La primera visita al ginecólogo marcará cómo vivirás la siguiente, y es por eso que muchas de nosotras la procrastinamos o no le damos la importancia que debería a estas revisiones que cualquier mujer debería hacer (mínimo) una vez al año.
La doctora Radharani Jiménez en su libro 'El gran libro de la salud integral femenina. Una guía para la plenitud del cuerpo, la mente y el espíritu' habla de la magnitud del impacto que son capaces de generar los ginecólogos, tanto positivo como negativo, ya que es consciente de que «para vosotras cada experiencia es única».
Para que esta experiencia sea un poco menos invasiva y tengas más tranquilidad y lo lleves mejor, lo principal es saber qué ocurrirá el día que vayas a la sala de exploraciones. La Dra. Jimenez es clara: es normal que te preguntemos muchas cosas íntimas sobre asuntos privados que quizás te den un poco de vergüenza como tu vida sexual, tus preferencias, si tienes pareja , si estás utilizando algún método para evitar un embarazo o al contrario te gustaría quedarte embarazada.
«Si no has tenido relaciones sexuales es importante que lo informes, así como si tienes múltiples parejas, relaciones sexuales sin protección o han detectado una información de transmisión sexual alguna expareja tuya, o tienes dudas de la fidelidad de tu pareja».
Quizás te sientas incómoda, pero «estas preguntas son necesarias para ayudarte a prevenir problemas, tomar decisiones médicas, hacerte alguna prueba especial para diagnosticar infecciones o asesorarte en cuanto al método anticonceptivo».
Probablemente te pase como a mí y has pensado que esa silla es una herramienta que te hace sentir muy vulnerable y que en muchas ocasiones sientes que te humilla. Para empezar, no te lo tomes así, porque es una silla que permite examinar la vulva, la vagina y el cuello del útero (cérvix) que también es importante revisar.
Ahora bien, ese espéculo, que intimida e incomoda, ¿es necesario? Lamentamos decirte que sí, y la doctora lo explica muy bien en su libro: permite separar las paredes de la vagina, que normalmente se encuentran cerradas porque están en estado de reposo. «Al introducir el espéculo en el introito, que es la entrada de la vulva de la vagina, se separan las paredes para explorar y confirmar que todo está bien».
1. Lo ideal es ir sin la regla, pero si coincide, no te preocupes no eres ni la primera ni la última a la que se le sucede. «Puedes cambiar la cita o acudir igualmente y comentarle ciertas dudas, adelantar pruebas que necesites o hacer una ecografía transvaginal».
2. Intenta ir sin prisas. Como cuenta la Dra. Jiménez, reserva un poco de tiempo extra para que los posibles nervios previsita no se sumen a la presión de llegar puntual a tu siguiente compromiso «ya que si te estresas eso te afectará mucho al estado de ánimo».
3. Acude a la cita con ropa cómoday fácil de cambiar, ya que tendrás que desvestirte. «No es necesario que te depiles para la revisión ginecológica. Es posible que te dé vergüenza, pero créeme, las ginecólogas no se fijan en eso. Simplemente te miran con ojos profesionales y se centran en lo que concierne a tu salud».
4. Otro de los dramas y preocupaciones habituales es la higiene de los genitales antes de la exploración. «Basta con que tengas hábitos higiénicos regulares. Si llevas todo el día trabajando y no has podido ir a casa a ducharte antes de la revisión no te preocupes. Con el aseo diario es suficiente y no hay que hacer ningún lavado especial».
5. La posición correcta: Y si lo que te molesta o te incomoda es cuando te dicen 'túmbate en la camilla, coloca una pierna a cada al lado y baja un poco más la cadera'... La ginecóloga nos da una clave: «Apoya bien la cadera sobre la camilla de exploraciones y separa las rodillas para que la musculatura del suelo pélvico se relaje. Céntrate en la respiración y evita contraer o subir la pelvis. De esta forma puede ser bastante llevadera».
20 de enero-18 de febrero
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