En Un hambre insaciable Italia es el lugar favorito de su protagonista para desconectar y disfrutar de la buena gastronomía./bogdan dada/unsplash
En Un hambre insaciable Italia es el lugar favorito de su protagonista para desconectar y disfrutar de la buena gastronomía. / bogdan dada/unsplash

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Foodie, crítica gastronómica y asesina en serie: la mejor novela que no estás leyendo tiene a la protagonista más peligrosa e ingeniosa de la literatura

Narrado en primera persona, con una prosa mordaz, satírica y feminista, Un hambre insaciable (Alpha Decay) es el divertido e inquietante relato con el que su autora, la periodista Chelsea G. Summers, debuta en la literatura.

Febrero está siendo un gran mes para los amantes de los libros y, además de disfrutar del arranque del fenómeno editorial que arrasa en todo el mundo, este mes podemos encontrar en nuestra librería favorita la novela con la protagonista más peligrosa e ingeniosa de la literatura, Dorothy Daniels. Ella misma se encarga de contar su historia en Un hambre insaciable, editado en España por Alpha Decay, un divertido e inquietante relato que, sin duda, nos ha conquistado.

Foodie, crítica gastronómica y asesina en serie, porque nadie es perfecto, Daniels y su historia es una creación de Chelsea G. Summers, académica y profesora doctorada que dejó la enseñanza para pasarse al periodismo. Y que, tal vez por la crisis de la mediana edad, a sus 51 años decidió «que no quería morir sin haber terminado una novela o sin haber vengado mi corazón destrozado por los hombres que me hicieron daño». Ojalá todas las crisis personales produjesen algo tan incisivo y adictivo como Un hambre insaciable.

En poco más de trescientas páginas, divididas en 19 capítulos que llevan el título de ingredientes, platos o bebidas, Summers venga sus fracasos sentimentales con una novela en la que la gastronomía, el feminismo y el crimen se unen a través de una mujer de opiniones (envidiablemente) claras, una verborrea fluida como un manantial y una insaciable sed de venganza.

Amante de la buena gastronomía

La protagonista de Un hambre insaciable narra su historia desde la cárcel, y el crimen que le ha llevado ahí ocupa el primer capítulo, el mismo en el que intuímos que no ha sido el único. El desenlace está claro, pero la mordacidad de esta mujer de mediana edad, su capacidad descriptiva y crítica como experta gastronómica y su brutal honestidad a la hora de hablar de su pasado te enganchan a su historia. Y a su causa.

Ottomanelli Bros. un restaurante neoyorquino que bien podría haber visitado Dorothy. Hans Vivek / Unsplash

Publicado inicialmente como audiolibro en 2019, y posteriormente llevado al papel, a la hora de hablar de Un hambre insaciable en Estados Unidos la crítica especializada ha hecho referencia a tres de los personajes más míticos, y quizá más terribles, de la historia de la literatura: Humbert Humbert, de Lolita, Hannibal Lecter, que no creo que necesite ser presentado, y Patrick Bateman, protagonista de American Psycho.

Daniels es un trasunto de todos ellos, siendo ella única: tan exquisita en lo gastronómico, tan calculadora en lo sentimental, tan crítica sobre la posición de la mujer en el mundo. «... Aprendí que ser mujer es algo tan prefabricado, maquinal, desangelado y miserablemente capitalista como una Big Mac. No importa que sea auténtica. Lo único que importa es que esté buena» escribe entre rejas.

Sin pasar por la carnicería

Con Nueva York e Italia como escenario, la experiencia periodística de Summers y los cambios que han experimentado los medios de comunicación en las dos últimas décadas también están presentes en la afilada prosa de la escritora. Crítica gastronómica accidental, Daniels se jacta de su poder, «has querido comer trufa porque alguien como yo te dijo que la comieras». Pero también experimenta que «el mundo de las revistas está cambiando».

Portada de la edición española de Un hambre Insaciable, la novela de Chelsea G. Summers. / Alpha Decay

Y se queja del escaso respeto que se tiene por su profesión, en la que es necesario «aunar lo carnal con lo lingüístico». Precisamente esta capacidad, la de explicarte un plato con un delicioso acierto como para llevártelo de las páginas al paladar, es otro de los grandes valores de la novela. Especialmente para los amantes de la cocina italiana, por la que Daniels siente verdadera pasión.

Lo de menos en Un hambre insaciable es que su protagonista no siente demasiados remordimientos a la hora de acabar con una relación de forma radical y definitiva. Que no le importe rebuscar entre vísceras o llevar un hígado en la maleta. Que no se conforme con ir a una carnicería para experimentar en la cocina. Dorothy es una mujer peligrosa pero también es puro ingenio. Es terrible sí, pero es que las mujeres también tienen derecho a serlo. Y yo os recomiendo conocerla.

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