psicología inversa Si no paras de discutir con tu pareja este verano, usa esta frase para acabar con las peleas

El terapeuta Terrence Real comparte los cuatro pasos a seguir cuando te has empezado a montar «películas en tu cabeza».

Sarah Jessica Parker y Chris Noth en una escena de Sexo en Nueva York. / HBO

Sara Flamenco
Sara Flamenco

Hay veces que, por mucho que lo intentemos, no podemos evitar que una discusión termine en pelea , aunque inicialmente haya comenzado como un inocente intercambio de puntos de vista. Otras veces, alguien te echa la bronca y nos vemos obligadas a frenar la discusión desde la calma para que el nivel de intensidad no siga subiendo. Y otras tantas veces, esas situaciones se dan en nuestra propia pareja, generalmente por malos entendidos que terminan en una explosión, como si fuéramos ollas a presión.

Según el terapeuta familiar Terrence Real, autor del libro Us: Getting Past You and Me to Build a More Loving Relationship (Nosotros: superando el tú y yo para construir una relación más afectuosa), existe una práctica muy habitual en las relaciones que tiende a sabotear todo tipo de comunicación. Algunos la llaman «la historia que me estoy inventando» y consiste en imaginar lo que tu pareja está pensando o sintiendo en lugar de preguntárselo directamente.

Esta forma de actuar, que el terapeuta denomina «narración inconsciente», puede intensificar una discusión al distorsionar lo que está ocurriendo realmente, pasando a pensar que lo que tu pareja hace o siente es, en realidad, una afrenta hacia a ti realizada con mala intención.

Para que esto no ocurra, Real aconseja compartir lo que tú has percibido como un desaire utilizando una herramienta terapéutica conocida como «la rueda de la retroalimentación». Se trata de un método muy simple que consta de cuatro pasos adaptado del trabajo de la terapeuta Janet Hurley, que ayuda a las personas a compartir sus problemas para acelerar el proceso de reparación.

Nicole Kidman y Alexander Skarsgård en una escena de la serie Big Little Lies. / HBO

En qué consiste la rueda de la retroalimentación

«Cuando te encuentres en una espiral de contarte historias, haz una pausa y recuerda que, aunque no lo creas en ese momento, realmente quieres a la persona que te está molestando« afirma Real. »Luego pregúntale si es un buen momento para hablar y si está dispuesto a escuchar tus frustraciones, usa estos cuatro pasos«:

1. Lo que yo he visto o escuchado

Terrence Real te anima a describir lo que ha ocurrido en una sola oración pero centrándote sólo en los hechos, «en lo que una cámara podría grabar», aconseja. La clave de este primer paso es la brevedad, contar sólo lo que ha ocurrido en pocas palabras, sin añadirle ningún tipo de juicio.

Un ejemplo sería: Te he preguntado si puedes ayudarme a lavar los platos y tú estás sentado en el sofá mirando el móvil y no me has contestado.

2. Lo que he inventado al respecto

En este punto se trata de explicar tu punto de vista más personal sobre lo que ha ocurrido, examinando de este modo tus propias emociones. Hay que tener en cuenta, que las historias que nos contamos a nosotros mismos con respecto a lo que hace o siente otra persona están influidas por nuestro propio estado mental. Este paso ayuda a reconocer que nuestra percepción puede no ajustarse a la realidad, asumiendo de este modo un cierto grado de responsabilidad.

Un ejemplo sería: Como no me has contestado he creído que tú pensabas que no querías ayudarme porque tu tiempo vale más que el mío.

Jennifer Aniston y David Schwimmer en una escena de Friends. / HBO

3. Lo que he sentido

Ahora toca tomarte un tiempo para concentrarte en tus propias emociones para poder describirlas de manera concisa. Sólo hablamos de sentimientos, no pensamientos ni creencias. Es decir, no añadirle ningún juicio de valor a lo que la otra persona ha hecho, sólo hablar de lo que tú sientes ante su actuación.

Un ejemplo sería: Estoy enfadada y me siento herida porque estás mirando tu teléfono móvil mientras yo recojo toda la cocina.

4. Lo que me ayudaría a sentirme mejor

Este es el paso que suele saltarse la mayoría de la gente, según Real. Pero dejar claras tus necesidades es un paso clave en toda comunicación porque «no te puedes quejar de no recibir aquello que nunca pediste», asegura el terapeuta. Olvídate de esos pensamientos que te dicen que tu pareja debería saber lo que quieres o sientes. No es así, o al menos, no siempre.

Un ejemplo sería: Necesito que me ayudes a lavar los platos o al menos que me expliques por qué no lo haces si me ves que lo estoy haciendo todo yo.

Según afirma Real, «al compartir la historia que inventaste, tus sentimientos y tus necesidades, estás pasando de la ira a la vulnerabilidad«, lo que cambia el estado de la conversación, siendo complicado que pueda desembocar en un conflicto siempre y cuando se haga con respeto y desde la calma. Esto ocurre, según el Dr. Solomon, porque «la otra persona responderá sintiéndose agradecida por la vulnerabilidad de su pareja en lugar de culpable o a la defensiva».

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