Es cierto que están consideradas un superalimento por su gran aporte nutricional a la dieta, y que cada vez ganan más popularidad por la versatilidad de recetas en las que se pueden incluir. Pero, pese a todos sus beneficios, es cierto también que con las semillas de chía hay que contemplar ciertos riesgos y tener en cuenta que en algunos grupos de personas su consumo puede ser contraproducente.
Al menos, es lo que se han encargado de advertir algunos expertos y los resultados de diferentes estudios científicos que han tenido a esta semilla tan conocida como protagonista. Sin ir más lejos, los expertos que advierten que no podemos seguir comiéndola espolvoreada sobre pan o sin cocinar si lo que queremos es beneficiarnos de todo lo bueno que puede ofrecernos: la mejor forma de cocinar y consumir chía es esta.
Precisamente, es este último dato uno de los que pueden causar malestares y problemas digestivos en todos los grupos de personas, pero aún más en aquellas que tienen problemas para tragar, como la disfagia. De hecho, un informe presentado por el Colegio Americano de Gastroenterología en 2014 y recogido por la Universidad de Harvard, dio parte de un paciente que había comido semillas de chía sin hidratar y, posteriormente, había bebido un vaso de agua. El resultado fue que las semillas se hidrataron en su esófago, expandiéndose y provocaron una obstrucción. «No coma semillas de chía solas», advierte esta universidad.
Por tanto, y de esta conclusión la misma fuente extrae también que las personas que padecen disfagia, una afección que provoca dificultad para tragar, como era el caso del paciente descrito, u otros problemas digestivo, deben tener mucho cuidado al comerlas o, incluso, suprimirlas de la dieta.
Aunque es cierto que la ciencia ha demostrado que la chía es una alimento seguro y beneficioso para las personas con diabetes, estas deberían moderar su consumo si tenemos en cuenta que la chía pueden reducir el azúcar en sangre en personas con diabetes tipo 2. Es la conclusión a la que llegó esta revisión científica.
Pese a ello, otro estudio publicado en Nutrition Review, reveló que si tomamos chía en cantidad grandes, podemos ver reducir el pico de glucosa que se produce después de comer, por lo que podría interferir en el uso de medicamentos para la diabetes, provocando caídas de azúcar demasiado acusadas. De ahí que en personas diabéticas haya que tener especial cuidado y, además, consultar con el endocrino antes de tomarlas.
Además de ellas, aquí contamos quiénes son los otros grupos de personas que deberían moderar su consumo de chía:
Personas con alergias a los frutos secos o a otras semillas (en estas personas la recomendación es probarlas en cantidades muy pequeñitas antes de tomarlas)
En personas con trastornos hemorrágicos: Si tenemos en cuenta las conclusiones de esta investigación, la chía puede disminuir el nivel de coagulación en sangre, por lo tanto su consumo no sería apto en personas que van a someterse a una intervención quirúrgica o en aquellas que toman tratamientos anticoagulantes, porque aumenta el riesgo de hemorragias
Personas con tendencia a sufrir tensión alta o baja: en el primer caso, posiblemente estén en tratamiento para reducir la tensión y la chía, al ser un producto natural que reduce los niveles por sí misma, puede interferir en la correcta absorción de estos medicamentos. En el segundo caso, directamente, podría contribuir a bajar los niveles aún más, provocando hipotensión