Jamie Lee Curtis en la alfombra roja de los SAG, donde ganó el premio a la mejor actriz secundaria. /
La ceremonia de entrega de los premios SAG, la pasada madrugada, ha sido la escenificación definitiva de que muchas cosas han cambiado en Hollywood en muy poco tiempo. Especialmente, para las mujeres. Y, sobre todo, para las mujeres de una determinada edad. Jamie Lee Curtis y Michelle Yeoh , estrellas de Todo a la vez en todas partes, se hacían con los premios de mejor actriz secundaria y protagonista y lo celebraban con un eurófico beso en los labios, que se ha convertido en el momento viral de la ceremonia. Yeoh, además, daba el discurso más emotivo y lagrimógino de la noche: «Este premio no es solo para mí, sino para todas las niñas que se parecen a mí».
Jennifer Coollige, estrella de The white lotus , también tenía su momento sobre el escenario (y su premio a la mejor actriz de reparto en una serie de televisión) certificando que aunque el edadismo no ha desaparecido de Hollywood (afirmar lo contrario sería engañar y engañarse) desde luego está perdiendo fuelle.
Jennifer Coollige en Vigilante, la serie de Netflix. /
Curtis (64) Yeoh (60) y Coolidge (62) no son casos aislados sino paradigmáticos. Famosa por la saga Hallowen y por pertenecer a la aristocracia de la industria del cine, pero también por ser una secundaria infalible, Jamie Lee Curtis brilló en 2019 con Puñales por la espalda antes de conquistar su primera nominación al Oscar por Todo a la vez en todas partes después de 45 años de carrera brillante e ininterrumpida.
Una trayectoria muy similar a la de su compañera de reparto. Yeoh, actriz malaya de origen chino, entró en el radar del cine occidental gracias a cintas como El tigre y el dragón o Memorias de una geisha, hasta convertirse en 2008 (y según la plataforma especializada Rotten Tomatoes) en la más importante heroína de acción de la historia del cine. Sin embargo, el reconocimiento le ha llegado ahora, gracias a una película que los directores y guionistas, Daniel Kwan and Daniel Scheinert, escribieron pensando en ella. Aunque Cate Blanchett sigue siendo la favorita en todas las quinielas por su trabajo en TAR, el premio del sindicato de actores que Yeoh acaba llevarse a casa abre la carrera hacia el Oscar en su recta final.
Michelle Yeoh, protagonista de Todo a la vez en todas partes, competirá por el Oscar con Cate Blanchett. /
Pero si alguien representa esta pequeña revolución de las veteranas esa es Jennifer Coolidge. Relegada a las comedias más o menos absurdas (y más menos obscenas) como American Pie (su papel como la madre de Stifler marcó su carrera a finales de los 90), Una rubia muy legal o Una cenicienta moderna, The white lotus ha significado un antes y después en su carrera. Tanya, la multimillonaria sumida en una perpetua crisis existencial que su amigo Mike White escribió expresamente para ella, la ha convertido en una estrella global poco después de cumplir los 60 y, en su caso, contra cualquier pronóstico razonable. Desde entonces, le llueven los proyectos: desde la serie de Netflix Vigilante (de Ryan Murphy) hasta Una boda explosiva, la última comedia romántica de Jennifer Lopez.
Pero esta temporada de premios tiene otra protagonista que también cumple con el perfil: Angela Basset, una veterana de la gran pantalla con más de 40 años de carrera a sus espaldas, aspira este año al Oscar (no lo hacía desde 1993 por el biopic en el que dio vida a Tina Turner) por su interpretación en Black Panther: Wakanda Forever, un taquillazo que ha recaudado más de 800 millones de dólares en todo el mundo.
Angela Basset está nominada al Oscar como mejor actriz de reparto por Black Panther: Wakanda Forever. /
Pero la lista sigue: Frances McDormand (dos de sus tres Oscars son fruto de su filmografía más tardía), Christine Baranski (abonada al éxito televisivo primero en The Good wife y después, en The good fight), Emma Thompson, capaz de protagonizar supreproducciones multimillonarias (Cruella) y cintas indies de las que ponen de rodillas a la crítica ( Buena suerte, Leo Grande)...
¿Pura casualidad o cambio de paradigma? Con un poco suerte, la segunda. Al fin y al cabo, no hace tanto que cumplir 40 (y no digamos estrenarse en la generación silver) era una condena al ostracismo para las actrices más cotizadas de la industria. O que Meryl Streep (con sus 21 nominaciones y sus tres Oscars) y Glenn Close (que desde que cumplió 60 ha cosechado tres nominaciones, aunque sigue teniendo cero estatuillas en propiedad) fueran siempre la única excepción a la norma. Que se lo cuenten a Michelle Pfeiffer, Sharon Stone o Meg Ryan.
En poco tiempo la diversidad, también la que tiene ver con la fecha de nacimiento, ha pasado de ser el discurso políticamente correcto a convertirse en una realidad tozuda que, además, se ha probado tremendamente rentable para la industria. Con apenas 14 millones de presupuesto, Todo a la vez en todas partes ha recaudado más de 107 millones en la taquilla y es, sin ningún género de dudas y más allá de lo que digan los premios, la película del año. Una película que, además, desafía todos los códigos gracias a la experiencia y el talento de dos actrices veteranas, pero sobradamente preparadas para dominar la industria de Hollywood.