De acuerdo: puede ser desesperante mover las caderas de un lado a otro en una clase de baile, saltar arriba y abajo con el propósito de perder peso, tomar los mejores suplementos y ver cómo la báscula no se mueve. ¿Pero has probado con el yoga? Igual es lo que estás buscando. Se trata de una disciplina fantástica para aumentar el metabolismo y ayudarte así a quitarte esos kilos que tanto te estorban.
¿No es el yoga demasiado lento y aburrido como para que consiga bajar peso? Seguro que si eres escéptica te habrás hecho esta pregunta. Lo cierto que hacer asanas en un ambiente de relajación no te hará quemar 500 calorías por hora como si hicieses spinning, pero sí logrará una cosa estupenda para ti: aumentará su metabolismo y, por lo tanto, le dará a su cuerpo la capacidad de quemar grasa más rápido, tal vez incluso más que esa clase de sudoroso spinning.
El metabolismo es el proceso por el cual tu cuerpo convierte los alimentos en energía. Las técnicas de respiración del yoga mejoran la ingesta de oxígeno y calientan el cuerpo. Esto aumenta la velocidad del metabolismo, lo que indefectiblemente te ayuda a quitarte kilos de encima.
Pero hay más porque resulta que esa antigua forma de ejercicio también estimula y fortalece tus órganos endocrinos, acelerando aún más la tasa metabólica. Y como bonus, un último beneficio: las poses de yoga están diseñadas para derretir los depósitos de grasa estirando, comprimiendo y girando el cuerpo.
Así que coge una colchoneta y comienza con estas sencillas posturas que aquí puedes leer. Cada una induce a la aceleración del metabolismo de una forma diferente y su grado de exigencia, dentro de la sencillez de todas ellas, es variable. Solo tienes que elegir la que mejor te va entre todas ellas.
Esta posición aumenta la circulación en las glándulas tiroides, suprarrenales y pituitarias, lo que lleva a una liberación de endorfinas y hormonas que te hace sentir bien y que equilibra el sistema metabólico. También te proporciona un buen estiramiento a los glúteos y asienta la espalda. Acuéstate boca arriba y levanta las piernas hacia el techo. Mantén los brazos a los lados de tu cuerpo con las palmas hacia abajo. Presiona sobre tus manos y levanta tus piernas sobre tu cabeza. Intenta tocar el suelo detrás de tu cabeza.
Esta asana consigue doblar tu cuerpo de formas inusuales, activa tus órganos internos y finalmente ayuda en la digestión. Y un buen sistema digestivo es la columna vertebral de un buen metabolismo. Ponte de pie con los pies juntos. Dobla las rodillas y baja las caderas como si estuvieras sentada en una silla. Junta las palmas de las manos frente a tu pecho. Gira la columna y lleva el codo derecho a la rodilla izquierda. Mantén durante 30 segundos y cambia de lado.
Termina tu rutina de yoga con cinco minutos de ejercicio de respiración. Esta técnica puede estimular el funcionamiento de los órganos endocrinos que afectan la tasa metabólica. Siéntate en el suelo con las piernas dobladas. Mantén la columna recta, cierra los ojos y coloca las palmas de las manos sobre las rodillas. Ahora realiza una respiración profunda y exhala por la nariz mientras tiras de tu estómago hacia la columna vertebral. Afloja los músculos del estómago mientras inhalas y contrae nuevamente mientras exhalas. Continúa al ritmo que mejor te haga sentir.
Esta asana acelera el metabolismo al aumentar la frecuencia cardíaca. También es bueno para fortalecer las piernas y abrir el área pélvica, por lo que es especialmente beneficioso para quienes pasan muchas horas sentadas en el trabajo. Ponte de pie, da un paso atrás con una pierna y mantén el talón levantado con el peso sobre la punta del pie. A continuación, coloca la otra pierna adelantada para que cuando dobles la rodilla permanezca sobre el pie sin extenderse más allá de él. Baja el cuerpo y luego levanta los brazos hacia el cielo. Mira hacia adelante o hacia arriba si tu cuello se siente cómodo. Permanece en la postura durante medio minuto, relájate y cambia de pierna.
Es la «reina de todas las asanas» y hará que tus obstinadas células de grasa se muevan. Durante esta postura, la sangre corre hacia la parte superior del cuerpo, entregando una buena dosis de oxígeno al corazón y al cerebro, además de nutrir la glándula tiroides, que regula el metabolismo del cuerpo. Acuéstate boca arriba con los brazos a lo largo de su cuerpo. Levanta las piernas hasta que estén a 90 grados con los dedos de los pies apuntando hacia el techo. Mantén la posición durante tantos segundos como sea posible.
Las glándulas tiroides reciben un masaje durante esta postura y liberan hormonas que activan el metabolismo. Acuéstate boca arriba con las rodillas dobladas y coloca los pies sobre el piso separados a la altura de las caderas. Desliza los brazos a lo largo del cuerpo y toca ligeramente los talones con la punta de los dedos. Presiona los pies contra el suelo, inhala y levanta las caderas hacia arriba. Mantén los brazos bajados e intenta juntar las manos. Mantén esta postura entre 45 y 60 segundos y vuelve a acostarte lentamente. Repite unas cuantas veces más.
20 de enero-18 de febrero
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