Existen dietas de adelgazamiento, como la de la piña o la de la manzana , que te ayudan a perder muchos kilos en muy poco tiempo, pero que ni son saludables ni nos aseguran mantener el peso durante mucho tiempo ya que, al restringir alimentos y después volver a comer de manera habitual recuperamos el peso perdido (o incluso más).
Por eso la dieta flexible lleva ya mucho tiempo ganando popularidad, ya que propone perder peso sin un menú estricto que restringa ningún alimento, sino adaptando tu alimentación a tus gustos pero encajándolo dentro de los macronutrientes que tu cuerpo necesita (calorías, proteínas, hidratos, grasas y fibra).
Para empezar, debes calcular el consumo diario de calorías que necesitas. Para hacerlo, has de sumar las calorías que tu cuerpo consume estando en reposo (normalmente entre el 60 y el 70% del total) a las calorías que el cuerpo consume con la actividad física (el resto).
Entonces debes calcular la ingesta diaria de calorías según tus objetivos: adelgazar (habrá que restar calorías, se recomienda que en torno a un 20%), mantenernos (el consumo y la ingesta calóricos será equivalentes) o ganar masa muscular (habrá que consumir ligeramente más calorías que las que quememos).
Una vez determinadas las calorías, se calculan los macronutrientes, o macros. Son las sustancias que tu cuerpo necesita en mayores cantidades para funcionar correctamente: hidratos de carbono, proteínas, grasas y fibra.
- Carbohidratos: 4 calorías por gramo, normalmente suponen entre el 45 y el 65% de la ingesta calórica total.
- Proteínas: también unas 4 calorías por gramo, suponen entre el 20 y el 35% de las calorías totales.
- Grasas: unas 9 calorías por gramo, son entre el 20 y el 35% de las calorías del día.
- Fibra: no es un macronutriente propiamente dicho, pero suele incluirse por sus beneficios en el tránsito intestinal y por su efecto saciante.
Las cantidades de cada macronutriente dependen de la edad, peso, sexo, salud, nivel de actividad diaria y objetivo. Por ejemplo, si quieres adelgazar, reducirás los hidratos de carbono pero si haces mucho deporte, los necesitarás para acumular más energía.
Debido a que esta dieta no sigue unas reglas estrictas que modifiquen tu alimentación, es fácilmente adaptable a tu día a día. Esta flexibilidad hace que puedas mantener tu peso sin esfuerzo, puesto que no has restringido ningún alimento ni has cambiado tu forma de vida.
Al no haber alimentos prohibidos, evitas la ansiedad que puede llevar a un efecto rebote. Además, como tú eres quien controla tu propia dieta, puedes hacer tu plan de comidas sin caer en atracones. Puede que tardes más en adelgazar, pero mantendrás tu peso durante más tiempo.
Uno de sus principales inconvenientes es precisamente su flexibilidad y es que podrías llegar a perder peso comiendo alimentos poco saludables, lo que tendría efectos perniciosos en tu salud. Además, sólo tiene en cuenta los macronutrientes, pero no los micro, como las vitaminas, las cuales son necesarias para mantenerte sano.
Además, tanto cálculo de calorías y macronutrientes exigen unos conocimientos en nutrición sin los cuales las decisiones que tomes sobre tu dieta pueden ser negativas. Por no hablar de que tanto control puede hacer que te obsesiones en exceso y vivas colgada de la calculadora.
En resumidas cuentas: ¿nos gusta la dieta flexible? Sí, pero siempre guiada por un profesional para que tu salud no se vea resentida.
20 de enero-18 de febrero
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