Jennifer López con look coquette.

Por qué rechazar las tendencias de 2024 si eres mayor de 50: quién quiere vestir como la mujer de un mafioso o una muñequita coqueta

Ni coquette ni mob wife, te contamos por qué no deberías caer rendida a las microtendencias que dominan el comienzo de 22024 si ya has pasado la barrera de los 50 años.

Elena de los Ríos

Prácticamente acaba de echar a andar 2024 cuando ya tenemos las dos tendencias llamadas a dominar los armarios más sensibles. No mucho más allá de uno o dos meses, pero suficiente como para que las sintamos como un bombardeo o, más irónicamente, como una broma que se pasa de pesada. Hablamos de Mob Wife, o sea, la tendencia que defiende el estilo de las mujeres de la mafia (las mujeres de los mafiosos); y de Coquette , la penúltima resurrección de la estética de la lolita presumida.

No pensemos que la Coquette y la Mob Wife son las únicas tendencias que a estas alturas del año defienden revistas, celebrities, influencers, estilistas y firmas de moda. Un pasito por detrás se han quedado propuestas tan inventivas como Office Siren o 'sirena de oficina', que se inspira en la estética de oficina de los años 90 (gafas rectangulares, faldas tubo, camisas entalladas, raya diplomática, tacones altísimos…); Coastal Grandmothers (abuelas playeras), se inspira en las jubiladas ricas que pasan el invierno en su casa de la costa; dark Academia o escolares siniestras, que retoma el estilo colegial con un punto gótico y podríamos seguir: Clean Girl, Tomato Girl, Cottagecore, Portugal Girl ...

La tendencia Coquette es una vieja conocida de nuestros armarios, pues Sofia Coppola le dio un buen empujón al hilo de su 'Maria Antonieta' en 2006. Se puede resumir en el lazo, grande o pequeño, rojo, rosa o negro, discreto o extravagante. Lo veremos en cualquier sitio: pelo, ropa, pendientes, junto a volantes, colores pastel, calcetines calados, cuellos de bebé, collares de perlas y, en general, referencias varias al mundo de las muñecas o al estilo victoriano de la Regencia.

La actriz Kelly Rutherford con look coquette de Simone Rocha en la Semana de la Moda de París.

La cantante Lana del Rey puede ser la famosa que más se identifica con esta estética híper femenina, aunque hasta Jennifer Lopez cayó en la tendencia 'Coquette' en su reciente aparición en los desfiles de la alta costura en París. Si ves que Zara adorna con un estrechito lazo negro alguna de sus camisas, está llamando a las apeladas por la tendencia Coquette. Pasa por encima las críticas a la tendencia, que evidentemente infantiliza la feminidad en vez de mostrarla poderosa. Por otro lado, muchas jóvenes que la abrazan lo hacen para defender el estereotipo femenino precisamente de su desvaloración. Hay que ser muy fuerte para vestirse de Lolita hoy.

La tendencia Mob Wife se sitúa en las antípodas de la Lolita victoriana de los lazos. Remite directamente a las mujeres de la mafia retratadas en 'El Padrino' o la mitificada serie 'Los Soprano', que ahora cumple 25 años. Aquí se trata de vestir como si una acudiera a un funeral de un capo a defender el status del clan: abrigos de piel sintética, cardados, joyas gigantescas (de oro, por supuesto), enormes gafas de sol y labios rojos. Todos los estampados animales están permitidos. También el cuerpo, las permanentes, los vestidos de noche sexys y los logos de las casas de moda italianas más clásicas.

Dua Lipa con look Mob Wife.

El tipo de mujer que sobrevive en la mafia no tiene nada que ver, aparentemente, con la Lolita presumida: parece fuerte, resuelta, resiliente. Sin embargo, los críticos de la tendencia han subrayado la sumisión de las mujeres de la mafia al poder peligroso de sus maridos criminales. Como vemos, la lectura de las tendencias que arraigan en el pasado puede variar absolutamente la percepción de las mismas. De hecho, esta interpretación es hoy tan mollar para la tendencia como su propuesta estética.

Evidentemente, ninguna de estas estéticas virales está diseñada para apelar a las mujeres maduras, tengan la edad que tengan pero, sobre todo, que ya no cumplan 50. Funcionan como una explosión del repertorio que hace treinta o cuarenta años tenían las jóvenes generaciones, atrapadas en un menú conformado por cinco o seis tribus urbanas. En la actualidad, el mercado ha segmentado hasta el infinito la oferta de estéticas e identidades que propone a los jóvenes, hasta este surrealista momento de aceleración que vivimos. Pero, ¿es real u otro fantasma de las redes?

Esa es otra contradicción de este carrusel de estéticas que nos bombardean desde que existe TikTok: no las vemos por la calle, sino en los contenidos digitales de las influencers de moda y en las famosas que necesitan llamar la atención con cada uno de sus looks. No están diseñadas para darle sentido de pertenencia a las experiencias juveniles, sino para vender ciertos cosméticos, complementos o prendas a las mujeres. En realidad, buscan que la experiencia de compra no pierdan encanto, significado y excitación. ¿Quizá porque comprar va perdiendo la capacidad de emocionar?

Sea como fuere, el estilo personal no puede estar más lejos de este bombardeo de tendencias cada vez más locas y peligrosamente colindantes con la lógica del disfraz. La madurez tiene también que ver con no dejarse seducir por las microtendencias diseñadas para disfrazarnos, algo comprensible a los 20 pero difícilmente defendible a los 40 o los 50. No solo porque a esa edad ya tenemos claro quiénes somos, sino por la inversión de recursos que requiere estar al día de la última ocurrencia de esta industria de la moda. El tiempo es hoy demasiado precioso como para dedicárselo a parecer la señora de Al Capone.

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