Peter Tangvald y Florence, los padres de Virginia Tangvald, el bebé de la derecha, en una foto del archivo familiar que aparece en Ghosts of the Sea en la que también posan sus hermanastros Thomas y Carmen. /
Además de novelas feelgood e impactantes true crime , entre las novedades editoriales de cada mes podemos encontrar relatos en primera persona que, a medio camino entre la novela y la no ficción, construyen una historia sorprendente y adictiva . Y entre los libros que han llegado a las librerías en el mes de marzo se encuentra Los niños de altamar. El escalofriante drama familiar que ha conquistado Francia y con el que muchos han comparado a la autora con Delphine DeVigan.
La novela debut de Virginia Tangvald, que nació en alta mar en 1986 y vive en París tras crecer en Canadá, es un íntimo relato en el que revela el complejo recorrido que le llevó a conocer mejor a su propio padre, Peter Tangvald, décadas después de que éste muriese tras naufragar en isla de Bonaire, una pequeña isla situada en el extremo sur del mar del Caribe.
Publicada en España por Lumen, los amantes de los libros escritos en primera persona tienen en Los niños de altamar una epopeya sorprendente e inspiradora que fue reconocida con el Prix Révélation D'Automne SGDl y que ha estado nominada a numerosos premios de las letras en francés. Estas son las razones.
Ya en su arranque Los niños de altamar deja entrever que, por muy terrible que sea la realidad, la autora no se va a dejar nada en el tintero. Porque tras crecer sin su padre, Tangvald decidió a sus veinte años recuperar el contacto con la que era su familia. Es decir, con su hermanastro, Thomas, que cuando nació se encargó de cortarle el cordón umbilical y al que no veía desde que su madre decidió abandonarlo a su padre en 1986, cuando fue a comprar provisiones en una localidad portorriqueña.
Florence, la madre de Virginia, supo romper a tiempo la trágica trayectoria que habían seguido algunas de las siete mujeres con las que se casó Peter. La madre de Thomas, Lydia, fue la quinta esposa de Peter, y murió (supuestamente) a manos de piratas en el mar de Sulu en 1979. Su primera madrastra, Ann, se cayó por la borda seis años después.
La fatídica relación de los Tangvald y el mar, el lugar en el que Peter había encontrado su particular e inagotable vía de escape, continuó décadas después, como si el agua quisiera vengar la osadía marina que durante años había marcado la existencia del patriarca.
Es importante destacar que Peter Tangvald no era un hombre anónimo y, desde los años 60, sus hazañas náuticas formaron parte de la actualidad informativa en su país de nacimiento, Noruega, así como en revistas especializadas. Además, su familia era conocida en el país por destacar en otro deporte, el esquí, pero tras una tragedia, el marinero, que ya había hecho largas travesías marítimas, decidió que no volvería a establecerse en tierra firme.
Virginia Tangvald en una imagen del domental Ghosts of the sea, al que ha llevado la historia que relata en Los niños de altamar. /
Con su libro, la autora de Los niños del altamar se embarca en un viaje al pasado en el que la burocracia, los testimonios de aquellos que compartieron embarcadero con su padre y el álbum familiar le ayudan a crear un intenso, aunque incompleto, retrato de un hombre del que solo sabía el dolor que su recuerdo le producía a su madre.
Pero también comparte los sentimientos que le produce un origen tan abstracto como haber nacido en alta mar, la ausencia de la figura paterna o cómo influyó en su vida el tiempo, y los viajes, que dedicó a saldar la deuda de su pasado incompleto.
Virginia Tangvald revisando los álbumes de fotos familiares en una imagen de su documental Ghosts of the Sea, en el que lleva a la pantalla los descubrimientos familiares que narra en Los niños de altamar. /
Después de lograr el aplauso de la crítica francesa con extraordinaria y sorprendente historia, la autora ha convertido su biografía familiar en un documental, Ghosts of the Sea, que se estrenó con éxito en el Festival de Cine de Montreal en octubre y que llegará a los cines en primavera.
Desconocemos si se podrá ver en nuestro país, pero disfrutar de la mezcla de géneros que Virginia despliega en su primera obra es un placer, a veces doloroso, al que los amantes de la buena literatura no deben renunciar.