Dos mujeres sonriendo después de hacer ejercicio. /
Caminar no debería ser tu único ejercicio, pero sí funciona estupendamente como complemento a tu rutina deportiva habitual. Disciplinas como el power walking o el nordic walking , que suponen caminar a paso ligero durante un tiempo determinado, aportan muchos beneficios para la salud, pero hoy vamos a ir un paso más allá.
Y es que según Jack McNamara, profesor de Fisiología Clínica del Ejercicio en la Universidad de East London, caminar hacia atrás aporta otros beneficios adicionales para la salud más allá de la mejora del sistema cardiovascular y un incremento de la tasa metabólica.
Y eso tiene una explicación científica. Y es que el simple hecho de andar supone una coordinación entre el sistema vestibular (el encargado de proporcionar equilibrio y orientación), el visual y el propioceptivo (la conciencia de dónde están nuestros cuerpos en el espacio). Al hacerlo hacia atrás, nuestro cerebro tiene que hacer un esfuerzo extra para coordinar estos sistemas, por lo que los beneficios para nuestra salud se multiplican.
El trabajo extra que tiene que hacer nuestro cerebro del que ya hemos hablado potencia sobre todo nuestro equilibrio, ya que tiene que esforzarse para mantenernos de pie sin caernos. Esto reduce el riesgo de caídas cuando caminamos de la manera habitual, lo que beneficia especialmente a las personas con osteoartritis de rodilla.
Lo habitual cuando caminamos hacia atrás es que demos pasos más cortos y, por tanto, más frecuentes, por lo que forzamos a nuestra musculatura a realizar un trabajo extra. Todo ello hace que nuestros músculos estén más fuertes que cuando realizamos una caminata hacia adelante.
Mujer paseando por un camino. /
Bien es cierto que andar tiene menos impacto sobre las articulaciones (sobre todo las de la rodilla) que practicar running pero andar hacia atrás disminuye todavía más la carga al fortalecer la musculatura de zonas que no se trabajan tanto de manera habitual. Por tanto, puede ser muy beneficioso incluso para personas mayores.
La fascitis plantar es una inflamación del tejido fibroso a lo largo de la parte inferior del pie que conecta el hueso del talón con los dedos de los pies, lo que causa un dolor intenso en el talón. Caminar hacia atrás varía la presión que recibe la planta del pie, por lo que ayuda a reducir este dolor.
La lumbalgia es la presencia de dolor en la región lumbar, es decir, en la espalda y cintura, que con frecuencia puede extenderse a los glúteos y los muslos. Al caminar hacia atrás se activan los músculos que sostienen la columna lumbar, por lo que puede ayudar a aliviar el dolor crónico en esta zona.
La rodilla es la articulación más grande y compleja del organismo y su estructura está configurada para sostener el peso del cuerpo mientras se corre, se camina o se está en pie. El fortalecimiento muscular que se produce al caminar hacia atrás se convierte en un seguro para las rodillas.
La actividad física puede fortalecer el corazón y los pulmones para que trabajen con más eficiencia. En este caso, el esfuerzo extra que realiza el organismo al andar hacia atrás aumenta el consumo de oxígeno y estimula el trabajo de los pulmones, por lo que se origina un beneficio extra para nuestra función pulmonar.
Caminar es un ejercicio aeróbico que ayuda a perder peso, pero si lo hacemos hacia atrás, el gasto calórico aumenta un 40% si lo hacemos a la misma velocidad. Un minuto de caminata hacia atrás equivale a tres minutos caminando hacia delante y, según un estudio realizado con mujeres, se ha demostrado que la pérdida de grasa corporal también es mayor.