TRAGEDIA EN VALENCIA

Los consejos de dos psicólogos de emergencias para superar la tragedia de la DANA: «Los seres humanos somos vulnerables pero también resilientes»

Hemos hablado con dos psicólogos especializados en catástrofes para que nos expliquen cómo se puede afrontar emocionalmente esta tragedia que es personal pero también colectiva.

La víctimas de la DANA en Valencia luchan por recuperar sus vidas. / / gtres

Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

No están curados de espanto. Se sobrecogen como cualquiera. Así nos lo hace ver Jesús Leandro Pérez, psicólogo especializado en emergencias, cuando le preguntamos cuál fue su reacción al enterarse de la furia desproporcionada de la tormenta que arrasó la Huerta Sur de Valencia. «Primero me quedé bastante sorprendido de las dimensiones que cogió esta DANA. Parece increíble que en ciudades preparadas y del primer mundo puedan llegar a pasar este tipo de cosas. Casi que no me lo creo». Su mirada profesional estaba desde el primer momento arropando a las víctimas. Como han hecho estos días la chef Pepa Muñoz y la World Central Kitchen a su manera.

Jesús Leandro es responsable del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes (GIPEC) del Colegio Oficial de Psicología de la Región de Murcia y sabe bien de lo que habla. A este grupo le correspondió abrigar emocionalmente, por ejemplo, a los damnificados del terremoto de Lorca en 2011. En estos momentos está impactado y a la espera de que les convoquen para acudir a la zona cero valenciana y así ayudar a los afectados . Mientras tanto, ha querido compartir con nosotros su experiencia y algunas recomendaciones que pueden ayudar a superar emocionalmente esta desgracia que es personal pero también colectiva.

El fango siempre fue una metáfora de la desolación -basta ver las películas de Tarkovski-. Y, por cubrir, cubre y encubre muchas heridas emocionales que se abren como grietas de pared. «Son situaciones de mucho descontrol, con emociones muy intensas, que si no se gestionan bien, pueden dar lugar a problemas psicológicos o psiquiátricos mayores, tipo estrés postraumático y otro tipo de trastornos», explica este especialista. Llegan los bomberos, los integrantes de la UME, los cuerpos de seguridad del Estado, los soldados del buque Galicia… Y los psicólogos, ¿cuándo les toca a ellos?

A Leandro el terremoto de Lorca le enseñó que «la intervención inicial suele ayudar mucho y previene en gran medida que se vaya a peor». También aprendió entonces que la coordinación es difícil pero crucial. Ahora mismo está tramándose y ya hay psicólogos desplazados de otras provincias. Vaya por delante que el panorama con el que se encuentran estos profesionales es indescriptible más allá de lo obvio. Han de entrar en esos otros sótanos de tan difícil acceso donde se agitan y revuelven nuestras emociones.

Tristeza, desgarro o ira hasta llegar a la aceptación

Al margen del río de barro que se echó encima sin piedad sobre pueblos como Paiporta, donde los reyes Felipe y Letizia vivieron su momento más duro , Aldaia o Massanassa, hay que seguir poniéndose a salvo. Pero ¿cómo superar una situación así? El psicólogo indica que «lo primero es asegurarse de que las víctimas tengan una casa. El tema material es importante. Que salgan a la puerta y ya no vean todos sus enseres en la calle y todo cubierto de barro».

«A partir de ahí -sigue narrando- es cuestión de ir aceptando poco a poco lo que ha pasado. Hasta ese momento habrá todo tipo de expresiones de negación, de tristeza, de desgarro, de ira, de buscar un culpable». Hay que pasar el duelo y no saltarse las fases que conlleva toda recuperación emocional.

Natalia Lorenzo también es psicóloga especializada en emergencias y catástrofes, en su caso del Colegio Oficial de Psicología de Asturias. Acumula 25 años ya en este terreno y, como su compañero murciano, tacha lo ocurrido de «gran catástrofe de dimensiones desconocidas en este país». Nadie está preparado para algo así.

En los pueblos más afectados siguen sufriendo las consecuencias de la DANA. / gtres

Tras la tormenta, la serenidad manda a todos los niveles: «Tenemos que actuar con mucha calma, con mucha seguridad en lo que hacemos, escuchar mucho a las víctimas, que son las que tienen que hablar». Igualmente es clave que circule y llegue a su destino información clara y precisa: «La falta de información genera mucha incertidumbre en las personas, y eso genera malestar emocional y psicológico».

Se trata, tal y como nos detalla Natalia, de «dar instrucciones simples para que los afectados se puedan centrar en tareas muy concretas y también, por supuesto, de cubrir sus necesidades. Esa necesidad de seguridad, de reconectar, de estar con sus familiares o sus amistades, de ver que los profesionales de la emergencia hacen todo lo posible».

Vulnerabilidad, resiliencia y empatía, tres palabras clave

En estas situaciones extremas, el hombre se enfrenta a sí mismo y a su desnudez frente a la naturaleza. Jesús Leandro Pérez nos pone ante el espejo: «Somos muy vulnerables, pero al mismo tiempo muy resilientes», y eso no hay que olvidarlo.

A esto Natalia Lorenzo añade que «nuestra función siempre va a ser preventiva. Intentar trabajar de tal forma que la persona se sienta acompañada, escuchada sin ser juzgada». Coincide con Jesús Leandro al afirmar que «al final todos somos resilientes». Y alude al crecimiento postraumático : «Después de estos acontecimientos, las personas desarrollan más sus estrategias, sus habilidades de afrontamiento y sus recursos psicológicos, y se vuelven más fuertes. La mayor parte, no todo el mundo. Lógicamente, hay quienes se hunden y acaban teniendo trastornos importantes». De ahí que siempre sea buena idea contar con un psicólogo.

Sin duda, la crecida del barranco del Poyo el fatídico 29 de octubre que terminó en tragedia con mayúsculas, con más de 200 muertos y casi un centenar de desaparecidos, ha pasado ya a la historia de nuestro país, de nuestros días y nuestras vidas. Nos ha marcado a fuego. ¿Qué hacer? «Siempre hay un antes y un después de un suceso así. Lo que tenemos que intentar es que no se convierta en un trauma. Todos hemos vivido situaciones de pérdida, más o menos importantes. Una buena gestión emocional hará que con el tiempo sea una mala etapa y no se convierta en algo que nos invalide».

Cómo gestionar el exceso de información sobre la DANA

Otro asunto que tienen los psicólogos entre sus preocupaciones de cabecera es el exceso de noticias sobre la tragedia de la DANA , que también puede contribuir a que no se cierren las heridas. Leandro subraya que debemos «intentar dosificar toda la información que nos va llegando porque, si no, ahora mismo estaríamos 24 horas viendo lo mismo, muchas experiencias personales y todas las disputas políticas. Y eso genera mucha más ira. Con la información lo mejor es saber cortar».

Los voluntarios siguen trabajando en Valencia para paliar las consecuencias de la DANA. / gtres

Cuidado en este punto con los bulos y las imágenes sacadas de contexto, que «influyen muchísimo a la población en general, así que imagínate a los afectados», asegura Natalia.

Proteger a los menores es prioritario

También hay que proteger a los menores de esta avalancha informativa y «controlar su acceso a las noticias porque es una saturación que nos lleva a veces a normalizar situaciones que no son normales», aconseja Jesús Leandro. Esto incluye a los jóvenes, que por edad están empezando a construir su mundo y ahora parece que se destruye. Aquí aboga por mantener la esperanza, esa vieja conocida: « Los jóvenes pueden ser más vulnerables, pero su capacidad de resiliencia suele ser mayor».

Hay un lamento que flota en el ambiente. Cómo continuar cuando se nos ha quitado la fiesta de las ganas. «Efectivamente, tenemos una sensación de culpa», ante la cual Leandro Pérez recomienda «colaborar como cada uno quiera o pueda». A la vez recalca que «eso no significa que la vida no continúe. Que salgas porque has quedado con amigos no quiere decir que estés haciendo una negación de lo que está pasando. Inevitablemente todos tenemos una angustia interna, porque se ha puesto en evidencia nuestra vulnerabilidad. Vivimos en un estado de seguridad y estamos viendo que somos vulnerables».

Una ola de solidaridad

Somos vulnerables, resilientes y empáticos. Esta catástrofe, que ha movilizado a famosos como Penélope Cruz o Aitana , también ha dejado huella en la lejanía, sin que se haya vivido en primera persona. De eso también nos habla el responsable del GIPEC de Murcia: «Por suerte hay una ola de solidaridad. Quien esté más cerca puede echar una mano, siempre buscando los canales oficiales para ayudar». Recordamos que la DANA se cebó con Valencia, pero también hizo lo suyo con rincones de Castilla-La Mancha y Andalucía.

Después la pauta sería «continuar con la vida siendo conscientes de lo que ha pasado. Todo el mundo tiene que encajarlo. Tenemos miedo a que nos pueda pasar a nosotros y debemos aprender a protegernos». Ante estos cataclismos que lo paralizan todo, lo normal es que estos profesionales sean especialistas en emergencias, con formación muy específica «porque estamos hablando de emociones muy intensas».

Como los otros intervinientes (bomberos, militares, sanitarios...), los psicólogos se desplazan «al lugar donde ocurren los hechos, pero el trabajo no es en el barro, no es en la zona cero. Tenemos que estar en lugares habilitados y adecuados, carpas o pabellones donde poder atender a las personas con la intimidad y el tacto que se merecen», cuenta Natalia Lorenzo. Tanto ella desde Gijón como Jesús Leandro Pérez desde Murcia están listos para salir corriendo. ¿El destino? Sin duda, ayudar a los afectados por la DANA en Valencia.

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