Con la llegada del otoño, las lentejas son una de las protagonistas de nuestros menús semanales, y más si conseguimos igualar el sabor de la receta de nuestras abuelas. / dm

tan sabrosas que repetirás

Los trucos que necesitas para que tus lentejas sean perfectas y te recuerden a la receta de tu abuela

El otoño es un momento perfecto para degustar uno de los platos más tradicionales de la cocina española, y conseguir que sean un plato que quieres repetir es más fácil de lo que parece.

Con octubre arrancando con una meteorología otoñal, es más fácil retomar las costumbres culinarias de esta época del año. Es decir, disfrutar de los platos de cuchara de nuestra cocina tradicional, elaboraciones reconfortantes que, sin duda, estamos deseando recuperar. Como las lentejas, ese plato tan nuestro que tú también vas a cocinar con los trucos que harán que sean perfectas y te recuerden a la receta de tu abuela.

Aunque lo ideal es apostar por su versión healthy, de vez en cuando podemos animarnos a preparar su versión tradicional, esa con chorizo y morcilla que la convierte en un delicioso y completísimo plato que no te cansas de disfrutar. Por eso, es ideal para incluirlo en nuestros menús semanales de tupper, preparándolo con antelación para varios días.

Si tú también disfrutas con las legumbres y los tuyos aman los platos de cuchara en cualquier ocasión, toma nota porque esto es todo lo que tienes que saber para que las lentejas se conviertan en tu plato favorito este otoño.

Sin remojo y con fundamento

A la hora de elaborar un buen plato de lentejas, la primera incógnita que tenemos que resolver es la variedad de las legumbres que vamos a utilizar. Aunque la lenteja tradicional castellana es la más habitual en nuestros supermercados, en los últimos años la pardina ha ganado presencia en nuestras despensas y elaboraciones por su gusto delicado y su textura cremosa.

Y además, tiene una ventaja a la hora de cocinarla y es que al tener un tamaño tan pequeño, no hace falta remojarlas previamente. Eso sí, antes de ponerlas al fuego las lavaremos bajo agua fría dos o tres veces, vaciando y llenando de nuevo la cazuela. Una vez estén limpias, las pondremos a cocer en agua fría, con un tres dedos de agua, y un trozo de panceta, a fuego medio alto.

Los puerros y las zanahorias son dos de las verduras esenciales para conseguir que tus lentejas sean perfectas y te recuerden a las de tu abuela. / peter wendt/unsplash

Mientras esperamos a que rompa a hervir, pelamos y cortamos las verduras: el puerro limpio, sin el bulbo, en tres partes, y las zanahorias, peladas, dependiendo de su tamaño, entre tres y cuatro partes, y dos hojas de laurel. Las patatas en vez de cortarlas las cascamos, introduciendo la punta del cuchillo y moviendo la muñeca para que se rompa. Así conseguiremos que expulsen su almidón al cocinarlas y nos quedará un caldo más espeso.

Cuando las lentejas rompan a hervir, las desespumaremos durante unos minutos y quitaremos la suciedad del agua con una cuchara o espumadera. Una vez hecho esto, añadimos las verduras y el trozo restante de panceta. Dejamos cocer a fuego medio bajo.

El sofrito que enriquece

Para que nuestras lentejas queden más sabrosas es importante añadirles un sofrito que, además de consistencia, les de sabor. Para ello, mientras se hacen las lentejas, en una sartén, sofreímos media cebolla y dos dientes de ajo, que habremos picado finamente. Una vez pochados añadimos una cucharadita de pimentón y, para que este no deje un regusto amargo, una cucharadita de harina.

Para elaborar el sofrito con el que enriquecer nuestras lentejas es esencial pochar media cebolla y dos dientes de ajo. / karolina grabowska/pexels

Una vez todo esté integrado, y mientras removemos, añadimos a la sartén tomate triturado, aproximadamente un vaso, o media lata, a la que habremos añadido una cucharada de azúcar. Añadimos sal al conjunto, dejamos cocer a fuego bajo unos 10 minutos y lo trituramos en el vaso de la batidora, obteniendo una salsa de tomate fina y ligeramente anaranjada.

Es entonces cuando probaremos nuestras lentejas: si tienen la textura deseada, que no estén duras, añadiremos el sofrito y removemos, si no, esperamos unos minutos más. Cuando lo añadamos, probamos una cucharada, para comprobar que tiene el nivel de sal necesario y que la consistencia del caldo cuenta con la densidad deseada. Si vemos que están muy espesas, añadimos más agua, pero que esté caliente para no interrumpir la cocción.

Desgrasar los embutidos

Para que nuestro plato de lentejas no resulte muy pesado es importante que el chorizo y la morcilla pierdan algo de grasa. Para ello los pondremos en un cazo pequeño con agua, a fuego medio alto y sin que hierva. Cuando la grasa flote, podemos cambiarla y dejar los embutidos unos minutos más, o quitar la cazuela del fuego. Comprobamos si quedan burbuja en cada pieza y, en caso afirmativo, las pinchamos, para que salga la grasa restante.

Preparar unas deliciosas lentejas como las de la imagen es más sencillo gracias a los trucos que enriquecerán tu plato. / DM

Es entonces cuando cortamos en rodajas tanto la morcilla como el chorizo, y las añadimos a la cazuela en la que tenemos las lentejas. Removemos y dejamos cinco minutos más a fuego medio bajo. Si el caldo nos ha quedado muy líquido, podemos aplastar contra las paredes de la cazuela un par de trozos de patata para añadir consistencia.

Pasado este tiempo las retiramos del fuego y las dejamos enfriar. Como en todos los platos de cuchara, lo ideal es hacerlas un día antes de consumirlas, por lo que una vez frías las metemos en la nevera. Antes de servir quitamos los puerros y el laurel y, si nos gustan, podemos acompañarlas con unas piparras. Si sobran lentejas, algo improbable, y las vas a congelar, retira antes los trozos de patata. Qué aproveche.