Meghan Markle no será duquesa de Dior: así planea resucitar su menguante imperio financiero tras el fracaso de Spotify

Vivir instalados en la polémica se ha convertido en un estilo de vida para los Sussex. Cuando no es por las escandalosas revelaciones de las memorias del príncipe Harry , la ausencia de Meghan Markle en la coronación de Carlos III o las persecuciones de los paparazzi por las calles de Nueva York, es por sus lucrativos negocios.

Hace unos días, un comunicado conjunto de Spotify y Archewell Productions, la compañía audiovisual de la pareja, anunciaba que el acuerdo entre los Sussex y la plataforma de streaming se ha rescindido de mutuo acuerdo. Su relación se anunció a bombo y platillo en diciembre de 2020. Sin embargo, el resultado ha sido exiguo: Arquetypes, un podcast de 12 episodios en el que Markle entrevistaba a estrellas como Serena Williams, Mariah Carey o Trevor Noah, no tendrá segunda temporada. Al menos, no en Spotify, aunque los portavoces de la pareja han deslizado que podría tener continuidad en una plataforma de la competencia.

Según el New York Post, la relación contractual se extingue por la incapacidad de la pareja de producir más contenido en tiempo y forma. De hecho, se entiende que los royals no ingresarán los 20 millones de dólares del acuerdo original por no haber alcanzado los objetivos.

Pese a la diplomacia del comunicado conjunto, el malestar de Spotify se ha evidenciado a través de las incendiarias declaraciones del ejecutivo Bill Simmons que después del anuncio calificaba a la pareja de «putos estafadores» en su podcast. En enero, Simmons ya había declarado que le resultaba «vergonzoso» pertenecer a la misma compañía que los Sussex. «Vives en el puto Montecito y sólo vendes documentales y podcasts y a nadie le importa lo que tengas que decir sobre nada, a menos que hables de la familia real y te dediques a quejarte de ellos», explicó entonces.

La noticia llega a la vez que un persistente rumor acerca de un posible contrato de Markle con Dior, anunciado por el Mail on Sunday y desmentido poco después por representantes de la pareja a The Telegraph. Sin embargo, no se trata de una especulación gratuita. La relación de la pareja con la casa de alta costura francesa viene de lejos. Markle ha escogido sus diseños para actos militares, viajes al extranjero, eventos protocolarios como el Jubileo de Isabel II , ocasiones familiares como el bautizo de su hijo Archie e, incluso, con motivo del funeral de la reina , donde lució un sombrero del diseñador Stephen Jones para Dior. Lo mismo que su marido, que ha vestido trajes de la firma en múltiples ocasiones. La última, durante la coronación de su padre.

Pero aunque el acuerdo no se materialice (o no sea público), y pese al fin de su relación con Spotify, los Sussex ya trabajan por mantener a flote el imperio mediático que sostiene Archewell, la fundación que crearon tras su salida del Reino Unido y que ha terminado convirtiéndose en una empresa con varias divisiones establecida en el paraíso fiscal de Delaware.

Por un lado, está su contrato (todavía vigente) con Netflix, firmado en 2020 por una cantidad cercana a los 100 millones de dólares y que, por el momento, ha dado lugar a Enrique y Meghan, el documental en el que contaron su salida de la familia real británica y que se estrenó el pasado mes de diciembre. Se espera que este verano aterrice en la plataforma Heart of Invictus, otra serie documental que girará en torno a la implicación de la pareja en la organización de los Invictus Games. A partir de ahí, parece que el plan de los Sussex consiste en seguir produciendo contenidos (también de ficción) y mantenerse, esta vez sí, detrás de las cámaras.

Por otro, Markle está empezando a mover ficha para situarse, según informaba recientemente Page Six, en una power player de la industria de Hollywood. En abril, se anunció su fichaje por la agencia de talento WME, sus cuentas están en manos del asesor financiero con sede en Los Ángeles Adam Liling y aunque en principio no hay indicios de que quiera resucitar su carrera como actriz, sí podría estar trabajando para ampliar su filmografía como productora.

Aunque evidentemente los Sussex no tienen problemas de cash (a los ingresos por las memorias superventas de Harry se suma su participación en el accionariado de la start-up Better Up, en la que el royal ejerce como Chief Impact Officer) sus enormes gastos requieren un nivel de ingresos tan alto como constante. Después de desembolsar 14 millones de dólares por su mansión de Montecito, se estima que la pareja invierte más de dos millones de dólares al año en seguridad, a lo que hay que sumar las nóminas de su staff, el mantenimiento y las facturas de los abogados que defienden los intereses de la pareja en las batallas abiertas que mantienen en los tribunales contra la prensa británica.