Saltar a la comba ha sido uno de los juegos más divertidos de tu infancia y podías pasar horas y horas saltando con tu cuerda cuando eras pequeña. Ha llegado la hora de recuperar ese juego y darle un capricho a tu niña interior mientras a tu yo adulto le haces estar en plena forma incorporándolo a tu rutina de ejercicios.

Coger una cuerda y saltar ya se ha convertido en un must en rutinas de entrenamiento como crossfit, boxeo o HIIT. Pero, ¿qué hace que este juego de la infancia sea un elemento que no puede faltar en ningún entrenamiento deportivo? Atenta a los beneficios que supone el simple gesto de saltar a la comba.

No es necesario ser Rocky Balboa

Es universal y democrático, cualquier persona que sea capaz de coger una cuerda y saltar puede practicar este ejercicio. Según Nerea Rodríguez, Wellness Expert del hotel Barceló Portinatx “ Está aconsejado para cualquier persona ya que, a pesar de no ser un deporte en sí mismo, es un ejercicio muy completo que nos ayuda a mejorar nuestra forma física, tanto a nivel de resistencia como de velocidad, coordinación o potencia”.

Otra de las ventajas que supone es que, al igual que ocurre con el running, no es necesario apuntarse al gym para practicar este ejercicio. Solo necesitas una comba y saltar, puedes hacerlo prácticamente en cualquier sitio.

Trabajas tren superior e inferior

Es un ejercicio divertido que no da tanta pereza ni supone tanto esfuerzo como otros así que puede darte la sensación de que no estás haciendo deporte sino jugando. Al saltar tonificas el cuerpo y trabajas la fuerza en brazos, piernas y abdomen. Incluyendo el ejercicio en tu rutina de entreno habitual conseguirás quemar calorías mientras trabajas la coordinación, la agilidad y la resistencia.

Mejora la respiración

Al saltar estarás haciendo un ejercicio aeróbico que te ayudará a controlar mejor la respiración. Puedes incluir el ejercicio en tu rutina de calentamiento. “Puedes comenzar con un simple Tabata de cuatro minutos de saltos normales (con los pies juntos): ocho series de 20 segundos de trabajo en las que estamos saltando, separadas por descansos de 10 segundos en los que dejamos de saltar”, sugiere la experta.

Un ejercicio versátil

Se pueden realizar multitud de ejercicios con tu cuerda. Saltos simples, dobles, cruzando la comba, alternando los pies, saltando solo con un pie, llevando las rodillas al glúteo, al pecho… ¡Será casi imposible que te aburras con tu comba!

¿Qué necesitas saber antes de empezar a saltar a la comba?

Es importante prestar atención al largo de la cuerda, tiene que ser regulable para poder ajustarla en función del ejercicio que vas a realizar y de tu altura. “Para saber el largo adecuado lo único que tienes que hacer es doblarla a la mitad, pisarla en el medio con uno de tus pies y medir los extremos con la cuerda estirada hasta aproximadamente las axilas”, explica Nerea Rodríguez.

Mantén los codos flexionados y pegados al cuerpo. El movimiento tiene que originarse en las muñecas y no en los hombros para que no los sobrecargues.

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Impúlsate desde la punta de los pies y aterriza sobre ellas, como si saltases de puntillas pero manteniendo las rodillas ligeramente flexionales para no dañarlas. Realiza saltos suaves, sin despegar apenas los pies del suelo. No es necesario saltar muy alto, desperdiciarás energía y estarás incrementando el impacto sobre las articulaciones.

Intenta mantener durante el ejercicio la espalda erguida en todo momento, la vista al frente y el pecho alto, así evitarás redondear la zona dorsal y sobrecargar la espalda.

¿Te atreves a recuperar este juego tan divertido de tu infancia? Tu niña interior te lo agradecerá divirtiéndose y tu cuerpo se sentirá más ligero, tonificado y fortalecido. Todo son ventajas.

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