Es la cruda realidad del armario: la ropa no suele ser aliada de las que de vez en cuando nos ponemos 'a plan' . De hecho, no asumir la propia talla suele ser motivo importante para iniciar una dieta , cambiar el estilo de vida para hacer más deporte o acudir a un nutricionista que oriente nuevos hábitos alimenticios . Basta abrir un armario para comprobar la relación que su propietaria tiene con su cuerpo. Si guarda prendas de dos tallas, su propietaria es una de esas sabias que le da un margen para existir. Si encontramos tres o cuatro, tenemos entre manos un pequeño caos.
La tentación de comprarse ropa nueva en cuanto bajamos o aumentamos centímetros es comprensible, pero a la larga supone tirar el dinero a la basura. Sobre todo si iniciamos una dieta con la intención seria de integrarla en nuestra rutina a largo plazo y no hemos dejado de ganar o perder peso. Toda la ropa que compremos para los meses de transición terminará en el olvido. Peor: muchas veces lloraremos de pena por haber comprado alguna prenda preciosa en una talla que ya no nos encaja.
Una buena decisión de partida será mentalizarse para sacarle partido al armario que ya tenemos hasta las últimas consecuencias. Esto implica hacer las paces con el estilo oversize, al menos durante algunos meses. Gran parte de las camisas, tops y jerséis pasarán de quedarte de ajustados a sueltos y, más tarde, holgados y lo mismo sucederá con faldas y pantalones. Consejo: pertréchate con unos buenos cinturones, dale la vuelta a bajos y recoge las mangas de camisas y tops.
La primera fase de una dieta se alimenta de la máxima motivación para seguirla y, a la vez, de un peligro cierto de desistir de ella. Aquí, la moda puede ayudarnos especialmente si hemos de introducir cambios en el estilo de vida más allá de la alimentación. Disponer de la ropa adecuada para hacer ejercicio nos puede predisponer positivamente a ello y, definitivamente, impide que utilicemos la excusa de no tenerla para no movernos.
Algo que no suele funcionar, sobre todo en esta etapa, es comprar prendas de ropa que todavía no nos valen pero que deseamos ponernos gracias a la dieta. Probarnos una y otra vez esas piezas, comprobar que no abrochan por muchos días que pasen, solo crea frustración. Más que subrayar lo que nos falta, conviene fijarnos en lo que nos sobra. En esa ropa que ya tenemos y que, con el paso de las semanas, nos queda cada vez más floja.
La tentación de premiarnos cada vez que superamos con éxito un tramo de la dieta es tremenda. Sobre todo una vez pasamos de una talla a otra que no es, sin embargo, nuestro destino final. Seamos realistas: reprimir totalmente el placer de lucir una talla menos sería contraproducente para la motivación, así que comprar una o dos prendas nuevas no solo es recomendable. Es inteligente, siempre que tomemos algunas precauciones.
Inés de la Fressange, epítome del estilo parisino, recomienda apostar por el estilo masculino que ella frecuenta, cada vez que compremos para premiarnos por haber superado algún tramo de la dieta. « La ropa de hombre es la solución para casi todo», explicó al consultorio de estilo de 'The New York Times'. «Las camisas clásicas, quizá en un rosa claro, son perfectas para llevar sueltas y oversize. Igual que los pantalones chinos: no pierden estilo si, con el paso del tiempo, te quedan una talla más grande».
De la Fressange tiene toda la razón: las prendas de inspiración masculina o directamente de marcas de hombre siguen quedando perfectas si se llevan oversize, con lo que podremos seguir luciéndolas si seguimos bajando de peso. «Solo tenemos que ajustar los pantalones con un cinturón o un pañuelo bonito». Lo mejor: nos seguirán entrando si, por lo que sea, volvemos a nuestra talla original. Otra prenda que podemos comprar en un 'fit' ajustado y continúa quedando bien oversize es la americana. Incluso bastante grande, si es ligera puede funcionar a la perfección con un cinturón.
Ya avanzada la dieta, será inevitable que tengas que comprar para seguir vistiéndote. Lo ideal es que apuestes por los básicos, pues la prueba-error de esta fase te va a costar mucho menos. No te lances a comprar unos vaqueros carísimos con tu nueva talla: testea tu nueva silueta con marcas del low cost. Trata de comprar jeans lo más ajustados posible, sobre todo si continúas con la dieta. Te permitirá familiarizarte con tus nuevas curvas.
Para continuar con el propósito de reutilizar al máximo la ropa que ya tenemos, apuesta por los leggings, los jeggings y las faldas tubo del low cost que te permiten seguir utilizando camisas, sudaderas y tops que ahora te quedan oversize. Seguir, más o menos, dentro de los márgenes de tu viejo estilo te vacuna contra la tentación de comenzar a ponerte prendas que antes no te ponías. Lleva un tiempo descubrir si no te las ponías porque no las encontrabas en tu talla, porque no te favorecen o porque, definitivamente, no son tu estilo.
En la fase final de la dieta, la más dura, estarás ya muy cerca de tu objetivo y será el momento de pensar en renovar el armario. Conviene pensar estratégicamente y no dejarse llevar por la euforia: nos evitaremos muchas compras por impulso de prendas a las que, a la postre, no les daremos tanto uso como pensamos. Eso no quiere decir que no puedasdarte un gran capricho. Es el momento de comprar ese diseño soñado, y aprovechar para aplicar la nueva política de consumo que se impone en pos de la sostenibilidad. ¿Vas a gastar menos dinero? Pues no.
Es ahora cuando agradecerás haberte ahorrado muchísimo dinero en ropa durante los meses anteriores. Porque atesorar un armario de básicos clásicos con tejidos de buena calidad y acabados excelentes tiene que ser tu objetivo prioritario. Más que acumular prendas de la misma categoría, te interesa rebajar el número y aumentar la calidad. Como contrapartida, puedes explorar las tiendas de reciclaje, vintage y segunda mano para ensayar todos los experimentos de estilo que te apetezca probar. Si al final de tu dieta recalas en una talla normativa, tendrás una oferta considerable para divertirte con la ropa sin hacerle daño al planeta. Y a tu bolsillo.
20 de enero-18 de febrero
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