Sisifemia, el nuevo trastorno laboral que puede amargarte la vida

No llegas a nada. O, para hacerlo, alargas tu jornada laboral mucho más de lo razonable cada día. Vives abrumada por la carga mental de las tareas pendientes y un volumen de trabajo que, en condiciones razonables, deberían asumir dos o tres personas. Súmale el desgaste por las tareas repetitivas, la falta de reconocimiento o de proyección profesional y ya tienes la fórmula para un nuevo trastorno laboral. Hablamos de la sisifemia.

Acuñado por los médicos José Manuel Vicente y Araceli López-Guillén en un artículo académico publicado en 2022, la sisifemia se define como « el agotamiento físico y mental de un trabajador sometido a tener que lograr objetivos inalcanzables, con una dedicación extenuante y alargando la jornada« y se produce por un «desequilibrio entre la alta demanda de trabajo y la capacidad de respuesta dentro de la jornada laboral». En términos más coloquiales, también se ha descrito como el «cansancio del trabajador incansable»

Este trastorno de nuevo cuño le debe su nombre a Sísifo, un personaje de la mitología griega que vivía condenado a empujar una gran roca hasta la cima de una montaña, antes de verla caer y empezar otra vez. Un bucle similar al que sufren los profesionales que se ven atrapados en la clase de rutina laboral de alta exigencia en la que, sencillamente, no es posible llegar a todo.

Ese sentimiento de frustración, que a veces puede ser obsesivo y hasta patológico, puede derivar también en la llamada dismorfia de la productividad, que provoca que una persona sienta que no es todo lo productiva que debería , independientemente de su dedicación o esfuerzo.

El retrato robot de quienes lo padecen empieza por una personalidad excesivamente perfeccionista y meticulosa y sigue por una gran autoexigencia y un sentido desmedido de la responsabilidad. Es habitual que respondan al exceso de trabajo con más dedicación: alargando las jornadas, llevándose tareas de la oficina a casa y sin respetar ni las vacaciones ni los fines de semana.

La obsesión por el trabajo y la angustia por no llegar a todo se traduce, casi siempre, en un enorme agotamiento, tanto mental como físico. Pero hay más: dolores de cabeza o de espalda, hipertensión, pero también obesidad y, por supuesto, cuadros de estrés y ansiedad . A veces, abusan de sustancias estimulantes para superar la jornada laboral y es habitual que no descansen bien o padezcan trastornos del sueño.

Y hay sectores y profesiones más «sisifémicos» que otros. Según Vicente se da, sobre todo, en trabajos «de carácter apremiante, con urgencia en la resolución y de gran carga mental». Por ejemplo, la prensa y la comunicación, el sector sanitario, el tecnológico, el financiero, pero también las consultorías o los despachos de abogados.

Quienes teletrabajan no se libran. De hecho, ellos, pero también los freelance y los trabajadores autónomos, lo sufren de una manera especial: las jornadas laborales se alargan, la desconexión digital se complica, el límite entre lo profesional y lo doméstico se diluye… Y la sisifemia campa a sus anchas.

Aunque comparte algunos rasgos comunes con el síndrome del burnout o la adicción al trabajo , no hablamos de la misma situación. El workaholic trabaja mucho por la necesidad de complacer, quien padece sisifemia se ve empujado a hacerlo por la sobrecarga de trabajo, la urgencia de los plazos y los objetivos inalcanzables. Y ponerle remedio no es sencillo. Aunque los profesionales pueden tratar de poner límites (o directamente dejar el trabajo) la solución está en el tejado de las empresas y la cultura corporativa, que deben, fundamentalmente, adecuar la carga de trabajo al tamaño plantilla.