Una pareja dándose un abrazo. /
El placer no siempre viene de donde lo esperas. Seguramente asocias las sensaciones intensas con el sexo o la estimulación directa de tus zonas erógenas , pero ¿alguna vez has sentido un escalofrío de placer solo con un abrazo o con una caricia en el momento y lugar adecuados? Esa sensación profunda de bienestar, casi electrizante, tiene un nombre: cuddlegasm.
No se trata de un orgasmo en el sentido tradicional, sino de una respuesta del cuerpo ante el contacto físico y la conexión emocional. Puede surgir con un abrazo prolongado, una mano que recorre tu espalda o simplemente estando acurrucada con alguien especial. Pero ¿por qué ocurre? ¿Qué papel juegan el cerebro y las hormonas en esta experiencia? Y lo más importante, ¿cómo puede influir en tu bienestar, tus relaciones y tu sexualidad?
No lo busques en un manual de sexología que tenga más de 10 años, ya que no se trata de un concepto científico. En realidad, es uno de esos términos que se forman acuñando dos palabras clave y que terminan calando en el lenguaje de la calle. En este caso, se trataría de la unión de cuddle, que en inglés significa abrazar o hacerse arrumacos, y orgasm. Se forma así cuddlegasm, y con esta palabra se hace referencia a la sensación de placer intenso que se experimenta cuando te acurrucas con una pareja, sin que necesariamente implique actividad sexual.
No hay una fecha exacta para fijar su aparición; como pasa con tantas otras tendencias, su uso ha ganado popularidad en los últimos años, especialmente en plataformas digitales y redes sociales en las que se discuten nuevos trends en sexualidad y bienestar. Con este concepto, se busca poner de manifiesto la importancia del afecto, el contacto físico y los mimos en las relaciones, tanto personales como íntimas y sexuales.
• Según el Urban Dictionary, el cuddlegasm es «la deliciosa sensación de acostarte con una pareja con la que te sientes extraordinariamente cómodo. Suele ocurrir en los primeros minutos, mientras los cuerpos empiezan a calentarse y sientes que encajan perfectamente, como las piezas de un rompecabezas».
Pese a lo que su nombre sugiere, lo cierto es que el orgasmo no es el objetivo final. Es una metáfora que simboliza el enorme placer y sentimiento de bienestar que se puede obtener cuando te entregas al contacto piel con piel, a las caricias, besos y abrazos. Cuando recibes mimitos, en definitiva. Como explica la sexóloga Carmen Merino, «el cuddlegasm enfatiza la importancia del tacto como herramienta de intimidad en las relaciones, demostrando que el placer no siempre está ligado a la estimulación sexual, sino que también puede surgir de la conexión emocional y el afecto físico».
El cuddlegasm es una experiencia en la que cuerpo y mente se ven beneficiados por un potente cóctel hormonal . «La oxitocina, la dopamina, la serotonina y las endorfinas potencian el placer, el bienestar y la conexión emocional, mientras que la reducción del cortisol ayuda a disminuir el estrés y la ansiedad. Todo esto convierte a los mimos y caricias en una herramienta poderosa para fortalecer las relaciones y mejorar el estado de ánimo», señala la experta.
1. Oxitocina. Conocida como la hormona del amor, la oxitocina se libera durante los abrazos, las caricias y el contacto físico. Su efecto principal es fortalecer los lazos emocionales, reducir el estrés y generar una sensación de seguridad y placer. Es clave en la experiencia del cuddlegasm, ya que potencia la conexión afectiva y puede generar una respuesta de bienestar profundo.
2. Dopamina. Este neurotransmisor está asociado con el placer y la recompensa. Cuando experimentas una interacción afectuosa y placentera, la dopamina se libera, reforzando el deseo de repetir ese comportamiento. En el caso del cuddlegasm, la dopamina puede contribuir a la sensación de euforia y satisfacción.
3. Endorfinas. Son las hormonas responsables de reducir el dolor y generar sensaciones de felicidad y relajación. Durante un abrazo prolongado o una sesión de mimos, las endorfinas pueden aumentar, proporcionando una sensación similar a la de un subidón natural.
4. Serotonina. Es la hormona del bienestar y la estabilidad emocional. Se asocia con la sensación de calma y felicidad, ayudando a reducir la ansiedad y favoreciendo el disfrute del contacto físico.
En conjunto, estas hormonas crean el efecto placentero del cuddlegasm, haciendo que los abrazos y las caricias no solo sean un acto de afecto, sino también una fuente de bienestar físico y emocional.
El cuddlegasm y la sexualidad están estrechamente relacionados, aunque no son lo mismo. Mientras que el cuddlegasm se basa en el placer generado por el afecto físico (abrazos, caricias, mimos), la sexualidad involucra el deseo, la excitación y la respuesta erótica. Sin embargo, hay varios puntos en los que ambos pueden conectarse:
• Aumento de la intimidad y el vínculo emocional. El cuddlegasm fortalece la conexión afectiva, lo que puede mejorar tu vida sexual. La liberación de oxitocina durante los abrazos y las caricias refuerza el apego y la confianza, elementos clave para una sexualidad plena y satisfactoria.
• Placer sin necesidad de excitación sexual. También demuestra que el placer físico no siempre tiene que estar vinculado a la excitación sexual o al orgasmo. «Muchas personas experimentan sensaciones intensamente placenteras solo con el contacto físico, lo que amplía la visión de la sexualidad y el placer más allá de la genitalidad», explica Carmen Merino.
• Puente entre el afecto y la pasión. Los momentos de mimos y caricias pueden actuar como un preludio del deseo, ayudando a despertar la sensibilidad y la conexión con la pareja. En algunos casos, el cuddlegasm puede evolucionar hacia la excitación sexual, ya que el contacto físico activa neurotransmisores y hormonas que también están involucradas en la respuesta erótica.
• Bienestar post-sexual. Después del sexo, muchas parejas experimentan la necesidad de acurrucarse y mantener contacto físico. Esto no solo prolonga la sensación de placer y bienestar, sino que también refuerza la conexión emocional, gracias a la oxitocina y las endorfinas liberadas.
Por tanto, el cuddlegasm puede enriquecer tu experiencia sexual al destacar el poder del contacto físico como fuente de placer y conexión, sin que necesariamente tenga que derivar en un encuentro sexual.
El cuddlegasm no es solo un efecto espontáneo del contacto físico; también se puede potenciar con técnicas específicas que maximizan el placer y la conexión emocional. «Desde la respiración sincronizada hasta la estimulación de zonas sensibles, con pequeños ajustes puedes intensificar la sensación de bienestar y relajación. La clave está en la intención, la presencia y el ritmo adecuado para convertir un simple abrazo en una experiencia sensorial profunda», señala la experta.
1. Respiración sincronizada. Coordinar la respiración con la de tu pareja o compañero de abrazos ayuda a crear una sensación de conexión profunda. Inhalar y exhalar al mismo ritmo favorece la relajación y potencia la liberación de oxitocina.
2. Contacto piel con piel. Eliminando barreras como la ropa gruesa, el contacto directo con la piel potencia la estimulación de los receptores táctiles, haciendo que el cuerpo libere más endorfinas y serotonina, lo que aumenta la sensación de placer.
3. Caricias lentas y conscientes. En lugar de movimientos rápidos o mecánicos, las caricias suaves y pausadas permiten que el cuerpo registre cada sensación con mayor intensidad. Pasar las yemas de los dedos por la espalda, brazos o cuello con movimientos ligeros puede intensificar el efecto del cuddlegasm.
4. Exploración de zonas erógenas no sexuales. Algunas áreas del cuerpo son altamente sensibles sin ser necesariamente sexuales, como la parte interna de los brazos, la nuca o la zona detrás de las rodillas. Estimular estos puntos con caricias sutiles o presión ligera puede amplificar el placer.
5. Abrazo en posición de cucharita. Esta postura favorece la seguridad, la comodidad y el flujo de hormonas del apego. Además, el contacto prolongado entre el pecho y la espalda puede generar una sensación envolvente de bienestar.
6. Uso de texturas y temperatura. Alternar entre caricias con la mano, la punta de los dedos o incluso con materiales suaves como plumas o seda puede despertar diferentes sensaciones placenteras. También jugar con contrastes de temperatura, como una mano caliente sobre la piel fresca, puede potenciar la experiencia.
7. Masajes ligeros. Aplicar una ligera presión en puntos clave, como la base del cráneo o la parte baja de la espalda, ayuda a liberar tensión y aumenta la sensación de placer. Un masaje suave en el cuero cabelludo también puede desencadenar una respuesta similar al cuddlegasm.
8. Atención plena (mindfulness del tacto). Enfocarse en las sensaciones y en la conexión del momento, sin distracciones, intensifica la experiencia. Cerrar los ojos y centrarse en la respiración y el contacto físico puede hacer que el placer se vuelva más profundo y envolvente.