Todas en algún momento de nuestra vida nos hemos planteado incorporar el running a nuestra rutina de entrenamiento por ser un deporte completo y que no implica gastar mucho dinero. Pero, aunque todo el mundo puede correr, no todos lo hacemos bien, lo que puede hacer que lo abandonemos a las primeras de cambio. No sólo debes preocuparte por hacerte con el calzado adecuado, sino que es vital mantener una postura y una respiración correctas y mantenerlo durante toda tu sesión de entrenamiento, a pesar del cansancio. Nuestro primer consejo es que no quieras darlo todo el primer día, para que aprendas a mantener la postura y la respiración y evitar así lesiones y dolor en los costados (lo que conocemos como flato). Además, es importante que no te olvides de estirar los musculos, tanto antes como después de correr para evitar los calambres.
- Mala respiración: una mala respiración puede ocasionar dolores en el costado, agotamiento y hasta mareos. Nadie quiere continuar con un ejercicio que le haga sentir mal, por lo que debes aprender a respirar correctamente para sacarle el mayor beneficio a este ejercicio. Deberías respirar con el diafragma, centrándote en el área abdominal, para así utilizar toda tu capacidad pulmonar.
- Mala zancada: los pies deberían aterrizar justo debajo del cuerpo, no delante, y debes apoyar toda la planta del pie, no sólola punta o el talón. No prestar la suficiente atención a la zancada puede derivar en lesiones.
- No equilibrar el cuerpo: es importante mantenerte erguida para correr con el cuerpo en vertical. Al correr, sobre todo cuando ya estamos cansadas, tendemos a inclinar el cuerpo hacia adelante, lo que puede desequilibrarte.
- Inclinar la cabeza: este es otro de los problemas posturales típicos. Cuando corremos, sobre todo al llevar ya un tiempo, tendemos a agachar la cabeza o elevarla en exceso, lo que puede ocasionar daños en cuello o espalda. Deberíamos tener la cabeza siempre erguida y la mirada apuntando al infinito.
- Beber mucha agua o demasiado poca: si tomas mucha agua puede disminuir los niveles de sodio en sangre, además de sentirte pesada a la hora de correr, y no beber lo suficiente puede causar deshidratación y aumento de las pulsaciones.
- No estirar: a veces por vergüenza, otras por pereza, tendemos a no estirar los músculos tanto antes como después del entrenamiento. Es importante hacerlo antes para evitar calambres o lesiones y después para relajar todos los grupos musculares que has usado.
- Comer mucho: al correr, la sangre se dirige a los músculos por lo que la digestión se desacelera, lo que puede provocar náuseas o bajadas de tensión. Si has comido mucho, espera 2 o 3 horas antes de empezar a correr.
- Empieza poco a poco: el running es un deporte que exige mucho impacto y estrés en tu cuerpo y si no estás bien preparado para ello y aspiras a más de lo que debes, lo único que puedes conseguir es padecer una lesión o perder la motivación.
- Preocúpate por el tiempo y no por la distancia: aumenta poco a poco el tiempo que dedicas a la carrera, no la distancia. Así podrás controlar la duración de tus entrenamientos, regularás el ritmo de tu carrera y te sentirás más motivado.
- Planifica tus entrenamientos y no te los saltes: Salir a correr necesita una constancia y si no lo planificas siempre pueden surgir otros planes más tentadores. Decide los días que quieres salir a correr a la semana y apúntalos en un calendario para que se conviertan en citas tangibles.
- Sé realista: no te marques metas inalcanzables. Comienza por algo fácil, como correr 5 kilómetros o 20 minutos al día. Así te sentirás más motivado al ver que puedes llegar a cumplirlo y podrás marcarte objetivos más ambiciosos.
- No olvides el calentamiento y el estiramiento: el hecho de no calentar antes de un entrenamiento puede ocasionar tirones o calambres en tus músculos y si no estiras después de correr es muy probable que al día siguiente notes tus piernas más doloridas.
- Mantén la postura correcta durante todo el ejercicio: cabeza erguida con la vista al frente, sin levantar demasiado el mentón ni agachar la mirada; los hombros deben estar relajados y sueltos, pero derechos; has de mover los brazos hacia delante y hacia atrás con los cosos en un angulo de 90º; mantén las manos relajadas, sin apretar los puños; el torso siempre erguido y en posición vertical; las rodillas tienen que estar ligeramente flexionadas y alineadas con el pie; y los pies deben aterrizar de forma liger y apoyando toda la planta, con los dedos mirando hacia adelante.
- Hazte con unas zapatillas adecuadas: las mejores zapatillas no son sinónimo de las más caras. Lo mejor es que antes de correr te hagas una prueba de pisada y averigües si eres pronador, supinador o neutro. Acudiendo a un centro de deporte especializado y teniendo en cuenta otros factores como tu altura, peso o presupuesto, consigue las zapatillas que mejor se adapten a ti.