RELACIONES FAMILIARES
RELACIONES FAMILIARES
Madre no hay más que una, que dice el refrán, aunque sabemos que eso no es del todo cierto. Pero hay veces, que con una es más que suficiente. Una madre puede ser quien te cuida, te protege y te acompaña en tu camino hacia la edad adulta o puede ser quien te acompleje, no te deje volar o te agobie con constantes críticas hacia tu forma de ser o de actuar.
Convivir con una madre tóxica puede ser una experiencia que marque tu vida. La relación con este tipo de persona se caracteriza por un estrés constante, manipulación emocional y una falta de apoyo genuino, según explican los psicólogos de Unobravo. Y estas características son más extremas en el caso de la relación madre tóxica-hija.
«Las madres tóxicas con hijas suelen proyectar sus propias inseguridades y frustraciones, generando un ambiente de tensión y conflicto constante«, advierten los expertos. Ser hija de una madre tóxica implica enfrentarse a críticas constantes y a una exigencia desmesurada, pudiendo desarrollar problemas como una baja autoestima y ansiedad.
Pero esto no se queda en la infancia y la adolescencia, sino que también puede tener repercusiones en la vida adulta. «Las madres tóxicas con hijas adultas continúan influyendo negativamente, dificultando la independencia emocional y la capacidad de establecer relaciones saludables«, aseguran desde Unobravo.
1. Madre tóxica manipuladora: este tipo de madre utiliza el sentimento de culpa y la manipulación emocional para controlar a sus hijos. La madre tóxica manipuladora puede hacer que sus hijos se sientan responsables de su felicidad y bienestar, generando una dependencia emocional insana.
2. Madre tóxica depresiva: la madre tóxica depresiva proyecta su tristeza y desesperanza en sus hijos, esperando que ellos asuman el rol de cuidadores emocionales. Esta situación puede llevar a los hijos a sentirse responsables del bienestar psicológico de su madre, afectando a su propia salud mental.
Si la relación no mejora, a veces es necesario alejarse de una madre tóxica. /
3. Madre tóxica controladora: las controladoras tratan de dirigir cada aspecto de la vida de sus hijos, desde sus decisiones personales (como elegir pareja) hasta sus elecciones profesionales (como decidir qué estudiar o dónde trabajar). Este control impide que los hijos desarrollen una autonomía saludable.
4. Madre tóxica víctima: la madre tóxica víctima se presenta siempre como la madre más sufrida, esperando compasión y una atención constante por parte de sus hijos. Utiliza la victimización para manipularles y conseguir siempre lo que quiere, generando un ambiente de culpa y obligación.
5. Madre tóxica narcisista: es aquella que se centra excesivamente en sus propias necesidades y deseos, esperando que sus hijos satisfagan sus expectativas. Esta actitud puede llevar a los hijos a sentirse insuficientes y a buscar constantemente la aprobación materna sin alcanzarla nunca.
Lidiar con una madre tóxica es muy difícil, pero pueden adquirirse herramientas para sobrellevarlo. Lo primero es aprender a ponerle límites, lo que significa no ceder ante su manipulación o su intento de hacerte sentir culpable. Es importante aprender a decir no y atender a tus propias necesidades y bienestar psicológico.
Cuidar de tu bienestar psicológico es fundamental. Hay que comenzar por practicar el autocuidado y asegurarte de que tus propias necesidades están siendo atendidas, realizando actividades que te relajen y te hagan sentir bien, como el ejercicio, la meditación o simplemente pasar tiempo con tus amigos.
A veces es necesario pedir ayuda de un psicólogo especialista en terapia familiar para ayudar a mejorar la comunicación entre los miembros de la familia. Pueden ser sesiones conjuntas e individuales en las que se abordan las dinámicas familiares y tu propia respuesta ante esta relación.
Y si nada de esto funciona, a veces lo único que puedes hacer es alejarte de tu madre para proteger tu salud mental y emocional. No se trata de una decisión fácil, pero si el intento de manipulación continúa y la madre tóxica no está dispuesta a solucionarlo, quizá sea la decisión definitiva.