Victoria Matossian en el día de su boda con una tiara con diamantes y esmeraldas. /
Joyas espectculares, vestidos hechos a medida e invitados de sangre royal. Así ha sido la boda que ha tenido lugar este sábado y que ha unido en matrimonio a Victoria Matossian con el príncipe Cecil de Croÿ en Madrid. Una cita que se ha convertido en uno de los temas más comentados del fin de semana, sobre todo, para aquellos que aprecian las piezas con historia.
Y es que, Victoria, nieta de la princesa Tessa de Baviera -prima del rey Juan Carlos-, ha derrochado elegancia con look de boda formado por un vestido de novia de estilo royal creado para la ocasión y protagonizado por una espectacular tiara que pertenence al joyero de la familia y que ya llevó su hermana Sol Matossian hace un par de años.
Victoria ha jurado amor eterno a este príncipe y empresario de origen alemán que apareció en los «30 under 30» de la revista Forbes en la iglesia de San Pedro Apóstol, en Fuente el Saz de Jarama. Ante el altar, el novio esperaba emocionado a la joven modelo que no ha defraudado con un estilismo perfecto y que, como decimos, tenían un carácter royal en cada uno de los detalles escogidos.
Para este día tan especial, Victoria se puso en manos de Jorge Vázquez, uno de los diseñadores españoles más reconocidos del sector nupcial, para crear el vestido que usaría para dar el 'sí, quiero' a su prometido. Y el resultado ha sido un vestido espectacular que no ha defraudado. «Un lujo diseñar vestidos para mujeres increíbles y con tanta personalidad», ha comentado el creador.
El diseño estaba formado por un vestido de escote recto y falda con grandes volantes que aportaban movimiento y fluidez y que hacían que la prenda desprendiera un aire romántico. Una pieza que iba adornada por un fajín bordado a juego con una chaqueta tipo torera de manga larga que ponía el punto sofisticado.
Un vestido de novia hecho a medida que gritaba a los cuatro vientos sencillez y elegancia y que Jorge Vázquez creo de manera que casara a la perfección con las joyas con las que completó el look. Y es que, cumpliendo la tradición familia Victoria lució algunas de las piezas más importantes, entre ellas, una tiara con mucha historia.
Como ya hizo su hermana, Victoria completó su look de boda con una diadema nupcial con siete flores de esmeraldas y diamantes que llevó junto a un velo y un recogido bajo en forma de moño. Y como cuenta David Rato, experto en joyas de la casa real en su perfil de Instagram Spanish Royal Jewels, es una tiara que fue formada por piezas que pertenecieron a la reina Isabel II.
«En 1904, la reina María Cristina adquirió los siete broches florales a la testamentaria de su suegra y encargó a la joyería Ansorena una estructura de plata para fijarlas a modo diadema. Además, encargó varias piezas a juego para acompañarla: un par de pulseras articuladas con cintas, un collar estilo Luis XIV, un alfiler y un par de aretes», detalla el experto.
El resultado acabó en manos de María Teresa en 1906, quien lo recibió como regalo de boda. A su muerte, el aderezo de esmeraldas fue heredado por el infante José Eugenio, por lo que fue su mujer doña Marisol de Messía y Lesseps quien lució esta espectacular pieza.
De esta manera, la tiara ha llegado a manos de Victoria Matossian quien al igual que su madre y su hermana, la ha elegido para su gran día. Una diadema con mucho valor e historia que combinó con unos pendientes de esmeraldas y diamantes a juego y un ramo de flores sencillo.