La visita de Estado que están haciendo los reyes de los Países Bajos a Bélgica no ha dejado a nadie indiferente. El encuentro de las dos casas reales se ha convertido en un despliegue estilístico de alto nivel por parte de las monarcas y el punto álgido llegó anoche con una cena de gala en la que tanto Máxima de Holanda como Matilde de Bélgica deslumbraron con dos vestidos que parecen sacados de un cuento de princesas.
Para los fans del mundo royal esto es un auténtica fantasía. Y aunque las carreras de Ascot y sus espectaculares sombreros prometían hacerle sombra, la cita que se vivió ayer en el palacio de Laeken es una prueba más de que la realeza británica no es la única que mantiene la tradición monárquica más antigua.
Guillermo Alejandro y Máxima de los Países Bajos están realizando la primera a visita a Bélgica desde que comenzó su reinado. Un encuentro que ha generado muchísima expectación y que tiene como objetivo estrechar lazos entre ambos países, los cuales mantienen una excelente relación.
Y aunque Matilde y Máxima han sacado su mejor versión en los actos celebrados durante el día, han sido los estilismos que escogieron para la noche, durante la cena de gala, los que no han tardado en viralizarse. ¿El motivo? La ostentación en la que no han faltado diamantes, tiaras y vestidos espectaculares.
Ambas mujeres, acompañadas de un escenario idílico, nos han recordado cómo eran aquellos encuentros de la realeza con looks que lo tenían absolutamente todo. Hoy en día, mujeres icono de estilo royal como la reina Letizia se olvidan a veces de las joyas históricas, prescinden de las tiaras o no se recurren a vestidos de esos que dejan sin habla.
Algo que sí han hecho tanto Máxima como Matilde, que lucieron espectaculares y perfectamente coordinadas. La primera escogió un vestido rosa de Jan Taminiau, con falda de volantes de tul y cola y un cuerpo joya bordado con escote en pico. Un diseño espectacular que combinó con unas sandalias plateadas de Aquazzura y la banda morada de la orden belga de Leopoldo.
Matilde, por su parte, se decantó por el azul con un llamativo diseño de Giorgio Armani con capa semitransparente bordada. Un diseño con detalles de encaje en el escote y que combinó con unos salones clásicos de ante en color gris de Gianvito Rossi y con la banda azul marino y naranja de la orden del León Holandés, creada por el rey Guillermo I en 1815.
Pero sin lugar a dudas, lo mejor de ambos looks eran las joyas y tiaras. Máxima optó por la Stuart, una tiara que data de 1897 y que fue creada por Eduard Schürmann. Una pieza espectacular que ha modificado en varias ocasiones y ha lucido de formas distintas y que, esta vez, acompañó de la gargantilla, también de diamantes, que tiene a juego. Sin palabras.
Matilde escogió la tiara de las Nueve Provincias, una pieza que fue un regalo que el pueblo belga le hizo a la reina Astrid con motivo de su enlace matrimonial con el rey Leopoldo III. Una joya que se caracteriza por tener once adornos triangulares desmontables que representan las nueve provincias de Bélgica.
Y no conforme con eso, la reina Matilde quiso dar todo de sí en cuanto a joyas y añadió otra tiara, pero como collar. En concreto, la Wolfers, una joya de diamantes que perteneció a Fabiola de Bélgica, que data de 1960 y que está formada por dos hileras de diamantes de talla brillante.