DE PICASSO A BARCELÓ

Los Masaveu, la familia más rica de Asturias, muestran sus tesoros en Madrid: por qué tienes que ver esta exposición

Es una oportunidad de oro para descubrir algunas de las joyas artísticas atesoradas por la familia Masaveu a lo largo de casi cien años. Concretamente nos invitan a ver lo mejor del siglo XX en un palacio del XIX. Está hasta el mismísimo Dalí.

Vista de la exposición «Colección Masaveu. Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló». / JESÚS VARILLAS

Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

No falta ninguno de los habituales de nuestro siglo XX artístico. Está Picasso, está Sorolla y está Miró. También Antonio López, Chillida y Barceló. O Carmen Laffón, María Blanchard y Cristina Iglesias. La lista es apabullante e interminable.

Porque los Masaveu no solo son la familia más rica de Asturias y una de las más ricas de España, sino que también han sido grandes maestros en el noble arte de coleccionar. Y, como se ve, siempre apuntando a lo más alto. Puede comprobarse en la Fundación María Cristina Masaveu Peterson (FMCMP) de Madrid (C/Alcalá Galiano 6), donde se acaba de inaugurar la muestra «Colección Masaveu. Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló», abierta hasta el 20 de julio de 2025.

Es proverbial ya la discreción que practica esta saga de industriales, alérgicos a salir en los medios, así que nos tenemos que felicitar por que no hagan lo mismo en materia de musas. Al fin y al cabo, sus tesoros son privados. Pero, por suerte para nosotros, estas maravillas no se quedan adornando los salones de «palacio», sino que las comparten de forma gratuita, regalándoselas a los ojos del común de los mortales. En este caso, por primera vez.

Así que la oportunidad es de oro. Gracias a estas obras se le puede dar un importante repaso al arte español que nos legó el siglo pasado. Un centenar de pinturas y esculturas representativas de distintos movimientos y artistas, juntas pero no revueltas y presentadas según el criterio de María Dolores Jiménez-Blanco, que ejerce aquí de comisaria. Según esta profesora de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, «las obras de las colecciones Masaveu permiten establecer muchas y variadas lecturas del siglo pasado». Distintos lenguajes artísticos, distintos posicionamientos políticos.

De Picasso a Barceló, lo que vas a ver en la exposición

Desde el cubismo gestado en Montmartre de Juan Gris, pasando por el hiperrealismo a veces mágico de Antonio López, la renovación escultórica de Julio González y el compromiso social y político de Juan Genovés, hasta llegar a la obsesión por la línea de Pablo Palazuelo o la pintura matérica de Tàpies. Y cómo olvidar la etapa «místico-nuclear» del inefable Dalí o el pop de Equipo Crónica.

Lo que se puede ver en este palacete de estilo neoclásico del siglo XIX que antes fue un hotel, muy próximo al Paseo del Arte, es un desfile de los grandes de nuestra modernidad. De Gutiérrez Solana a Nonell y de Oscar Domínguez a Juan Genovés. Sin que falte obra en papel, que dispone de su propio gabinete. Es algo así como la antesala del Thyssen , el Prado y el Reina Sofía.

Un visitante ante la obra «Le violon» de Juan Gris en la exposición de la Fundación Masaveu en Madrid. / JESÚS VARILLAS

Concretamente, son fondos de la Colección Masaveu en su mayoría, pero los hay también de la fundación, así como de su presidente, Fernando Masaveu (1966), quinta generación y quien mantiene viva la tradición familiar de coleccionismo y mecenazgo. Al final, todo queda en casa. Por consiguiente, la exposición no es solo una lección al natural del arte último, sino un reflejo de la afición y el gusto de los distintos componentes del clan a través de los años.

Cabe decir que la Colección Masaveu es propiedad de la Corporación Masaveu, un conglomerado empresarial con intereses en los sectores de la construcción -sobre todo, cemento y hormigón-, inmobiliario, bodeguero, médico, energético y el que nos ocupa, el del arte. De hecho, reúne uno de los fondos artísticos privados más importantes de nuestro país, componiendo un retrato «único» de la nueva burguesía industrial y financiera desde el siglo XIX al XXI.

Los Masaveu son, en esencia, coleccionistas. Y lo son desde antiguo: hace casi 100 años. Ahora nos han dejado ver algunas de las piezas que atesoran del reciente siglo XX, pero las hay que vienen incluso de la Edad Media. Son poseedores de cuadros de museo: Zurbarán, El Greco, Ribera, Murillo o Goya. La colección en su conjunto, de quitar el hipo, está gestionada desde 2013 por la Fundación María Cristina Masaveu, encargada de difundir y estudiar semejantes perlas. La FMCMP, como señalábamos, también tiene su propia colección, con una deriva -digamos- más contemporánea. Con Federico y Raimundo de Madrazo, sí, pero también con Marina Abramoviç , Yayoi Kusama -la reina de los lunares y la repetición- o Jaume Plensa (suyo es el Patio del Silencio).

Quién es quién en la familia Masaveu

Todo empieza cuando el empresario catalán Pedro Masaveu (1827-1885) llega a Oviedo en 1840 para dedicarse al comercio textil. Sigue con su sobrino, Elías Masaveu Rivell (1847-1924), el promotor de la primera galería de arte en Asturias: el Salón Masaveu, en Oviedo. Y vive un momento de esplendor de la mano de su hijo, Pedro Masaveu Masaveu (1886-1968), el clásico mecenas, humanista y cosmopolita, a quien se debe la forja de la colección ya en la década de 1930, arrancando con la pintura antigua.

Algunas de las obras que pueden verse en la exposición de la Fundación Masaveu. / JESÚS VARILLAS

Después Pedro Masaveu Peterson, el siguiente en el árbol genealógico, le dio un grandísimo empujón, pues a las piezas de la Edad Media y Moderna sumó las de los siglos XIX y XX, creando además su propia colección. Como no tuvo hijos, al fallecer, fue su hermana, María Cristina Masaveu Peterson (1937-2006), quien tomó las riendas junto a su primo, Elías Masaveu Alonso del Campo (1930-2005), padre del actual presidente, por cierto.

María Cristina Masaveu había heredado de su madre, la sueca Juj Peterson Sjonell, muerta tempranamente, «el sentido de la rectitud, el respeto a las ideas ajenas y a la tradición, una firme convicción en los principios éticos y morales», pero al mismo tiempo « una apasionada afición por las artes y toda forma de cultura», describen desde su fundación. Ella fue quien en 1994 traspasó 410 obras de la colección de su hermano al Principado de Asturias en concepto de dación; hoy están expuestas en su Museo de Bellas Artes.

Asimismo la pintan como «mujer de su tiempo, abierta a la modernidad, de espíritu liberal, muy culta y sensible, generosa y comprometida con muchas causas sociales». Estudió piano y formó parte de un círculo de vanguardia que, por invitación de su padre, se reunía en el Palacio de Hevia, en Siero, que fue su domicilio tras haber vivido en Londres, Madrid, Barcelona e Ibiza. En la actualidad, esta preciada joya arquitectónica del XVII con dos torres, una capilla anexa de una sola nave y dos pequeñas edificaciones exentas que dan lugar a una pequeña plaza, es la sede administrativa de esta dinámica fundación.

Con todo, aún queda un edificio por reseñar, el recién estrenado Centro FMCMP de Morasverdes, concebido como «un espacio de encuentro e intercambio cultural y educativo entre la juventud y el entorno natural». Ofrece albergue y zona de restauración en una planta y sala de exposiciones en otra. Y no está ni en Madrid ni en Asturias; se alza nada menos que en la comarca de Ciudad Rodrigo (Salamanca), en la inmensa llanura del campo charro. Vaya por delante que también respira arte y modernidad.

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