de looks apreciable desde solo 9 prendas. Por ejemplo, tres prendas para el tren superior (camiseta blanca, chaqueta de punto y camisa masculina, por ejemplo), tras para el inferior (vaquero, minifalda y pantalón de piel) y tres zapatos (zapatilla, mocasín y bota alta). A este armario mínimo se pueden ir añadiendo otros tríos: ropa exterior (abrigo, trench, bomber), accesorios (bufanda, gorra con visera, gafas de sol), bolsos (tote, cartera de mano, bombonera)…

Existe, sin embargo, un método que va más allá de la restricción de compra, para que no terminemos con una colección de prendas desequilibradas. Hablamos del llamado ' método de las tres palabras', sistematizado por la periodista especializada en moda Alexandra Fullerton. En realidad, Fullerton supo de este método mientras trabajaba de estilista en la industria de la moda británica, donde aún ejerce como periodista 'freelance'. De hecho, decidió ponerlo en práctica para escapar del caos de sus propios armarios y terminó sistematizándolo en un libro en 2018, 'How to Dress' ('Cómo vestir') y llevándolo a la práctica en su trabajo como consultora de estilo.

Alexandra Fullerton escribió en 2018 el manual de estilo 'How to dress'.

Existe una razón importante para recomendar este método si te acercas o ya no cumples los 50 años: para que funcione como promete, quien lo lleva a cabo debe conocerse a sí misma y ser capaz de identificar y reconocerse en algún estilo. Recordemos: se trata de controlar el caos en el armario, de racionalizar las compras y de construir un vestuario que podamos combinar rápida y fácilmente. Si aún no tenemos clara nuestra silueta, si no hemos decidido qué queremos comunicar con nuestra imagen, va a ser difícil conseguir resultados.

Rápidamente: el método de las tres palabras está diseñado para simplificar al máximo tus compras y que ya no tengas que perder el tiempo pasando página tras página en las tiendas online, debatiéndote entre unas prendas u otras. Es muy simple, solo tienes que poner por escrito a las tres palabras que se te vienen a la cabeza si te piden que definas tu estilo. Alexandra Fullerton ha recogido las más repetitivas entre las mujeres británicas: cómodo, cuidadoso, rockero, bohemio, minimalista, 'fashionista', chicazo, vintage, clásico, femenino, afrancesado y vitaminado.

Si no lo tienes claro, es el momento de abrir el armario y analizar qué tipo de ropa te pones más a menudo. O, en su defecto, cuál te hace más feliz, que prendas te dan más confianza o cuáles te pones cuando ningún look te hace sentir bien. Además, puedes considerar cómo es tu estilo de vida y qué tipo de prendas favorecen más a tu silueta. Se trata de detectar cómo es la ropa que te gusta, te favorece y va más con tu personalidad.

Cuando tengas estos aspectos claros, no deberías encontrar dificultad para definir tu ropa fijándote en factores como su estilo, color predominante, tipo de silueta, tejidos o década (sesentas, setentas, noventas...). Ya sabes: resúmelo en tres palabras y conviértelas en tu biblia. Serán el faro que guíe tus compras y te permita evitar cantos de sirena en forma de faldas de lentejuelas o vestidos preciosos que no te pondrás jamás.

Alexandra Fullerton creó el método de las tres palabras.

Si el análisis de tu estilo es importante y tus tres palabras vitales, lo realmente clave es tener la voluntad suficiente como para descartar prendas cuando sales de compras. Todas las que no pueden englobarse bajo ninguna de las tres palabras que te has dado a ti misma. Recuerda que es dinero tirado a la basura: seguramente solo las sacarás del armario una o dos veces al año. ¿De verdad vas a gastar dinero para ver una prenda colgada en el armario? Una pena.

Conforme vayas avanzando en tus compras guiadas por el método de las tres palabras, comprobarás cómo tu armario comienza a sonar en la misma clave. Te resultará cada vez más fácil realizar combinaciones de prendas y ahorrarás muchísimo tiempo cada mañana, por no hablar de que te será prácticamente imposible componer un mal look. Otro beneficio colateral: tu imagen se beneficiará de comunicar un estilo claro, definido.

En la biblia del estilismo de Alexandra Fullerton, 'How to Dress' (2018), la experta en estilo y periodista de moda menciona algunas famosas británicas que han construido un armario híper personal gracias a este método. Por ejemplo Rosie Huntington-Whiteley, a la que Fullerton cataloga como minimalista, sexy y neutral. Todo lo que luce gira en torno a esos tres conceptos. Sin embargo, Kate Middleton, la princesa de Gales, gira en torno a tres palabras: su estilo es clásico, femenino y pulido.

Uno de los ejemplos más logrados del método de las tres palabras es el que Alexandra Fullerton pone con Alexa Chung: etiqueta su estilo como 'preppy', francés y chicazo. Pensemos, por ejemplo, en la reina Letizia. ¿Cuáles serían sus tres palabras? Podrían ser femenino, clásico, sofisticado, si queremos englobar tanto su estilo diurno como el nocturno. Como ves, la mecánica del método es fácil. Aunque, si se te hace bola autoexaminar tu estilo, siempre puedes pedirle tus palabras a una amiga. Seguro que las tiene clarísimas.