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"Sitting is the new smoking", o lo que es lo mismo, permanecer sentado es el nuevo tabaquismo, aseguró en su día el doctor James Levine, endocrino de la prestigiosa Clínica Mayo de Scottsdale (Arizona, Estados Unidos) y defensor acérrimo de la mesa de trabajo con cinta incorporada. Según Levine, la actividad física no es una opción, sino una necesidad propia del organismo que debemos realizar a diario y a cualquier hora del día, y reitera “es más peligroso que el tabaquismo, mata a más personas que el sida y es más peligroso que el paracaidismo. Nos estamos matando al permanecer sentados”. Después de leer esto, ¿a quién no le saltan las alarmas?
Si eres de las que se pasa ocho horas en la silla de la oficina reconocerás estos síntomas: incómodos pinchazos en las piernas, dolor de nalgas intermitente y esa sensación de pesadez por la que crees que entraste en el trabajo con extremidades y sales con troncos. Entonces, disimuladamente practicas ese método Alaska y Dinarama: mueves la pierna, mueves el pie, mueves la tibia y el peroné… sentada, evidentemente. Pero nada, las molestias no cesan y tú te prometes volver al gimnasio, cosa que, como muchos propósitos de Año Nuevo, al salir por la puerta se han ido volando. ¡Pero tranquila! Porque hemos encontrado 3 prácticas efectivas con las que podrás ejercitarte sin que nadie lo note. ¡Atenta!
Seguramente ya habrás oído hablar de los abdominales hipopresivos, sobre todo desde que Cristina Pedroche se convirtió en la mayor abanderada de esta técnica postural y respiratoria. Pues bien, vamos a ponerlos en práctica de forma amateur para conseguir tonificar la zona abdominal. Mientras estás sentada, mantén la espalda recta, inhala de forma profunda metiendo tripa y tirando hacia arriba de la musculatura del tronco. Ahora, mantén 10 segundos de apnea respiratoria. Acto seguido, relaja la musculatura mientras exhalas. Repite este ejercicio durante 5 minutos. ¡Así de simple!
Una de las consecuencias más frecuente de permanecer demasiado tiempo sentada es la debilitación de la musculatura de los glúteos. Definir esta zona de tu cuerpo es mucho más fácil de lo que crees y podrás hacerlo tanto sentada como de pie, mientras coges un café o esperas el ascensor. ¿Cómo? Pues aumentando la tensión y contrayendo los glúteos durante 10 segundos. Relaja 20 segundos y repite de nuevo como mínimo 10 veces cada día.
Si hay una zona de nuestro cuerpo que sufre (¡y mucho!) las largas horas de oficina son precisamente las piernas. Sin embargo, incluso allí podemos combatir la retención de líquidos a la vez que las tonificamos al máximo. Para eso, estando sentada con la espalda bien recta, estira una pierna mientras mantienes la otra apoyada en el suelo. Cuando la levantes, estando bien estirada, aprieta los músculos de la zona de los cuádriceps durante 5 segundos. Baja esa pierna y déjala descansa mientras repites el ejercicio con la otra. Prueba a hacerlo unas 15 veces.
Si lo que buscas es endurecer la cara interna de los muslos, coloca un objeto de espuma, una toalla enrollada (o algo que no consigas romper) en medio de las rodillas. Apriétalo todo lo fuerte que puedas durante 5 segundos y afloja exactamente el mismo tiempo. Realiza 20 repeticiones diarias, ¡acabarás notando los resultados!
Recuerda que existen otros pequeños gestos que puedes realizar a lo largo del día y que puedes acostumbrarte a hacer fácilmente, como pueden ser: andar mientras contestas a una llamada telefónica, subir las escaleras en vez de coger el ascensor o tomar el café de pie en lugar de hacerlo sentada. ¡Todo es cuestión de proponérselo!
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