BIENESTAR
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El mundo de las vitaminas es tan amplio que muchos nos perdemos por el camino con ellas. Aunque sabemos que son muy importantes para mantener una correcta salud física y psicológica, no todos sabemos cuáles son esenciales y en qué momento necesitamos una suplementación de alguna. Es el caso de la vitamina C, una vitamina que el cuerpo humano no fabrica por sí mismo, que está presente en vegetales y frutas y que es esencial, sin embargo, para un correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Aquí es donde aparece el nombre del kiwi, las fresas, las naranjas o las mandarinas. Toda la vida hemos escuchado que las necesitamos para aumentar el nivel de vitamina C en nuestro organismo y, por tanto, para fortalecer nuestro sistema inmunológico frente a resfriados. Pero, existe en el mundo frutas con una concentración mucho más elevada de esta vitamina y que, sin embargo, en España todavía no conocemos mucho.
La Emblica Officinalis, más conocida como grosella espinosa india o amla, es una pequeña baya que crece en las regiones de Pakistán y en los montes de la India y que ha captado la atención de gran parte de la comunidad científica por sus múltiples propiedades y los beneficios que puede reportar sobre nuestra salud. De entre todos, por el aporte de vitamina C que puede darnos, pues tiene gran concentración de esta vitamina.
Aunque es muy pequeña, destaca por su importante sabor ácido y amargo, comparable con el limón. Y son tantos sus beneficios, que está considerada una de las plantas medicinales más importantes en la medicina tradicional India (Ayurveda).
Como decimos, uno de los principales es el gran aporte de vitamina C que puede aportar al organismo humano, contando con 445 miligramos de esta vitamina por cada 100 gramos de fruto. Decimos que es superior al de los kiwis y las mandarinas porque estas frutas tienen 85,1 y 82 miligramos por cada 100 gramos de fruto.
Pero, ¿a qué ayuda la vitamina C a nuestro cuerpo? Pues, de acuerdo a la Clínica Universidad de Navarra, el suplemento de esta vitamina es necesario por sus efectos antioxidantes y porque participa en procesos de desintoxicación que se producen en el hígado y contrarresta los efectos de los pesticidas en el estómago que ingerimos con algunos alimentos.
Además, la vitamina C es indispensable para una correcta absorción del hierro y para ayudar al sistema inmunitario.
Aunque el aporte de vitamina C y, por tanto, su poder antioxidante es, sin duda, el beneficio más destacado, no es lo único de lo que nos podemos beneficiar si incluimos a la grosella espinosa india en nuestra dieta.
De acuerdo a un estudio científico publicado en 2011, podemos considerar al amla como una baya maravillosa en el tratamiento y la prevención de algunos tipos de cáncer. Explican que algunos de sus componentes pueden considerarse una buena opción para tratar algunos tipos de cáncer, como alternativa a los tratamientos convenciones, aunque se prudentes al afirmar que hace falta más investigación al respecto de este hecho.
El mismo estudio argumenta lo siguiente: «Los estudios preclínicos han demostrado que amla posee propiedades antipiréticas, analgésicas, antitusivas, antiaterogénicas, cardioprotectoras, gastroprotectoras, cicatrizantes o neuroprotectoras, entre otras». Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos afirmar que la grosella espinosa india es perfecta para proteger al corazón, como remedio para curar catarros comunes e, incluso , para mejorar el tránsito intestinal.
Pero es que, además de los beneficios para la salud, la ciencia también ha demostrado que el aceite de amla se considera una ayuda estupenda para estimular el crecimiento del cabello, para combatir la caspa y para evitar la caída.
Aunque es cierto que en el mercado existen un montón de concentrados y suplementos en polvo y en pastillas que llevan amla como ingrediente principal, nosotros siempre recomendaremos tomarla en su forma natural, a fin de evitar perder alguno de sus nutrientes por el camino.
El fruto, que es parecido a una uva, es de un sabor bastante ácido y amargo, pero se puede comer. No obstante, para todos los que no toleren muy bien su sabor, siempre pueden recurrir al cocinado típico indio: cocerlos en agua salada y polvos de cúrcuma.
Otra de las formas más habituales que encontramos en el mercado es el aceite de amla, un preparado pensado para uso cutáneo que se aplica directamente sobre la piel (es perfecto para combatir manchas y signos de la edad) o sobre el cuero cabelludo.