lujo actualizado El Gran Hotel Budapest de la película de Wes Anderson se convierte en realidad

Construido a finales del siglo XIX, frente al Teatro de la Ópera, detrás de la fachada neorrenacentista del Palacio Drechsler artistas como Ibsen, Pucinni o Mahler jugaron al billar o tomaron un café en el famoso Café Reitter, hasta que en la época comunista el edificio fue dividido en apartamentos y las alumnas de la Academia Estatal de Ballet de Hungría bailaban en las plantas inferiores. Tras 20 años abandonado, la cadena Marriott inaugurará en julio de 2023 el hotel W Budapest, cuya fachada recuerda a la del hotel de lujo que da nombre a una de las películas más recordadas de Wes Anderson.

En 2014, la empresa con sede en Luxemburgo Balett Properties S.A., propiedad del jeque de Qatar Hamad bin Jassim bin Javer Al Than, adquirió el Palacio Drechsler, que ha sido completamente reformado para acoger el establecimiento hotelero de cinco estrellas y pet friendly W Budapest, un hotel único. Está ubicado en la avenida Andrassy, los Campos Elíseos de Budapest, la calle comercial más lujosa de capital húngara, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

El hotel W Budapest dispondrá de 151 habitaciones y suites, incluida la suite Extreme WOW, la apuesta de la marca por la extrema comodidad y lujo de una suite presidencial. El servicio que ofrece el hotel a todos sus huéspedes se enorgullece de cumplir la filosofía «cualquier cosa en cualquier parte» de satisfacer todas las solicitudes de sus clientes allí donde lo deseen. Como el protagonista de la película de Wes Anderson interpretado por Ralph Fiennes intentaba cumplir con la mayor eficacia y discreción.

La capital húngara se ha convertido en epicentro turístico de Centroeuropa, junto a Praga y Viena, por la convergencia de una activa comunidad creativa y una economía próspera en la que la mezcla de la tradición histórica y el diseño innovador es el dinámico escenario que buscaba la cadena de lujo para ofrecer a sus clientes.

Budapest, dividida en dos por el río Danubio, dispone de atractivos históricos para visitar, desde el Parlamento al Bastión de los Pescadores, el Puente de las Cadenas, el mercado central, o el castillo de Buda, además del barrio judío donde se encuentra la sinagoga y el cementerio. Únicos en Europa son sus balnearios de aguas termales, desde el popular al aire libre de Széchenyi hasta el Gellert, cuya piscina central rodeada de columnas y estatuas de mármol ha sido escenario de anuncios y películas.

Fiel a ese contraste de ostentoso pasado histórico y fuente de nuevas corrientes, en Budapest se pueden encontrar los cafés más lujosos y barrocos del mundo, como el New York Café, cuyo ambiente recuerda a un teatro o a un palacio versallesco, y los improvisados bares y restaurantes conocidos como ruin bars. Abiertos en edificios y patios abandonados, amueblados con palés de madera o sillas desparejadas, y decorados con street art, fueron los pioneros del auténtico shabby chic antes de que este estilo tuviera ese nombre y se extendiera a todo el mundo. Frecuentados por los jóvenes por sus precios asequibles y ambiente informal, son una mezcla de los biergarten alemanes y los edificios okupados.